¡Buenas gente bonita! Espero que la estén pasando bien ^^
Como dice el título me sumo al Flufftober de este año wii
Les juro que intenté hacerlo con parejas variadas pero me salió puro amor de Suguboo y Satoboo y dije ya que, ¡que consuma mi alma!
Notarán que el fluff no es mi fuerte (jajan't) pero lo importante es que se aman ¿No? ¿No? aahh
Bueno, dejo de delirar (jajan't x2) Serán one-shots y drabbles autoconclusivos que ojalá disfruten mucho <3
(no sé si debo colocar las consignas antes de cada historia o cómo se hace esto aiuda c,: )
PD: como estoy súper loca, además me sumo al Kinktober jijiji también ya disponible wii los espero por allí c:
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DÍA 1
TODO SALDRÁ BIEN
Satoru se encontraba en un problema. Algo estúpido e insignificante, si, totalmente sí, pero... Agh. ¿Cómo iba a salir de esta sin quedar como un idiota? Muy buena pregunta. Muy buena, en realidad.
Suguru volvía a mirarlo. No había nada raro en ello, simplemente estaba estirando el brazo para tomar otro puñado de palomitas del tarro posado entre ellos en las butacas del cine y en el medio de esa acción alzó la vista para verlo y ya; sin ninguna pretensión más que posar sus ojos en él.
Todo estalló dentro de Satoru como respuesta a ese estímulo. El universo en llamas contenido en las paredes de su tierno y blando corazón; y ahí estaba el problema.
Finalmente había conseguido su objetivo: ser novio de Suguru Geto. Tras meses de incesantes ires y venires —de parte de Satoru— su sueño irrealizable se realizó y ahora la pregunta de ¿Qué rayos sigue ahora? le atenazaba las entrañas.
Suguru no parecía tener ese dilema. Claro, para el chico no era su primera relación. Quizás, esperaba Satoru, sería la última y más duradera, pero no la primera. Suguru ya tenía experiencia. Sabía qué hacer, que se esperaba de él y de Satoru, cosa que Satoru se moría por preguntar, no obstante...
—¿Satoru? Estás verde. ¿Seguro que te encuentras bien? —Satoru se sobresaltó, dando un pequeño brinquito en el lugar, arrancándole una expresión preocupada a Suguru que acercó el rostro para observarlo con curiosidad. Mal hecho, ahora el calor inundaba el rostro de Satoru, enrojeciendo hasta sus orejas—. Tú no estás bien —se respondió solo Suguru— te llevo a casa ahora mismo.
—No, no, espera... —Posó su mano con rapidez sobre el brazo del otro para detenerlo en la acción de rebuscar en el bolsillo las llaves de su motocicleta. Que estúpido se sentía. Llevaban casi cinco años siendo amigos. ¿Por qué le costaba tanto ser normal con Suguru ahora?
—Satoru, estás verde —reiteró Suguru con severidad—. Y estoy cien por ciento seguro de que tienes fiebre.
—Si, bueno. Eso tiene una explicación —dijo Satoru de forma atropellada, arrepintiéndose al instante porque ahora tendría que ampliar su respuesta y quedar como un perfecto imbécil. De nuevo.
Se rindió. De pronto se sintió como un fusible que hubiese recibido una sobre carga. La lluvia de chispas de su cerebro apagó por completo su cuerpo, que decidió reposar sentándose sobre la parecilla que bordeaba el río que discurría a un lado del camino. Las luces de la ciudad se reflejaban sobre la extensión de agua, y Suguru que se encontraba frente a él recibía el rebote de ese fenómeno que a sus ojos parecía casi mágico; resaltaba los bellos ángulos del rostro de su novio y la inmensidad de ese bello par de ojos que esperaba expectante sus palabras.
—Que sería... —insistió Suguru acercándose mucho más de lo que Satoru se sentía capaz de soportar en ese momento. Acabó prácticamente encerrado entre el cuerpo de Suguru y el muro bajo su cuerpo. El ruido del ambiente se disolvió en la curvatura de los labios de Suguru que seguía hablando, pero solo una neurona de Satoru se encontraba operativa, y esta se moría por llevar a cabo algo increíble. Otro pequeño deseo que venía dentro del paquete de cosas que quiero probar con Suguru.
—No sé qué se hace —admitió por fin, y liberar esas palabras fue como asomar la cabeza por fuera del río listo de haber pasado horas en sus profundidades.
—¿Ah? —salió de Suguru a consecuencia—. ¿Qué se supone que tienes que hacer?
—Eso es lo que me gustaría saber y no puedo. —Estaba enredándose más y más en su discurso, tratando de encontrar una salida al laberinto que él mismo había creado. Por suerte para Satoru, Suguru lo conocía lo suficiente como para saber bien como demoler esos muros de enredaderas para liberarlo.
¿Cómo lo hizo? Pues besándolo. Simple y llanamente, besándolo. Dos movimientos, posar una mano en la mejilla de Satoru, juntar sus labios con suave rudeza. Algo intermedio entre una urgencia ansiosa y una timidez exploratoria.
Satoru vio estrellas. Una galaxia estalló frente a sus ojos y dentro de su estómago; un fuego que se propagó desde el punto donde sus labios se juntaban hasta la punta de cada una de sus terminaciones nerviosas.
El instinto tomó las riendas e inclinó el torso hacia adelante, rodeando a Suguru con sus brazos para pegarlo a su cuerpo. Suguru cedió con gusto y se posicionó entre sus piernas, llevando las manos a explorar los costados de Satoru; la suave tela de algodón de la camiseta siendo la única barrera entre sus pieles.
Suguru fue el primero en separarse. Apenas un par de centímetros, lo suficiente como para que se oyera su voz convertida en susurros.
—¿Mejor? —musitó con calma, acariciando con ternura el rostro del chico, que inclinaba de forma inconsciente la cabeza hacia el hueco de su mano.
Satoru cerró los ojos y asintió, sus hombros relajándose, la tensión de su musculatura destensándose por fin.
—Nunca había hecho esto —recitó Satoru ya más calmado—. Tener pareja, me refiero. No sé qué se supone que tengo que hacer ahora.
—Lo de siempre, pero mejor—resumió Suguru con simpleza—. Seguimos siendo amigos, y ahora podemos besarnos.
—¿Y...? ¿Y ya? —preguntó Satoru y se sintió todavía más idiota.
—Y ya. —repitió Suguru, repitió su novio con una sonrisa—. Tranquilo, lo harás bien —afirmó dejando un rápido beso en la punta de su nariz.
Lo había supuesto. Lo que el cambio de etiqueta en su relación ocasionaría en Satoru. Lo conocía lo suficiente como para saber que las cosas necesitaba hacerlas a su ritmo. De ser por él esos meses de espera no habrían existido, pero entendía que fueron necesarios para que el chico se hiciese a la idea. Ahora le tocaría a él guiarlo en esta nueva etapa para evitar que se le funda el cerebro a base de ansiedad.
Cómo sea, eso vendría luego. Hoy, su primer día oficial juntos, volvería a besarlo porque él también tenía una lista de cosas que deseaba hacer con él, y había esperado mucho tiempo que llegase el momento de cumplirlas.
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Momento spam: hago comisiones de fics e historias originales y traducciones de cómics, doujinshis y viñetas. Toda la info en Aran Escribe en Facebook ^^
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¡Nos vemos mañana!
Aran <3
