𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

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Después de la reunión con el capitán Ronan, nuestros entrenamientos se volvieron aún más intensos. Teniamos una semana antes de subir al mundo de los dragones, y debíamos estar preparados para cualquier cosa.

Nuestro instructor, el general Maximus, nos llevó a las montañas más altas del reino para entrenarnos en escalada. La niebla densa y el viento helado nos azotaban mientras subíamos por las rocas resbalosas.

- ¡Más rápido! - gritaba el general - ¡No hay tiempo para descansar en el mundo de los dragones!

El capitán Ronan y el general Maximus nos pusieron a prueba en todos los aspectos: fuerza, velocidad, agilidad y resistencia.
Nuestros días comenzaban antes del amanecer, con sesiones de entrenamiento físico extenuantes. Corríamos por las montañas, escalábamos rocas y realizábamos ejercicios de combate con armas pesadas.

Después de las sesiones físicas, nos enfocábamos en la teoría. Estudiábamos sobre los dragones, su comportamiento, sus debilidades y sus fortalezas. Aprendimos sobre las diferentes razas de dragones y cómo interactuar con ellas.

Un dia me enfrentaba a un cadete en el campo de entrenamiento, nuestra espadas chocaban en un ritmo frenético. Era una práctica de combate intensa, y ambos estábamos determinados a ganar.

De repente, un golpe fuerte del cadete me hizo perder el equilibrio. Mi parche se despegó de mi ojo, y sentí un destello de pánico.

Instintivamente, cubrí mi ojo con la mano, como si pudiera esconder la verdad. El cadete se detuvo, confundido.

¿Estás bien? - preguntó -

Me sentí vulnerable, expuesta. No quería que nadie viera mi ojo rosa, no quería que supieran mi secreto.

Sí, estoy bien - mentí buscando mi parche que estaba en una esquina de la colchoneta -

El cadete me miró con curiosidad, pero no insistió. En su lugar, se ofreció a continuar la práctica. Me sentí aliviada, pero también nerviosa. ¿Qué pasaría si alguien descubría mi secreto? ¿me veran como un monstro?

Después de la práctica de combate, me dirigí hacia los baños, cansada y sudorosa. De repente, escuché una voz grave y autoritaria detrás de mí que hizo detenerme rapidamente

- Cadete, ¿puedo hablar con usted un momento? -

Me di la vuelta y vi al capitán Ronan, su rostro serio y severo. Me sentí nerviosa, ¿qué quería de mí?

- ¿Sí, señor? - respondí, intentando mantener la calma

- Quiero hablar con usted sobre su actuación en la práctica de combate - dijo.

-¿Qué hay de malo, señor? - pregunté.

Ronan frunció el ceño - Eres demasiado impulsiva, cadete. Debe aprender a controlar sus emociones y pensar antes de actuar.

Entendido, señor - respondí y Ronan me miró fijamente, como si buscara algo en mis ojos

- Y otra cosa, cadete... - dijo con su voz seria - recuerde, cadete, en el campo de batalla no hay lugar para la debilidad, lo que paso hoy con su parche fue un erro que no tiene que volver a cometer

¿Como lo sabe? Estas no es el horario de entrenamientos con él acaso... ¿me estuvo observando? no no, es imposible porque lo haría

- Entendido, señor - respondí, y me di la vuelta para irme.

Después de una semana intensa de entrenamiento, finalmente llegó el día de subir a la montaña para ir al mundo de los dragones. Me sentí nerviosa y emocionada al mismo tiempo

𝑳𝒂 𝑹𝒆𝒊𝒏𝒂 𝑫𝒆 𝑨𝒎𝒃𝒐𝒔 𝑴𝒖𝒏𝒅𝒐𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora