Nuestro Conflicto

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El edificio Hearst tiene una cafetería increíble, "Café 67", un buen lugar para disfrutar de un Café, eso sí eres un turista llegando a esta linda ciudad.

"Nueva York no es un buen lugar para vivir"

Eso dicen algunos de los hispanoamericanos y extranjeros que he visto en los documentales, la verdad es que adoro Nueva York y la vida bohemia que me ha entregado, tal vez porque, donde estoy yo esta la suerte, probablemente por eso es que he tenido mucha ventaja en la ciudad de las oportunidades.

Volviendo al tema, estoy esperando a esa persona, pero como dijo Robert, en un lugar concurrido. El lunes al llegar a casa del trabajo, recibí otro mensaje de ese extraño, le pedí que nos viéramos en esta Cafetería, afortunadamente accedió.

Llevo 20 minutos esperándole, y no veo señal alguna de él/ella, bueno, no es como si pudiera saber cómo es físicamente.

— Disculpa, ¿Luka Sami? —Escuché una voz femenina, sentía su presencia detrás de mí asiento.

Rápidamente me volteé a mirarla, y al verla, sabía de quién se trataba.

— Erin Lombardi... —Murmuré para mí misma, estaba sorprendida, era ella.

— Cuánto tiempo... —Erin me sonrió felizmente, sus ojos brillaban.

Luego de saludarnos, pedimos nuestras bebidas, y mientras degustamos nuestras elecciones, ella me comenzó a hacer preguntas.

— Y... ¿cómo te ha ido? —Erin le dió un sorbo a su bebida—. La última vez que te vi fue en Chattanooga, recuerdo que me ayudaste con esos estafadores.

Bajé la mirada y suspiré.

— Me fue bien, emm... ahora trabajo para la Oyster Company, pero... quiero preguntar, ¿cómo me encontraste? —Me sentía curiosa y alerta, si ella sabía dónde estaba yo, alguien más lo haría. Necesitaba ser precavida.

Después de mirarme y darle un sorbo a su café, ella se aclaró la garganta y habló.

— Mientras leía mi revista favorita, la cual es la revista Epifandipia, comencé a leer los nombres de los colaboradores que ayudaron a crear la revista. Entonces vi tu nombre y sabía que me ayudarías otra vez. El viernes fui al edificio donde trabajas y pregunté por tí en la recepción. Me dieron tu número de trabajo y el lunes por la mañana te mandé mensaje —Erin aclaró con una sonrisa en el rostro, su voz era un manto de calma y paciencia.

— ¿Y cómo hiciste para que te dieran mi número? —Indagué cuidadosamente, me apoyé sobre la mesa y la miré con sospecha. No puedo evitarlo.

— Les dije que me interesaba tu trabajo para hacer un eslogan y un anuncio para mi emprendimiento, tuve que mostrarles mi cédula profesional, je, je —Volvió a responder, pero esta vez, en su voz escuchaba timidez.

Suspiré de alivio y me recargué contra la silla, de repente el ambiente se volvió tenso. Supongo que ella también lo notó, ya que volvió a hablar.

— Vaya... el parecido es innegable... de verdad te pareces a...

— Erin, ¿por qué estás aquí? —No permití que terminara su oración—. Sé que estás aquí por algo más que sólo encontrarme.

La sonrisa de Erin se borró y bajó la mirada.

— Yo... quiero comenzar desde cero, Luka...

Alzé la ceja, necesitaba entender a qué se refería.

— ¿Comenzar desde cero...?

— Uhm, creo que esto... bueno, necesito hablarlo en privado, vayamos al Central Park.

The Sweetest Epitaph: The Executioners.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora