7. Caminando junto a la muerte

104 18 9
                                    

⚠*Anuncio Importante al final del capítulo*⚠



I'm dangerous,

I'm warning you

But you're not afraid of me

And I can't convince you

You don't know me

You don't know me

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

7. Caminando junto a la muerte

Despertó después de los primeros rayos del sol, pero muchos antes de que los pájaros empezaran a cantar. Se vistió con la misma ropa del día anterior, pero lavada, y se sentó en la cama. Miraba como la gente, en su mayoría zombie, comenzaban su rutina diaria. Mientras se acariciaba el antebrazo derecho, sintió envidia de aquellos que tenían planeado que hacer en el día y mucho más de aquellos que no tenían nada planeado y podían respirar con tranquilidad, pues ella no tenía nada en mente y eso la debilitaba lentamente.

Lo único que mantenía a flote a lo que quedaba de su manada era su propia vida, pero no tenía ni idea de cómo continuar, de cómo sacarlos del mar tempestuoso para que pudieran respirar por su cuenta.

Estuvo un largo rato pensando y mirando a la nada, hasta que el antiguo timbre de su hogar temporal retumbó en sus oídos. De muy mala gana se puso la prenda roja de Liz y se dirigió a la puerta.

—¡Buenos días! —dijeron los hermanos felices.

—Ni tan buenos —soltó, cerrando la puerta detrás suyo—. ¿Vas a salir descalza? —cuestionó Zed.

—Si tú sales con esa cara y nadie te dice nada ¿Por qué yo no podría ir descalza? —replicó—. Tengo hambre, invítenme a desayunar.

—¡Si, Zed! ¡Invitanos un helado!

Jessica caminó junto a los hermanos Necrodopolis, observando atentamente las calles de aquella ciudad, trazando en su mente un plano, un mapa mental en donde marcaba con un color especial aquellos puntos importantes en medio de ese lugar y que podía serle de gran ayuda. Su mapa imaginario iba trazándose con más nitidez mientras escuchaba a Zed, quien le narraba los últimos acontecimientos.

Sin embargo, ella comprobó que Zed no era un buen guia turístico, pues, en vez de empezar su recorrido por ciudad Zombie, el de pelo verde la hizo caminar hasta la otra punta de Seabrook, contándole las cosas más aburridas del lugar. Incluso la llevó a una playa, donde él se entretuvo jugando con unos niños. Ella fingió que quería refrescarse los pies y agradeció que los hermanos se distrajeran con suma facilidad, pues ella no podía ocultar la manera melancólica en que los miraba.

𝕽𝖔𝖒𝖕𝖊𝖗 𝕰𝖑 𝕮𝖆𝖓𝖔𝖓 -Wyatt LykensenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora