Encuentro inesperado

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Aquel horroroso y escandaloso sonido, la alarma del móvil, indicaba que ya eran las 7:00 AM, hora de levantarse. Nadie tenía ganas, pero eso que se lo dijeran a Violeta, que no había podido pegar ojo esa noche por un mosquito que rondaba por la habitación y que no había conseguido echar. Pero había algo más, algo que explicaba por qué no había podido dormir: aquellos ojos verdes, que por alguna razón desconocida, no había podido sacarse de la cabeza. Y eso que ya había pasado un día entero desde ese momento.

Prefirió apartar todos esos pensamientos apagando la alarma y pegando un salto para salir de la cama. Si no se levantaba, iba a perder la cabeza. Caminó hasta el baño, donde se lavó la cara, intentando despejarse. El agua fría le dio un breve respiro, pero cuando se miró en el espejo, la imagen que le devolvió no era la de una chica fuerte y decidida. Era la de alguien que luchaba con sus propios sentimientos.

Le había dado muchas vueltas al tema: ¿por qué se puso tan nerviosa? ¿Por qué no podía dejar de pensar en eso? Que si esto, que si lo otro... y PUM, las 3 de la mañana se hicieron, y aún seguía en ese bucle.

Incluso ahora estaba pensando en ello. No podía dejar de castigarse por pensar en esa chica. ¿Qué le pasaba? Ella no era así, nunca había sido así.

Volvió a su habitación, se vistió e intentó localizar dónde había dejado su mochila. La encontró, y cuando iba a hacer la cama, una notificación hizo vibrar y sonar su móvil.

DENNA:
Holaaaaaaaa

¿Qué tal está mi pelirroja favorita?

VIOLETA:
Pues seguro que peor que tú, eh. Ya podrías haber invitado, cabrona.

DENNA:
Jajaj. Pero ¿qué dices? Si aquí en Italia no se está tan bien. Solo he comido, desayunado y cenado en un restaurante al lado del Coliseo. No es para tanto.

VIOLETA:
No, claro. Mucho mejor tener que levantarte a las 7 de la mañana para aguantar a profesores amargados, eso sí que es vida.

Encima hoy hay inglés, que no me quiero ni imaginar el tostón que va a ser.

DENNA:
Bueno... siempre te queda la opción de saltar por la ventana, esa al lado de tu asiento, ¿no?

VIOLETA:
Ja, ja, Denna, qué graciosa eres.

DENNA:
Eh, tú a tu rubia no la dejas así, eh.

Violeta le clavó un "visto" como una bala en el pecho, cosa que a Denna no le hizo mucha gracia, pero qué se le iba a hacer. Era muy temprano para hablar con humanos, pensó Violeta.

Durante el intercambio de clase de Biología a Inglés:

—Bueno, bueno, bueno —dijo Lucas repeinándose el pelo—, ha llegado el momento.

—¿El momento de qué? —preguntó extrañada Salma, dejando de teclear en su móvil.

—El momento de conquistar a la nueva profe de inglés —respondió Lucas, girándose en su silla para mirar a sus amigos—. ¿Voy bien, no? —puso una mirada seductora.

Lucas sacó de su maleta un bote de perfume negro y se echó casi intoxicando a sus amigos.

—¡Ah, Lucas, deja de echar esa cosa que nos matas! —se quejó Violeta, echándose hacia atrás.

—Uy, perdón, señorita delicada, pero es necesario —dijo Lucas, echándose más perfume sin hacer caso a Violeta.

—Bien, perfecto, ahora... 3, 2, 1... —y ¡PUM!, el timbre sonó, coincidiendo perfectamente con la cuenta atrás de Lucas.

—Whachito, me parece que hoy sale algo, eh —animó Alex al ver la sincronización perfecta, dándole una palmada en el hombro.

—Oye, yo también quiero. Que sepas, Lucas, que te la voy a robar —advirtió Salma, inclinándose hacia él y señalándole con el dedo.

La profesora de inglés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora