El ultimo Viaje

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La noche había caído sin prisa sobre la vieja carretera. El cielo estaba completamente cubierto de nubes oscuras, ocultando la luna y dejando la carretera sumida en una penumbra casi total. Solo la luz de la motocicleta rompía la densa oscuridad, iluminando el asfalto irregular y los árboles que bordeaban el camino. El motor rugía suavemente mientras el joven conductor avanzaba, disfrutando del aire fresco que le rozaba el rostro. No había señales de vida en kilómetros; solo la soledad de la noche acompañaba su viaje.

Eran alrededor de las once de la noche cuando algo a lo lejos captó su atención. A un lado de la carretera, entre las sombras, distinguió la silueta de una figura solitaria. A medida que se acercaba, pudo ver con mayor claridad: era una mujer joven, vestida con un largo y delgado vestido blanco que le caía hasta los tobillos. No llevaba zapatos, y su cabello largo y oscuro le cubría casi por completo el rostro. Estaba inmóvil, como si lo estuviera esperando. Una sensación de inquietud le recorrió la espalda, pero la posibilidad de que estuviera en problemas lo obligó a detenerse.

"¿Te encuentras bien?" preguntó el joven, bajando el volumen de la moto.

La mujer, con voz suave pero temblorosa, le respondió que sus amigas la habían dejado sola en medio de la carretera después de una fiesta, y que no sabía cómo volver a su casa. Estaba temblando, no solo de frío, sino también de miedo. El joven, queriendo ser amable, se quitó su chaqueta y se la ofreció para que se abrigara. "No te preocupes, yo te llevaré", le dijo mientras ella se subía lentamente a la moto.

A lo largo del camino, hablaron casualmente. La joven le contó sobre su vida, aunque de manera vaga y con un tono melancólico. Le habló de la fiesta, de sus amigas, pero el joven notaba algo extraño en su voz, como si estuviera distante, perdida en sus pensamientos. Sin embargo, no le dio mucha importancia. Se limitó a seguir conduciendo mientras las palabras de la mujer se mezclaban con el sonido del viento.

Finalmente, la joven señaló una casa a lo lejos, a un costado de la carretera, entre un terreno amplio y oscuro. Era una casa modesta, pero claramente habitada. El joven se detuvo, y la mujer, con una sonrisa tenue, le agradeció por haberla llevado. "No sé qué habría hecho sin ti", dijo antes de bajar de la moto.

"Cuídate", respondió él, observando cómo la figura de la mujer desaparecía en la penumbra, hasta que solo quedó la débil luz de su moto en la oscuridad.

Reemprendió su camino, pero unos kilómetros más adelante, de repente recordó que había olvidado pedirle su chaqueta. Se sintió algo tonto, pero decidió que regresaría al día siguiente. Después de todo, era una excusa perfecta para volver a verla.

Al día siguiente, cuando el sol ya iluminaba las calles, el joven regresó al mismo lugar donde había dejado a la mujer la noche anterior. A la luz del día, la casa parecía más vieja y deteriorada de lo que recordaba. Caminó hasta la puerta y tocó un par de veces. Después de unos momentos, una mujer mayor, de aspecto amable pero cansado, abrió la puerta.

"Buenos días, señora. Perdón que la moleste, pero anoche recogí a una joven en la carretera, la traje hasta aquí y, bueno... se me olvidó pedirle mi chaqueta. ¿Estará en casa?" preguntó con una sonrisa, esperando verla aparecer de nuevo.

La mujer lo miró con una expresión de sorpresa, y luego su rostro se tornó sombrío. "¿Una joven? Debe haber algún error... Mi hija vivía aquí... pero murió hace diez años. La asesinaron en esa misma carretera, nunca pudo llegar a casa".

El joven sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. "No... no puede ser. Yo la vi anoche, la traje hasta aquí. Hablamos, incluso le di mi chaqueta...", insistió, incapaz de aceptar lo que acababa de escuchar.

La mujer lo miró con una mezcla de tristeza y comprensión. "Muchos dicen haberla visto... pero ella ya no está en este mundo, hijo".

Desconcertado, el joven se despidió torpemente y se alejó hacia su moto. Estaba por arrancar, cuando algo en el porche llamó su atención. Ahí, sobre el barandal de la casa, colgaba su chaqueta, la misma que había prestado la noche anterior.

Relatos de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora