DÍA 7
REPÍTELO
La lista - Parte I
Suguru tiene una lista. Una larga lista de cosas que ama de Satoru y de su relación. Obviamente, es secreta. Se moriría del bochorno si alguien lo supiera, sobre todo, por la parte de la existencia de ese apartado de cosas de "quisiera hacer, pero no me animo" que anota mentalmente a los márgenes de su cuaderno imaginario.
Una de esas tantas cosas era...
—Amor, ¿me pasas el azúcar?
—Claro. —Suguru tomó el pequeño tarro a su lado y lo deslizó hacia Satoru, quien comenzó a lanzar pequeños terrones a su ya de por sí cargado desayuno. Volvió a patearse mentalmente. Otra vez fracasaba en lo que con el paso del tiempo acabó denominando el plan.
Era sencillo en realidad. Dentro de su interior, la frase completa sería "claro, amor", el problema radicaba básicamente en la aparente incapacidad de sus labios para darle forma a la palabra y lanzarla al aire. ¿Por qué? No tenía idea. En sus cientos de horas de reflexión interna la respuesta a su dilema jamás llegaba.
Envidiaba un poco —mucho— esa habilidad de Satoru para dar voz a sus pensamientos y expresar emociones como si no costara nada. ¡No podía entenderlo! Llevaban siendo novios ya casi dos años y todavía se sentía incapaz de ponerle un simple apodo cariñoso.
No, bueno, si se los ponía. La cosa era que Satoru no lo sabía y él se moría de ganas por hacérselo notar, pero.
—Bebé, mira, viene de nuevo esa banda que te gusta. Shoko puede conseguirnos unos boletos, ¿quieres ir? ¿Suguru? ¿Me oíste?
—Si, amor, me encantaría.
Silencio.
...
...
...
—¿Satoru? ¿Qué...? —Suguru alzó la vista del papeleo disperso sobre la mesa de la cocina. Llevaba varios días atrasando trabajo y ya tocaba ponerse al corriente. Por eso había hablado sin pensar, y cuando alzó la vista, se encontró a su novio congelado en el sitio, juraría que hasta las curvaturas del humo de la taza de café estaban petrificadas.
—¿Cómo has dicho? —Lentamente, Satoru dejó la taza sobre la encimera de la cocina donde estaba apoyado. Su expresión era digna de ser fotografiada.
—Ah. Eh... —Oh. Oh.
Oh.
Suguru rebobinó la conversación, cayendo en cuenta de la situación. ¡Lo había hecho! ¡Y sin siquiera pretenderlo!
—Repítelo —dijo Satoru.
—¿Q-Qué...? ¿Qué cosa? —Lo sentía. El rubor del bochorno comenzando a trepar por su rostro.
—No te hagas —reprendió su novio, acercándose con aire acechante hacia él. Suguru se puso de pie, totalmente avergonzado; y sintiéndose un poco tonto también. ¿No debería estar celebrando?—. Suguruuu...
—Satoru...
—Suguru. —Con firmeza, el albino lo tomó de la cintura, impidiendo que escapase hacia cualquier parte y con aire entre divertido y demandante susurró con emoción—. Insisto.
—A-Amor... —Costó. Costó mucho, muchísimo esfuerzo, pero una vez hecho se dio cuenta de que, oh, no era tan difícil—. Amor —repitió, esta vez con más claridad— mi amor.
Satoru se quedó estático un par de segundos, para luego sonreír como un loco al siguiente, abrazándolo.
—De nuevo —pidió, pegándose a su oreja—. He esperado mucho por este momento. Quiero oírlo otra vez.
—¿De verdad? —dijo Suguru, sorprendido.
—De verdad —repitió Satoru, dándole un beso con ternura—. Creí que no te gustaban esas cosas, pero hazlo más seguido. Amo como se oye viniendo de ti.
—¡Me encanta que lo hagas! —se apresuró a aclarar, antes de generar un malentendido—. Es solo que... no sé. Me da vergüenza.
Satoru no dijo nada, limitándose únicamente a mirarlo con ternura. En el fondo, eso era justamente lo que quería evitar. Aun así...
—Amor —dijo de nuevo, ganándose un beso de recompensa por cada apodo que finalmente se animaba a decir en voz alta—. Cariño, bebé...
Y podría seguir y seguir. Si la mirada emocionada de Satoru era la recompensa por cada nueva palabra amorosa pues valía totalmente la pena dejar de lado la vergüenza. ¡Que tonto se sentía ahora!
Mentalmente, hizo loscambios pertinentes a su lista imaginaria. Existían más cosas que le gustaríaprobar, por supuesto, pero un paso a la vez, se dijo. Un paso a la vez.
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Habrá algunos días que estarán conectados entre si c:
¡Nos vemos mañana!
Aran <3