Parte Uno.

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Se suponía que esto no debía pasar, que sólo sería una noche de fiesta, una despedida tranquila. Oh, al menos eso creía ella. Pero el golpe de realidad iba más allá de algo inocente. Diversión si hubo, vaya que si. Pero la cruda moral, suele ser mas fuerte de lo que pensó.



Malia Baker, era una chica divertida, que le gustaban las cosas tranquilas y estudiar. Si algo tenía muy bien claro era el respeto y lealtad. Pero ahora mismo no podía contar con eso, había fallado a sus principios por una locura. Su mente no era tan clara, pero ver una espalda semi desnuda, no era muy buena señal. Entro al baño corriendo y se metió bajo el agua con todo y ropa. Abrió los ojos de golpe, cerró la llave y se miró al espejo, gotas caen de su cabello, levanta un poco la cabeza y revisa si en su cuello hay una marca, pero nada.



— Mierda, Malia. ¿Qué hicimos?. — se pregunta así misma, queriendo recordar. Pero la puerta suena. Ella salta del susto, poniéndose nerviosa.



— ¿Sigues ahí dentro?. — nunca creyó que escuchar una voz femenina, recién desperdada fuera tan emocionante — Necesitó ducharme, ¿será qué me pueda entrar?.



Suspirando y cerrando las manos. Camina hacia la perilla y sale — Es todo tuyo.



— ¿Qué carajos te pasó?. Chica, que me estás dañando la alfombra.



— Le pasas una aspiradora y es suficiente.



La desconocida tenía una mueca — ¿Así es cómo despiertas todos los días?.



— Mira no me vengas con esto ahorita. ¿Si?. Querías el jodido baño, ahí lo tines. Y déjame en paz. — busca con la vista sus zapatos y no recuerda qué más traía.


— Te recuerdo que estamos en mi casa, y esa no es manera para hablarme. Puedo echarte. — advierte. Pero la empepoada de agua, abre los ojos sorprendida.



— ¿Aquí es tú casa?.



— Si. — responde con los ojos entrecerrados, con una escaneada a su expresión. Qué sigue siendo de sorpresa — Tranquila que no te robe, tú misma aceptaste venir.



— Cállate. — pide, mirándola fijamente y acercándose de a poco — ¿Qué pasó anoche?. — La otra yacía de pie, apretando los labios — ¡Habla!.




— Primero me pides que me calle, ahora que hable. No estoy entendiendo nada, más que estás un poquito loca. ¿Sabes?. — sale del frente y vuelve a la cama, recargando su espalda en la cabecera, abrazando una almohada y con ojos de cazador.




— Por favor, dime ¿qué hicimos anoche?. Tengo bloqueados mis recuerdos.



— Sigues siendo una loca, pero linda. — sonríe y lo decía sólo por molestarla. La de mechas rosadas, empezaba a divertirse pero a la vez le parecía tierno — ¿En serio no recuerdas?.



— No. — su voz es más baja y estable.



— Ven, acércate. — pide, dando golpecitos a la cama. Malia lo hace, y siente la mirada intensa. Un rostro muy bonito y armonioso, decide mirar sus manos o a donde sea menos a esos ojos que sentía la hipnotizaban — ¿Estás nerviosa?. Te ves tensa. Soy buena para dar masajes. ¿Quieres uno?. — está demasiado cerca, tanto que sus respiraciones se mezclan y Malia mira sus labios  — Siempre he despertado con mimos y arrumacos, pero esto que has echo. Me ha gustado.



— ¿Cómo qué siempre?. ¿Sueles traer más chicas aquí?.



— ¿Celosa?.



Do I Wanna Know? KyliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora