Doble moral

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[Mikhail]

Mientras la pelota rebotaba en el suelo, mi mente se aferraba a esos recuerdos, anhelando la libertad que parecía tan lejana. Recordé las tardes de verano en el parque, las risas de mis amigos y la sensación del viento en mi rostro. Todo eso ahora se sentía como un sueño perdido.

Pero pronto, el ruido de los gritos y risas lejanas de los otros prisioneros me sacó de mi ensueño. Había algo en el aire, una energía palpable que me hizo sentir que algo estaba por suceder.

Me levanté y me acerqué a la pequeña ventana de mi celda, tratando de ver qué ocurría. La luz del pasillo iluminaba las sombras de los prisioneros reunidos; parecían estar organizando algo. Mi corazón comenzó a latir más rápido. ¿Podría ser que estaban planeando una distracción?

Volví a jugar con la pelota, pero esta vez con más intensidad. Sabía que si había un plan en marcha, necesitaba estar listo para actuar cuando surgiera la oportunidad. Si lograban distraer a los guardias, tal vez podría escapar del aislamiento antes de que se dieran cuenta.

*Punto de vista de Ted*

Desperté con un sobresalto, sintiendo que el tiempo había pasado volando. Leo seguía ahí, recostado en su cama, pero su expresión ahora era diferente; había una chispa de emoción en sus ojos.

—¿Qué pasó? —le pregunté, incorporándome rápidamente.

—Están organizando algo grande —me dijo Leo, casi sin poder contener su entusiasmo—. Escuché rumores sobre una pelea y la idea de una distracción. ¡Podríamos tener nuestra oportunidad!

La adrenalina comenzó a fluir por mis venas. La idea de un caos controlado me emocionaba y aterraba al mismo tiempo.

—¿Y Mikhail? —pregunté, recordando que él estaba solo en aislamiento.

—No lo sé, pero si esto funciona, tal vez podamos sacarlo también —respondió Leo.

Sin pensarlo dos veces, nos unimos al grupo que se había congregado en el área común. Las voces se alzaban mientras otros prisioneros compartían sus planes y estrategias para causar una distracción lo suficientemente grande como para desviar la atención de los guardias.

—¿Qué tal si organizamos una pelea falsa? —propuso uno de los prisioneros—. Si hacemos suficiente ruido, atraeremos a todos los guardias hacia aquí.

Sonreí ante la idea; era justo lo que necesitábamos.

—¡Sí! Y mientras todos están ocupados viendo la pelea, podemos ir a liberar a Mikhail —añadí con determinación.

La energía del grupo creció mientras empezamos a trazar nuestro plan. Sabíamos que no sería fácil, pero juntos teníamos una oportunidad real. La emoción palpable llenaba el aire mientras nos preparábamos para lo que estaba por venir.

[Ted]

A pesar de que Mikhail no me caía nada bien, decidí ayudarlo. Tal vez así quedaríamos a mano y podría sacar algún provecho de la situación. Sin embargo, Kyan y Reo me miraban con desconfianza, al igual que Rina, la hermana de Reo.

Era comprensible; ellos conocían de sobra lo despreciable que podía ser Mikhail y, aunque yo lo veía como un simple peón en este complicado juego, para ellos era un amigo. No podían traicionar esa lealtad, incluso si eso significaba arriesgarse a perder una oportunidad valiosa.

[Rina]

Aunque Ted no me caía nada bien y me parecía sospechoso que quisiera ayudar a Mikhail, no podía dejar pasar la oportunidad. Era un riesgo, pero colaborar en el plan de distracción era nuestra mejor opción para sacarlo de esa situación.

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