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Lo buscaron con la vista sin poder encontrarlo, el brujo finalmente se materializo frente a ellos vistiendo un elegante traje de corbata en color gris oscuro, su apariencia era aun mejor que la de la noche anterior. Lo miraron y traía una rosa blanca en una mano y una roja en la otra, las extendió a las dos mujeres del grupo.
- Una roja para hermosa dama que pronto encontrara su amor - se la dio a Sara. - una blanca para la dama que entrego la pureza de su alma al que la ha cuidado siempre - de la dio a Jess.
Las dos chicas de sonrojaron y se quedaron sin palabras, Joseph y Nicolás observaron sin decir nada hasta que Joseph hablo.
- ¿Y para los hombres no hay nada?
- Que lindo nene, ustedes recibirán regalos de otras personas, de hecho, creo que Nicolás ya recibió más de uno en los últimos días.
- No venimos a hablar de regalos - dijo Jess separándose de Nicolás. - tenemos asuntos importantes de los que necesitamos algo de información.
- Otra vez la Jess de siempre - dijo Sara.
- No está vez si tiene razón, necesitamos saber que información tiene Leo al respecto.
Todos miraron a la pareja sorprendidos, aunque regularmente Nicolás apoyaba incondicional mente a Jess normalmente se resistía un poco más para prolongar su tiempo en que le daba muestras de afecto, incluso Jess lo miro extrañada.
- ¿Que? - dijo levantando los hombros - hay trabajo que hacer y quiero saber que espada afilar.
Leo levantó la ceja al oírlo decir eso, sus compañeros lo miraron extrañados, el no solía ser del tipo que está esperando para saltar al combate con emoción, solía ser más bien cauteloso y planear cada movimiento a detalle para que no hubiera errores.
- ¿Te sientes bien? - le pregunto Joseph.
- Si muy bien quizá un poco eufórico, pero todo bien.
- Cómo se, ¿Para qué nos citaste aquí? - pregunto Jess
- Querían información, pero mi bar no es la mejor opción para dárselas, no todos los invitados eran de confianza.
- Entiendo muy prudente de tu parte - dijo Nicolás.
- Así es Nicky, el levantamiento del que ustedes escucharon hasta hace poco eran solo los típicos rumores, historias de seres dentro de los grupos que deseaban acabar con el concilio y el cónclave para regresar las viejas costumbres, como se imaginarán no tenían la capacidad, les parece si nos sentamos - dijo señalando una banca vacía junto a ellos
- Buena idea - dijo Joseph
Se sentaron Sara junto a su hermano y Jess y Nicolás juntos al otro extremo de la misma banca, Leo se sentó frente a ellos y los miro sonriendo mientras Jess discretamente toma la mano de Nicolás y entrelazaba sus dedos con los de él.
El clima era particularmente agradable, para ser medio día había un clima agradable, corría un aire fresco que calmaba el calor causado por el sol que estaba en su punto máximo y el parque seguía estando medio vacío, era el ambiente perfecto para platicar.
- Entonces, ¿porque dijiste que no tenían la capacidad para levantarse? ¿Ahora la tienen? – pregunto Nicolás
- No se que te pasó, pero me gusta tu nuevo tú – dijo Sara.
- ¿Verdad? – dijo Jess recargando si cabeza en el hombro de Nicolás.
- Niños luego se besan sus cositas ahora tenemos información que obtener – dijo Joseph.
- ¿Celos? – preguntó Sara.
- Yo más bien preguntaría de quién está celoso, de él o de ella – dijo Leo.
- Buenas preguntas – dijo Sara riéndose.
El rostro de Joseph paso por todos los colores posibles y prefirió mirar a otro lado, su hermana lo conocía bien y sabía que el motivo de sus celos era que su amigo había conseguido a la chica que siempre había querido y el no conseguía avances con una chica de una cafetería que le encantaba.
- Bien ahora dije que no podían levantarse por falta de poder, pero cierto se dice que cierto evento reciente entre un paladín y un hechicero no le gustó para nada a los Dioses y estos abrieron las puertas a la magia antigua de nuevo lo que les daría a ellos la oportunidad de ganar una guerra que tenían pérdida.
- Y ¿Tu que piensas?
- Pienso que quizá alguien encontró como usar la magia antigua y está poniendo a los dioses como pretexto para empezar una guerra que puede que ganen.
- ¿Pero quién podría? – pregunto Jess levantando la cabeza.
- Cualquiera que se sienta indignado incluso un humano podría usarlo de pretexto para empezar una guerra.
Todos guardaron silencio meditando las palabras del brujo, sabían que los brujos regularmente no mentían, pero igual que los yines podían torcer la verdad para no verse perjudicados o sacar provecho de algo sin embargo ninguno se le ocurría algo en lo que pudiera salir beneficiado de mentirles.
- Leo dime algo – Nicolás rompió el silencio – ¿Qué tan malo sería un levantamiento en este momento?
- ¿malo?
- ¿Si me refiero, cuántos estarían dispuestos a levantarse en este momento?
- Más de la mitad de los seres mágicos vivos – respondió con seriedad – y muchos de los que no están propiamente vivos, no creo los humanos pudieran resistir mucho tiempo en pie.
- Y ¿Qué podemos hacer para evitar que esa rebelión ocurra? – pregunto Jess.
- Para evitarla, nada, va a ocurrir tarde o temprano lo único que pueden hacer es postergarla.
- Y eso ¿Cómo lo hacemos? No tenemos idea de quien va a iniciar el levantamiento. - dijo Joseph.
- Bueno si yo quisiera ganar devotos y hacer enojar a la gente atacaría a los 5 grandes jefes que se reunirán en 2 días y lo haría parecer como un ataque humano.
Lo miraron analizando si eso era solo una idea o si era parte de un plan que el ya hubiese elaborado antes.
- Dos días – dijo Nicolás luego de pensar unos segundos – por eso me dijiste que teníamos solo setenta y dos horas.
- ¿Y crees que bastaríamos nosotros para evitar que les pase algo? – pregunto Sara
- Según se, ustedes cuatro son muy buenos, pero si recomendase al menos se les unieran otros dos al equipo, de preferencia con habilidades diferentes.
- ¡¿usted pidió la pizza?! – pregunto un joven que llegó en una moto
- Que eficientes les voy a dar cinco estrellas – Leo se levanto y recibió tres cajas de pizza y dos refrescos con algunos vasos rojos. – gracias buen muchacho toma tu propina – le entrego un billete de cien y el joven le sonrió y le agradeció.
Todos se miraron sin entender que acababa de pasar, solo se miraron entre ellos.
- Lo siento chicos – dijo el brujo – pero pierden mucho tiempo pensando y pues pedí algo para comer – coloco las tres cajas de pizza en la mesa de la banca.
- Debo decir que no pensamos tanto – protesto Jess.
- Por favor, de la última hora pasaron más de 25 minutos en blanco dudando, - abrió una caja y tomo una rebanada – ¿van a querer no?
No respondieron y tomaron una rebanada cada uno y comenzaron a comer, entendieron que él o ya no tenía más información o ya no se las daría, como quera que fuera ya sabían lo necesario para hacer algo, aunque no lo suficiente para alertar al concilio ni al cónclave, seguían estando solos en una situación que podría significar el fin del mundo como se conocí

LA SOMBRA DEL PACTO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora