XXIV

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Capitulo Veintiséis.

  SUS OJOS contemplaban el resplandor de un día nublado en Londres, aquel que lucía como si una gran lluvia estuviera próxima a caer, uno de los tantos panoramas acostumbrados a ver bajo aquel cielo

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  SUS OJOS contemplaban el resplandor de un día nublado en Londres, aquel que lucía como si una gran lluvia estuviera próxima a caer, uno de los tantos panoramas acostumbrados a ver bajo aquel cielo.
  Sus pies se tambaleaban levemente mientras estiraba sus brazos y los dejaba caer sobre la gran roca en la que estaba sentada.

  Era la primera vez en mucho tiempo que salía al exterior de su guarida y, no esperaba que aquel momento la sorprendiera tanto; las hojas, pese a la carencia de rayos de sol sobre ellas, brillaban de un verde intenso. Los insectos, bien ocultos entre la vegetación, eran vistos con total claridad por aquella elfina, y los sonidos comenzaban a profundizarse en sus oidos como si los mismos estuvieran muy cerca a ella, cuando en realidad se encontraban a metros y metros de distancia.

  Sus ojos se cerraban con una sensación de placer jamás antes vivida. En todos sus años de existencia, nunca pudo contemplar panoramas tan ensoñadores como los que podía ver en aquellos momentos, y eso solo generaba una mezcla de intriga y temor.

  El temor era más como un sentimiento de inquietud en su ser, Charlotte aún se mantenía distante con lo sucedido en las profundidades más recónditas de la guarida elfica, sintiendose alejada incluso de sí misma al no poder comprender qué estaba pasando con ella, o mejor dicho, al no querer aceptar lo que verdaderamente le sucedía.

  Su cabeza daba vueltas y vueltas, sumergiéndose en diversos temas que para ella aún eran extraños o molestos incluso, al no poder resolverlos del todo y querer hacerlos desaparecer de su mente.

  El rostro tan inexpresivo e irritante de Isabella Swan llegó a ella como un recuerdo cercano.
  Su plan había no solo conseguido su tan anhelado deseo, saciando dentro de todo su extensa codicia, sino que también había logrado desestabilizar a quién había comenzado a odiar.
  Charlotte Evans había aparecido de imprevisto en sus planes, desestructurando el camino que la llevaría a lograr sus objetivos y tan grandes metas.

  Por un momento, la inmortalidad había sido pausada, aquel anhelo parecía haberse convertido en algo muy lejos de su alcance, pero aún así, sus caprichos fueron consentidos.

  La peliblanca odiaba pensar sobre algo relacionado al vampiro y a su anterior pareja, ya que simplemente resultaba tedioso para ella, era como volver a repetir el mismo casette una y otra vez.

  A pesar de esto, dentro de sus pensamientos todavía circulaba un problema, el mismo que generaba su distanciamiento con Edward Cullen.

  Aquel aún quería a Isabella Swan.

Supones y teorizas... Eso solo hace que te alejes de la verdad, Lottie.

—¿Qué haces aquí?— al voltear, Charlotte contempló a su hermano a un lado de la gran roca en la que estaba ella, con sus manos en los bolsillos y una mirada acusatoria, como si supiera de ante mano los pensamientos de la chica.

°THE BOY IS MINE°   ||   Edward Cullen. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora