YŪJI ITADORI

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“Yūji vuelve a buscarte después de irse sin ninguna explicación, pero es demasiado tarde”

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“Yūji vuelve a buscarte después de irse sin ninguna explicación, pero es demasiado tarde”

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—¿Sigues sin tener noticias de tu amigo?

—Nada—negué—. Es como si se lo hubiera tragado la tierra, mamá.

—Podemos ir a denunciar su desaparición, cielo.

—Seguramente sea lo mejor.

Ya casi se cumplían dos semanas desde la desaparición de Yūji. Era como si se hubiera esfumado, no dejó ningún mensaje o señal de vida. Al principio no le tomé demasiada importancia, su abuelo acababa de fallecer y supuse que necesitaría espacio, aunque siempre le escribía para que supiera que podía contar conmigo en cualquier momento.

A lo mejor debí haber insistido más.

Llegué a hablar con sus compañeros de club para ver si podían proporcionarme algo de información.

—Tú eres _______.

—¿Nos conocemos?

—No, pero Itadori hablaba mucho de tí.

«Hablaba...»

No pude sacar mucho de la conversación, pero me llamó la atención un pequeño detalle: maldiciones. Esas cosas horrendas que podía ver desde mis seis años de edad al parecer tenían un nombre y ellos también habían podido verlas. Yūji sabía sobre eso, fue el único que me creyó, y realmente no me importaba si era por pena, porque me servía con que se mantuviera a mi lado sin juzgarme en absoluto.

Pero ya no estaba y lo peor de todo es que ni siquiera llegó a ponerse en contacto.

Esas llamadas maldiciones se me pegaban más, cada día venía una nueva y se quedaba rondando a mi alrededor. Hasta que un día mi cuerpo se sintió tan pesado y cargado que perdí las fuerzas por completo.

Quedé atrapada por las maldiciones.

—¡_______!

Era una sensación poco agradable, de hecho dolía mucho, sin embargo no tenía ganas de despertar, porque si lo hacía lo único que me esperaría al otro lado sería más dolor junto con la ausencia de Yūji.

—¡Hay que exorcizarla!

—¡No! ¡_______, despierta por favor!

—¡Es demasiado tarde, idiota!

Esa voz me resultaba familiar, pero mis ojos se sentían demasiado pesados para abrirlos.

—¡Soy yo, Itadori!

| JUJUTSU KAISEN | ONE-SHOTS |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora