4. MUROS DE CONTENCIÓN

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Tengo que salir de aquí, estoy a punto de bajar la guardia e ir hacia el chico misterioso sin mirar atrás. Pero no puedo, no es que no quiera, es que no puedo. Tiro del brazo de mis amigas y las llevo, prácticamente a rastras, al baño. Escucho sus voces sorprendidas preguntándome que qué hago, pero no contesto. Necesito salir de ahí cuanto antes. Una vez dentro me apoyo sobre el lavabo y suspiro. Aun sintiendo sus ojos posados sobre mí, aun acalorada por lo que me ha hecho sentir.

— ¿Qué pasa? — pregunta Carlota, sorprendida por mi reacción. — ¿Estás bien, Pao?

— Sí — respondo rápido. — No — me contradigo. — No lo sé.

— ¿Es por ese chico? — interviene mi otra amiga, acercándose a mí, poniendo su mano en mi hombro.

Asiento y vuelvo a suspirar.

— Tía, está muy bueno y...

— Y es una distracción para mí — le corto sin dejar que termine. — No sabéis el tiempo que llevo intentando bloquear todo tipo de sentimientos, para que ahora venga él y me plantee tirar todo mi esfuerzo a la basura. ¿Creéis que no tengo ojos? ¿Qué no he visto lo bueno que está? Claro que sí, pero no puedo.

— Creo que no estoy entendiendo el problema — Carlota deja el vaso en el lavabo y se apoya en la pared. — Tía, pero permítete sentir de vez en cuando. ¿Qué más da si te lo tiras? Tienes dieciocho años, Paola, si no lo haces ahora, ¿cuándo lo vas a hacer?

Siento que tiene razón, y no solo ella, sé que Aitana piensa igual. No debería suponerme tanto quebradero de cabeza liarme con ese chico, ¿no? Al fin y al cabo, es solo una noche y mañana cada uno seguirá su vida.

No siempre es así.

— Sí, Pao — interviene Aitana. — Tú trabajo es importante y sabemos que no quieres ser el foco de atención, pero ¿qué hay de ti? No te puedes cohibir de disfrutar de la vida todo el tiempo. Ahora estás aquí, con nosotras y con un tío que, por cierto, está buenísimo, comiéndote con los ojos. ¿Qué más necesitas? Aprovéchalo o mañana te vas a arrepentir.

— No sé, chicas. Supongo que tenéis razón, tengo que intentar dejarme llevar de vez en cuando.

— Claro sí, Pao — Carlota sujeta mis manos en señal de apoyo. — Y si mañana resulta ser un completo idiota le patearemos el culo, y si amaneces con tu cara en todas las revistas, nos ocuparemos personalmente de que las retiren del mercado.

– Porque sabemos que eso también te preocupa – concluye la morena.

Sé que serían capaces de eso y de mucho más por verme feliz. Son las mejores amigas del mundo mundial, no sé qué haría sin ellas. Son mi apoyo, mi roca, mi fuerza.

Definitivamente, me han convencido.

En realidad, no sé si ese chico está interesado en pasar la noche conmigo como lo estoy yo, pero quiero intentarlo. Quiero hacerlo, tienen razón, llevo mucho tiempo cohibiéndome y hoy es una noche especial. Además, dejarle entrar dentro de mí no va a suponerme ningún problema, mañana será otro día y mis muros de contención estarán más fuertes que nunca.

Espero que no te equivoques.

— Sois las mejores — sonrío, mientras las abrazo. — Tenéis razón, voy a dejarme llevar por una noche.

— Solo una cosa — me pide Aitana cuando nos separamos, le miro atenta —, no dejes que piense que tienes mucho interés en él, deja que te conquiste poco a poco.

– Descuida – asiento, dispuesta a salir del baño seguida por mis amigas.

Volvemos al centro de la pista, al mismo sitio donde estábamos antes de haber salido corriendo. Miro hacia el lugar donde el chico misterioso estaba hasta hace escasos minutos, pero no lo encuentro.

UN AMOR INOLVIDABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora