𝐈𝐍𝐄𝐕𝐈𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄, choi beomgyu ✓

━第一章。

CAPÍTULO UNO:
¡No soy una bruja!

—¿Tú vives por aquí? No he visto tu rostro por aquí antes...

Me quedé unos momentos contemplando el horizonte, donde el sol comenzaba a asomarse, iluminando la playa y mi cuerpo, al igual que el del castaño a mi lado. Aún no había respondido a su pregunta. Era como si hubiera estado disociando mi pensamiento, ya que él mismo me había preguntado si era de por allí, dado que nunca nos habíamos cruzado.

Sentía que, de alguna manera, él me resultaba familiar.

Suspiré, permitiendo que un silencio se interpusiera mientras enfocaba mi atención en el horizonte. Relamí mis labios antes de contestarle, sin querer dejarlo en suspenso, especialmente con su mirada fija en mí.

—Estoy vacionando, no soy de aquí. Llegué hace unos días...—, moví mi cabeza hacia un lado, volviendo mi mirada hacia él—. ¿Tú eres de aquí?

Observe como se rio un poco ante mi pregunta, un suave suspiro salió de sus labios segundos después.

—Sí, nací y crecí en este lugar y no he pensado en irme aún—, soltó una risita y se giró hacía mi lado, apoyando su peso en una de sus manos—. ¿Y cuánto tiempo te vas a quedar por aquí?

Tomé un momento para mirarlo mientras él hacía lo mismo conmigo. Parecía un chico curioso, y a la vez mostraba un gusto por hablar casi tan grande como el mío. No sabía a quién le gustaba más, tal vez a él, ya que era quien estaba iniciando la conversación. Sin embargo, yo no me limitaba a responder; sentía la comodidad de abrirme y compartir más, cosas de una persona extrovertida, dirían.

—Pues... estaré todo el verano, exactamente durante tres meses. Hasta que mis clases en la preparatoria empiecen nuevamente.

Mi abuela materna se había mudado hace relativamente poco a Busan, en la zona costera. Vivía bastante cerca de la playa, lo que para mí era un gran lujo. Pasar el verano con ella y tener la playa tan cerca era una de las cosas que más me fascinaban, especialmente por el cariño que le tenía a esa anciana, que aún poseía la energía de una mujer joven para muchísimas cosas.

—Vaya, es mucho más tiempo de lo que pensaba...—se rio suavemente, sacudiendo un poco la cabeza.—¿Te lo vas a pasar sola o con algún acompañante?

No pude evitar soltar una carcajada por su pregunta. Por más extrovertida que yo podía llegar a ser, por más de que me encantaba estar sola; la realidad era que me había acostumbrado bastante. ¡Me hubiera encantado traer a una amiga conmigo! El problema es que todas ya tenian planes, y yo no podía perderme un verano en la playa solo por no tener compañía amistosa. Ni hablar de mi familia. A mis hermanos no les gustaba la playa, y mis padres no tenían vacaciones muy largas que digamos.