¡ B I E N V E N I D O !
En este libro podrás encontrar diversos escenarios con los personajes del anime
J U J U T S U K A I S E N
Eres libre de realizar pedidos a través de los comentarios o escribiéndome por Instagram ^^~.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
“Ayudas al hermanito de Choso y es inevitable que surja el amor”
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
—¿Refuerzo?
—¡Sí!—me señaló con energía—. ¡Eres de las mejores de tu promoción!
—Bueno, pero es que tú necesitas ayuda con todas las materias.
—¡Por favor, Yū!—se arrodilló.
—¡Itadori, levanta!—exclamé alterada.
—Mi hermano mayor me regañará y no quiero que se lleve más decepciones.
—Vale, vale, pero levántate.
—¡Gracias, Yū, eres la mejor de las mejores!
Antes de poder decir nada, Itadori tomó mis manos y me dio un beso en la mejilla para salir corriendo del lugar. Pese a conocernos de unos pocos meses, Yūji y yo hemos forjado una bonita amistad. Siempre iba a la misma cafetería donde trabajo, y de un día para otro entablábamos conversaciones amigables. Era como un hermanito pequeño, le regañaba cuando se atrasaba para llegar al instituto o le daba pereza hacer los deberes. También me hablaba mucho de sus hermanos y que algún día le encantaría presentármelos.
Y hoy era ese día.
Toqué el timbre varias veces, estaba a punto de llamar a Itadori cuando la puerta se abrió de golpe. Di un paso hacia atrás al encontrarme con un hombre con el rostro enfurecido. Le eché un ojo de arriba a abajo, llevaba ropa holgada y su cabello alborotado oscuro estaba suelto en un auténtico desorden.
—Disculpe—retrocedí levantando mi mano para despedirme—. Creo que me he equivocado.
Mi espalda chocó contra otro individuo, me giré lentamente hasta encontrarme con unos ojos rojos familiares.
—¡Sukuna!—esbocé una sonrisa.
—¿______?—ladeó la cabeza—. Ah, vienes para ayudar al idiota de mi hermano. Adelante—me empujó hacia el interior de la casa.
Cruzamos el umbral de la puerta pasando al lado del chico misterioso. Le miré de reojo y me sobresalté al ver que sus ojos estaban sobre mí.
—Con permiso—murmuré al sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo.
—Oye, sírvele algo.
—¡No, no hace falta, de verdad!—miré al chico, quien seguía sin mostrar expresión alguna.
—Sí—Sukuna puso una mano sobre mi hombro—. Ella es una muy buena amiga de tu querido hermanito, así que prepárale algo.
Bueno, al menos ya sabía que era su hermano, seguramente el mayor.
