CAPITULO 19: ULTIMO DIA DE SOLTERO

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¿Cómo describir la felicidad absoluta en la vida de Park Chanyeol? Simple, ver a un bajito con un enorme vientre mientras come fruta bañada en caramelo y ve una competencia de cocina. Es tierno, por momentos atemorizante porque esa bolita maldice como nadie y por supuesto divertido.

Sus estudios al fin le dieron un respiro, dentro de 2 meses regresara para sus prácticas finales y se graduara con honores, por lo menos esa es la meta. Por eso ahora se encontraba en el departamento, limpiando, ordenando y cocinando como un loco. Quería aprovechar su tiempo libre para intentar recuperar a Kyungsoo, es decir ambos habían tenido sus momentos de pareja (si sexo desenfrenado y extraño) pero el alfa lo atribuía al desorden hormonal del omega. No podía conformarse con eso, pediría perdón de rodillas si era preciso, era primordial que el pelinegro sepa que lo seguía amando y desde ahora sería el alfa quien siempre necesito, aunque se haya esforzado en negarlo.

Fue un camino largo y complejo aceptar su inminente paternidad, todo cambio desde algunas noches, últimamente comenzó a soñar con sus futuros hijos. Dos personitas con los rasgos de Kyungsoo, dos seres a quienes podría proteger y educar. Definitivamente fue un tonto desde el principio, ahora solo tocaba rogar por perdón.

-Si sigues agregándole agua, eso será una sopa- el pelirrojo dio un salto, la voz grave del pelinegro lo espanto. Se alejo de la cocina de forma automática y aumento el fuego

-No te preocupes, este plato es versátil, si lo acompañas con arroz sabrá mejor- Kyungsoo arrugo la nariz y negó no tan convencido. Contradecir a un chef en ocasiones era una sentencia de muerte.

-No, necesitara más condimentos y más vegetales, el sabor se va a diluir, déjame yo lo termino- Chanyeol sujeto su mano y le sonrió (ahí estaba de nuevo esa sonrisa de ensueño) el bajito siempre se cuestionaba que era lo que vio en el alto y no vio en otros alfas, porque pretendientes y citas no le faltaron, pues ahí estaba su respuesta. Un metro ochenta y cinco de carisma sonriéndole y extendiéndole una cuchara llena de esa cosa aguada y asquerosa pero la cual probaría sin reclamar.

-Pruébalo y dime que agrego, yo termino de cocinar Soo

El bajito abrió la boca y probo el insípido platillo

-Orégano, más cebollín y un poco de queso le vendría bien

-La doctora prohibió los lácteos- menciona el alto temeroso

-Bien, haz lo que quieras- Chanyeol sonrió emocionado y se puso manos a la obra. Comerían deliciosamente. Kyungsoo en la tarde tenía reunión con Baekhyun (eso le daría tiempo para decorar la sala con velas y las flores favoritas de su omega), y en la noche comenzaría la operación conquista.

O ese era el plan original, hasta que Kyungsoo vino extraño en la noche y se lanzó a besarlo. El pelirrojo no se quejaba, amaba lo apasionado que era su compañero. La forma en como sus manos apretaban los cabellos de su nuca, los jadeos, los besos, a Chanyeol le gustaba cuando su Soo era imprudente y desvergonzado.

-Mas fuerte...no... si...ahora suave- estaban en la sala. Casi siempre sus últimos encuentros resultaron ahí, un campo de batalla neutral sin mucho aroma de alfa u omega abrumando al embarazado

-¡Me gustas mucho Kyungsoo!- el pelinegro tenía la frente sudada y dejo de empujarse al escuchar esa confesión. Su pecho agitado se detuvo y espero, tenía que haber más, pero el pelirrojo simplemente lo observaba

Chanyeol entendió el mensaje y despejo su rostro

-En verdad me gustas, no hay nadie más que tú, pronto nuestros hijos nacerán y creo que...ellos se merecen vernos juntos

-¿Ellos?

-Si, nuestros bebes

-¿Y tú?- Chanyeol acomodo al bajito y sujeto su rostro con ambas manos para sostenerle la mirada

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