{Epílogo}

127 9 64
                                    

NARRADOR: EDGAR

Tras unos meses, todo había cambiado mucho. Fang y yo seguíamos saliendo desde aquel día de fiesta. Mi hermana Colette apoyaba nuestra relación, e incluso, los misteriosos padres de Fang la respetaban. 

En cuanto Amber, la  ex novia de Fang quien había pasado grandes recuerdos con ella, estaba saliendo con el hombre helado. Al fin se había dado cuenta de lo mucho que pegaban. Hacían buenísima pareja y se complementaban como el ying y el yang.

Volviendo a Fang y a mi, el de regalo de cumpleaños nos había comprado una lujosa cara a la orilla del mar. Sus padres, al trabajar de ladrones, ganaban muchísimo y por fin le habíamos encontrado un uso. Era confortable y de grandes habitaciones. Me encantaba sobre todo la cama de matrimonio con cortinas. 

Aunque no viviese nadie mas en la espaciosa casa, cerrábamos las cortinas cuando nos penetrabamos porque nos daba mas lujuria, o al menos a mi. No perdíamos la emoción como hacen otras parejas adolescentes. Tenia de las sensación de que iba a durar para siempre

Un día, mi amado nos llevo a un restaurante finorris con cristaleras en dirección a la playa. Era un sitio de estos que pagas un montón para que te traigan muy poca comida pero de calidad. Le dije a el karateca que iba a el baño y que fuese pagando pero cuando llegue no había pagado. 

Me lleve las manos a la cara y empecé a llorar de felicidad. Fang estaba delante mío arrodillado con una caja en la mano que contenía un anillo con un diamante enorme. 

Fang: -Edgar, llevamos ya un tiempo saliendo y siento que esto no es una típica relación de adolescentes, es algo mas. Me quiero unir a ti para toda la vida, hacerte mío y de nadie mas. Poder decirle al mundo que estas conmigo y por eso, Edgar.-las iba a pronunciar, las iba a decir.-¿Quieres casarte conmigo?

Edgar: -¡Si!-grite contentísimo.-¡Claro que si!

Nos abrazamos y nos dimos un beso. No nos importaba los quien miraban curiosos. Yo solo disfrutaba de lo que acababa de pasar, lo que había dicho. Sentía lo mismo que yo y por fin nos íbamos a unir para siempre. 

Eso merecía una celebración. Compramos en un supermercado una botella de Vodka para la noche. Cuando nos la bebimos entera, Fang me llevo a la habitación y en cuanto vi como corría la cortina me emocione y me puse rojo. 

Me quito la ropa con deseo y me metió la polla de una vez sin delicadeza. Solté un gemido que lo escucharon hasta los vecinos de al lado. Desde que hacíamos este varias veces a la semana había mejorado mucho en esto de provocarme deseo. Se corrió dentro de mi y después me empezó a lamer la polla. Me eche la cabeza hacia atrás, dejándome a su merced. Empezó a engullirme hasta que me corrí yo también en su boca. 

Con mi semen en su boca, me dio un beso y me lo paso. Después hice yo no mismo y se lo trago. Me encantaba su faceta caliente. En verdad, me encantaban todas su facetas. Nos dormimos abrazaditos y despertamos también abrazados. El se vistió y dijo que se iba al estudio a grabar la película que estaban haciendo y que después se iría a las oficinas

A la hora de que el se fuera, escuche como picaban a la puerta.

Colette: -¡Edgar! Cuanto tiempo.

Edgar: -Un placer volver a verte hermanita.-dije con sorna.

Colette: -Estar con él te hace mas graciosete, ahora cuéntame todo todo

Mi Mayor PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora