7

249 36 0
                                    


Jaemin pasó sobre sus tareas del hogar, haciendo caso omiso de la pequeña vocecita en la parte posterior de su mente que le exigía repensar esta cosa de la relación. ¿Jeno trataría de dirigir la vida de Jaemin ahora? Jeno siendo tanto su jefe y como su amante podría estar en una complicada posición.

― ¿Estás bien? ―Preguntó Chenle, vertiendo un vaso de agua.

―Sí, creo que sí―No sonaba positivo.

Chenle sonrió.

―No con certeza.

Dejó escapar un suspiro.

―Estoy durmiendo con el jefe.

Chenle se atragantó con el sorbo de agua que acaba ingerir.

―Advierte, ¿podrías? ¿Cuánto tiempo ha estado sucediendo esto?

―Desde ayer por la noche―Jaemin inclinó la cabeza hacia abajo, porque no quería reconocer la expresión de Chenle.

― ¿De verdad? Yo había pensado que estaba pasando durante más tiempo. Me refiero a todo el mundo sabe que el Maestro Jeno está obsesionado contigo.

― ¿Eso crees? ―Él sabía que Jeno era posesivo, pero en realidad no lo había pensado detenidamente.

―Absolutamente. Él nunca da el resto del personal de la casa más que una mirada, y eres la única persona que vive aquí.

Jaemin pasó los dedos por su pelo corto. Se preguntó si Jeno lo preferiría largo.

―Vivo aquí porque él me necesita a todas horas.

―Será mejor tú que yo―dijo Chenle sinceramente. ―Si tuviera que correr aquí cada vez que llama, definitivamente no me quedaría. El tipo paga bastante bien, pero es súper exigente incluso para un vampiro.

Jaemin se encogió de hombros. Él hacía un infierno mucho más que Chenle, pero no le diría eso al hombre. Además, Jaemin no solía salir de la casa el tiempo suficiente para gastarlo.

―No me importa.

―Bien, porque si te vas, me voy de aquí―Chenle juró.

Jaemin miró a Chenle.

― ¿Por qué?

―Porque entonces yo tendría que hacerme cargo de tus deberes a tiempo completo, y si el Maestro Jeno me mira una vez más por poner su taza en el ángulo equivocado, yo podría estar tentado a apuñalarlo.

Sorprendido, Jaemin dejó de organizar las servilletas para considerar las palabras de Chenle por un minuto.

― ¿No te gusta estar aquí?

―No, me encanta estar aquí, cuando estás aquí. Nadie puede poner al amo en su lugar como tú, pero si te vas, no podría hacerme cargo.

―Creo que eres más capaz de lo que piensas, Chenle. Sólo necesitas más formación.

Chenle se encogió de hombros.

―Quizás. O tal vez tú necesitas asegurarte de permanecer aquí. Si tú te vas, asegúrate de que me puedes llevar contigo. He aprendido mucho de ti, y no me gustaría tener que encontrar un nuevo hogar sin ti.

Con una última mirada de advertencia, Chenle se alejó.

Extraño, Jaemin nunca había pensado que el segundo mayordomo tuviera tan buena opinión de él. Tal vez él era el único preocupado acerca de ser más joven que su empleado.

Suspiró, y luego fue a asegurarse de que la oficina había sido limpiada.

Los siguientes días pasaron en una bruma de trabajo y sexo. Jaemin se negó a que Jeno ajustara su horario a pesar de lo mucho que se quejó.

Maestro Jeno - NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora