008

20 4 1
                                    

-Vete, Gonzalo, no te perdono.

-Andrés tu no eres así, vamos, podemos intentárlo nuevamente.

-No Ari, no te voy a dar otra oportunidad -Y eso le dolía, dolía tener que dejarlo, pero el le había echo tanto daño.

-Andrés, solo dame una oportunidad más, y verás como todo podrá volver a ser como antes!

-¿Cómo antes...?

-Sí, Andrés, como antes, cuando los dos juntos éramos felices

-Cómo cuando me engañabas,¿así de felices cuando me pegabas?¿Felices así como cuando tú me forzabas a quererte?

-Deja eso de lado Andres, he cambiado y lo sabes.

-Podrás haber cambiado, pero esa parte de ti vive dentro tuyo y te domina, y yo no voy a soportar eso.

-Entiéndeme Andres, ya no soy el mismo.

-Sí, ya no eres el mismo chico dulce del que me enamore, solo eres un depravado sexual ahora.

-Andrés...

-Adiós.

Andres ya no hiba a llorar, ya había llorado lo suficiente por aquel chico, no lo haría más, iba a ser fuerte y trataria de olvidarlo, aún si eso tiene que incluir que se vaya de aquel lugar, iba a olvidar a Gonzalo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Andres ya no hiba a llorar, ya había llorado lo suficiente por aquel chico, no lo haría más, iba a ser fuerte y trataria de olvidarlo, aún si eso tiene que incluir que se vaya de aquel lugar, iba a olvidar a Gonzalo.

Por otro lado Gonzalo, se había artado, ya no iba rogarle, si él quería irse y dejarlo qué lo haga, ya no lo buscaría según él, se prometió que iba a salir con más gente para olvidarlo, después de todo si pudo vivir sin él durante un tiempo, lo haría denuevo.

Ambos chicos no sabían lo que sus acciones harían el futuro, uno quería amor y cariño, mientras que otro solo quería libertad y tiempo.

El tiempo pasaría y cada día se distanciarian más, ya no se hablaban.

Blah, Blah, Blah, ¿Porqué mejor no contamos otra cosa?

Catana, después de lo ocurrido decidió dejar a sus dos amigos en paz, le preocupaba lo que sucedería entre ellos dos, pero no podía interferir en su vida, pues no era su vida, sino la de ellos.

Una tarde se encontraba tranquila mientras que veía su celular con desinterés, un mensaje apareció en la barra de notificaciones, una invitación, era Juancho, su mejor amigo, hace tiempo no sabía nada de él.

Juancho, le había invitado a ir a pasear un rato por un lugar que ella desconocía, pero Catana confiaba en él.

Catana comenzó a vestirse rápidamente para poder salir.
No haría nada el resto de la tarde, así que una salida le haría bien.

Salió de su casa en rumbo a una pequeña panadería para poder comprar unos cuantos bocadillos, terminado esto, se dirijo al lugar acordado para poder encontrarse con Juancho, al llegar algo le pareció extraño, el no estaba.

Comenzó a buscarlo por todo el lugar, sin embargo no lo encontraba, decidió sacar su celular para poder llamar, pero en aquel lugar no había señal,la situación le estaba pareciendo extraña, el lugar no era muy transitado, no había señal, y tampoco había un Juancho para que la pueda ayudar. Estaba sola, sola y con miedo.

A lo lejos, ente los árboles, se hizo presente un ligero movimiento de ramas, ella se asustó imaginandose lo peor, nadie estaba con ella, y cualquier cosa podría acabar con ella en cualquier momento. Suspiro aliviada al ver de quien se trataba, no había peligro alguno, solo era una pqueña ardilla que andaba por hay,
Aún así, Juancho no aparecía, decidió irse a otro lugar para buscar señal y llamarlo, pero no hizo falta, pues justo cuando estaba a punto de irse, un grito se hizo presente, era Juancho, ella sonrió, al parecer él se había demorado comprando lo que serían unas bellas flores turquesas, obviamente destinadas para ella.

Sonrió complacida y radiante, y sin más, ambos disfrutaron la tarde sin ningún inconveniente, todo parecía tan bien,tan bello.

A diferencia de ciertos chicos, ellos tenían sus sentimientos claros, y ambos sabían que aún no estaban listos, pero que harían lo posible para mantener aquel bello sentimiento de amor y cariño, porque eso es lo que había en su relación, no habia morbosidad ni picardia, habían gestos de dulzura que sellaban su amor en coquetería y cariño.

Durante lo que quedaba de la tarde, ambos comieron los bocadillos qué había comprado Catana, eran exquisitos y a la vez simples, aún asi de su sencillez, habían planeado que los porobarian de nuevo algún día.

Ya era de noche, y Juancho había acompañado a Catana hasta su casa, ambos se despidieron con un cálido beso en la mejilla y una mirada de cariño, y sin más cada uno siguió con su destino.

Todo era tan lindo, tan cálido y tan gentil. Era un amor puro e inocente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Ⓕⓛⓞⓡ Ⓜⓞⓡⓐⓓⓐ-ⓈⓟⓐⓡⓣⓞⓡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora