begging for attention

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A sus cortos seis años habia sido declarada una prodigio ¿O quizás fue antes?, en realidad, toda su vida había sido una prodigio, desde que entró en la academia notaron el potencial en ella, el cual su padre había notado mucho antes y explotaba cada que tenía oportunidad, demostrandole al señor del fuego el potencial que tenía la joven niña, el potencial que tendría la nación del fuego si lo nombraban a el sucesor.

Por su puesto, Zuko arruinaba aquellas presentaciones la mayor parte del tiempo “¿Cómo un niño podía ser tan inútil?” Eran palabras que su padre le había ofrecido a ella en uno de sus tantos entrenamientos, y mientras más la repetía en su cabeza, más de acuerdo estaba con el hombre. Zuzu era su tonto e inútil hermano que no sabía hacer nada por su cuenta y siempre terminaba en las faldas de su madre acaparando toda su atención.

Jamas se sintió cercana a su madre ¿Era eso malo? Siempre escuchaba a sus compañeras de la academia respecto a los cercanas que eran con sus madres (no era el caso de Mai y Ty Lee por suerte, sería insufrible escucharlas a ambas hablar respecto a ello) aunque jamás compartió el sentimiento, su madre adoraba a Zuko, ella no era relevante en la vida de su madre, prefería la atención que le otorgaba su padre, los elogios cuando lograba completar una nueva técnica de fuego control, aunque estos siempre iban acompañados de gritos por sus fallas, pero si eso significaba ser la favorita de su padre, ella aceptaría todo, aunque la atención que era otorgaba a ella era únicamente para un beneficio.

Su abuelo también la prefería sobre Zuko, aunque por su puesto, no convivía lo suficientemente con el por ser el señor del fuego, ella tenía de su lado a los dos hombres más poderosos de la nación del fuego ¿Eso la hacía más fuerte que Zuko, cierto? No, el seguía siendo el primer hijo, porque él era un hijo, porque él era un hombre y tendría que ser más importante, porque aunque su padre le había asegurado de que su inutilidad no lo haría llegar a nada, de que el jamás heredaria nada, el seguía siendo más importante que ella.

Entrenar con Zuko era totalmente insufrible, siempre tenía que limitar su fuego control para que esté no terminará quejándose, aunque siempre lo hacía. El era mayor que ella, debería dejar de llorar y entrenar más.

     ── ¡Mamá! Azula está golpeando demás de nuevo ── se quejó Zuko cuando cayó al suelo.

     ── ¡Claro que no! Tu no sabes hacer fuego control, por eso te quejas ── grito mientras cruzaba sus brazos y le sacaba la lengua con molestía, llevando su mirada hasta su padre ── ¿Cierto que hice todo mis movimientos bien, padre? ── estaba suplicando internamente que este la ayudará, que la defendiera como su madre lo hacía siempre con Zuko.

Ursa se levantó de su asiento, para acercarse al campo de entrenamiento, haciendo que la molestia de Azula creciera, porque sus sospechas de que correría a defender a su hermano eran ciertas ¿Acaso Zuko no podia defenderse por su cuenta? ¿Acaso Ursa jamás le daría el voto de duda a Azula para saber si lo estaba golpeando demasiado fuerte o no?

     ── Azula, cariño, quizás podrías ser un poco más suave con tu hermano ── se acercó al niño, levantando lo del suelo y limpiando la tierra de su traje ── los entrenamientos son para que ambos mejoren.

     ── ¡Yo soy mucho mejor que Zuzu en todo! ── gritó mientras veía la escena, girando un poco sus ojos intentando ver si su padre la defendería, nada, pero eso no importaba, el lo hacía para que fuera mejor que Zuko, si, estaba segura, porque ella si podía defenderse sola y no era una llorona  ── ¡Y tu eres un tonto que no sabe hacer nada más que llamar a mamá! ── empujó a su hermano de nuevo al suelo con más fuerte de la necesaria, antes de salir corriendo de campo con furia.

Su labio tembló con rabia mientras algunas lágrimas empezaban a caer por sus mejillas, intentó limpiarlas con furia, maltratandose un poco la cara en el proceso, llorar era de niños débiles según su padre, por eso Zuko era débil, ella no quería ser una niña débil y que su padre la odiara como a Zuko.

Si era débil nadie la querría, la querían porqué era fuerte, porque era una prodigio, ¿Si ella fuera débil su madre la querría?, seguramente no, estaba demasiado concentrada en ver que a Zuko no lo hiriera ni una hoja como para preocuparse por otra persona.

Jamás entendió porque su madre la odiaba ¿Ella había echo algo mal?, nunca pudo acercarse a ella de una buena manera, siempre estaba Zuko interviniendo todo, así que dejó de intentarlo, y Ursa si quiera la buscaba, eso significaba que no era tan importante como Zuko, jamás lo sería, ¿Había alguna razón para seguir intentando llamar su atención si su madre si quiera intentaba hablar con ella? Azula estaba bastante segura de que no.

Cuando su madre los abandono se burló en la cara de su hermano con todo el afán de hacerlo sentir mal, que se sintiera igual que ella toda su vida, el no era tan importante si lo abandonó, era igual de irrelevante que ella en la vida de Ursa.

     ── Mamá te adoraba, ¿No Zuzu? ¿Que haces aquí entonces? ── el desdén en su voz era claro, demasiado para una niña tan pequeña en realidad.

     ── Cállate Azula ── su voz sonaba rota, mientras lloraba por su madre ── ella tampoco te llevo a ti.

     ── Pero tú eras lo más importante que tenía ¿No? ── una risa burlona salió de sus labios mientras ── eres tan importante como la ropa que no se llevó, eres igual de insignificante para ella como yo.

Su hermano la miró mientras más lágrimas se deslizaban por su rostros, el era un niño después de todo, y las palabras de su hermana menor eran demasiado crueles.

     ── Eres un inútil Zuko, y ya no tienes quien te defienda ── empezó a caminar, alejándose de su hermano ── veremos cuanto duras hasta que nuestro padre se harté de ti y te eche, quizás así puedas reencontrarte con mamá, cuando seas un inútil que no pueda seguir en el castillo.

Jamás quiso ser una niña cruel, pero fue lo único que conoció como normal toda su vida, así que el mundo puede verse distinto ante todos, y a lo que los ojos de la joven Azula era algo de diario, muchas personas podían decir que la crianza de los príncipes fue horrible, pero para Azula, era bastante normal, ¿Asi eran todos? ¿No?

Decían que los hijos eran una sombra de sus padres, y Azula se esforzó por ser igual a su padre, muchos la percibían como loca, ¿pero eso en realidad era locura? Después de todo, fue lo único que conoció como normalidad toda su vida.

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