Capítulo 3: Protegiéndote

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Un gigantesco hombre de mirada preocupada, que se encontraba parado frente a una ventana, platicaba por celular, mientras veía gruesas gotas de lluvia caer.

Entonces no han podido ser ellos, decía el rey.

No compadre, ello es imposible, el líder de esa banda hace días atrás fue capturado, y debido a ellos, están cayendo cada uno de sus secuaces, por lo mismo, esos malhechores ya no pueden hacer más daño, escucho.

Entonces, ¿Dónde está mi hija?, expreso el gigantesco rey intrigado.

De seguro no buscaron bien a mi ahijada compadre, Milk no ha podido salir del castillo, ello es imposible, escucho.

Ahora están revisando las cámaras de seguridad.....

Bosque:

Un niño de cabello alborotado le colocaba una manta sobre los hombros a una niña pelinegra, al tiempo que decía mientras se inclinaba: Será mejor que vuelvas al castillo, cúbrete bien con esa manta y sube a mi espalda, yo te llevare de regreso.

La lluvia está muy fuerte, lo mejor será esperar un poco más a que disminuya un poco o deje de llover, expresaba la princesa.

Ello no pasará, la lluvia en el bosque cuando inicia no para por varias horas, por ello es mejor que regreses al castillo, antes de que tu padre note que te escapaste de este, respondía Gokú.

Mi papá, es cierto, ya debe haberse dado cuenta que no estoy en el castillo, dijo la niña.

¡Vámonos de una vez! agrego el niño de cabello alborotado, mientras le indicaba a la princesa con su manito que suba a su espalda.

La niña se cubrió con la manta desde su cabecita y subió a la espalda del niño, a los pocos minutos este hecho a correr.

Castillo:

Adelante, decía el rey, girando a ver a la persona que entraba a su despacho.

Su alteza, ya culminamos con la revisión de las cámaras de seguridad del castillo, y en efecto la princesa salió de este, expreso con cierto temor uno de los vigilantes del castillo.

¿Pero cómo pudo ser posible?, agrego con firmeza el rey.

La princesa pudo salir, pues estaba vestida como una niña del pueblo, además.....

No me interesan los detalles, lo único que quiero es que vayan por mi hija y la traigan sana y salva, expreso el rey.

Entendido su majestad, dijo el vigilante.

Espera, yo voy con ustedes, agrego el rey, mientras se acercaba a tomar su abrigo que estaba sobre un sillón.

Minutos después:

Un carruaje se detenía para que de este baje el rey. Ante la presencia de este en el pueblo, las personas que estaban en la calle donde él estaba, se inclinaron en señal de respeto.

¿Alguien ha visto a la princesa por el pueblo?, dijo el rey con firmeza, mientras las gotas de lluvia se incrementaban más.

Las personas presentes se miraron unas a otras, entre ellas dos jóvenes, que habían sido testigos de la presencia de la joven princesa en el pueblo.

Su alteza, nosotros vimos a una niña idéntica a la princesa, pero no vestía como esta, sino más bien como una niña de pueblo, además no iba sola, ella iba sobre la espalda de un niño, por ello, dudamos en aceptar que era ella, expreso una joven rubia de cabello ondulado largo, mirando a un joven que estaba junto a ella.

¡Sobre la espalda de un niño! dijo con firmeza el rey.

Así es su alteza, la niña que iba sobre la espalda de un niño tenía un gran parecido con la princesa, pero no vestía como tal, por ello, eso nos hizo creer que no era la princesa, pues el niño no iba tampoco vestido como se visten los de la realeza, agrego un joven.

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