22 de junio de 2,035.
Chica rebelde:
Hay varias cosas que nunca te dije, y creo jamás te hubiera dicho, tuve que esperar que perdiéramos contra esa tiranía para decírtelo. Una de esas cosas es que tú eres más agradable que la Lilith que conocí, al menos esta versión que conocí me demostró que es capaz de sacrificar lo que quiere a cambio de no traicionar a los suyos. Sin embargo, me satisface decir que eso que te quedaba que tanto deseabas, la razón por la cual pudiste habernos dado la espalda, no fue motivo para tentarte, no mataste lo poco que lograste agradarme, si lo hubieras hecho, si no es en esta vida, en otra, juro por mi padre que hubiera intentado acabar contigo, y aunque esas veces que logré estar lo suficiente cerca de ti como para asesinarte logré resistirme, si nos traicionabas no iba a hacerlo.
Otra de las cosas que no te he dicho, es que, aunque fingí por un tiempo ser tu novio y quererte, aunque tratara de ocultarlo, de verdad me importaste, como humana, no como Lilith. Por más frio, distante e indiferente que fui contigo, una parte de mí quería protegerte a toda costa, quería corromperte, quería hacerte mía. He pensado que tu humanidad me hicieron pensar en tal cosa. También la presencia de Asmodeo supongo, creo que su lujuria quiso corromperme.
Vi algo diferente en ti desde el principio. La noche que Thomas murió no fue la primera vez que viste Adán, él ya estaba en ese pueblo, mezclándose entre todos con tal de estar cerca de ti, de mí pudo ocultarse, pero no lo hizo aquél día. Habían pasado un par de días desde que me invocaste a mí y a Asmodeo, él sabía que yo estaba ahí, pero no se atrevió a atacarme, sin embargo, la noche que te manipuló y controló nos enfrentamos, él supo cómo meterse en tu mente, no eras tan poderosa, no como lo fuiste cuando despertaste esta última vez, él logró poseer tu mente, dejaste de ser tú y fue él quien tomó las decisiones por ti. Una noche, la primera vez que lo vi desde hace mucho tiempo, te condujo a lo más alto de la iglesia, llevándote directo a tu muerte, te quería hacer caer para que murieras y él te pudiera llevar con él, Adán no pensó que yo iba a interceder, pero lo hice, tu cuerpo descendía y te atrapé, él estaba tan sorprendido que nos vimos obligados a enfrentarnos, por fortuna le gané, y no te llevó con él. Luego fui yo quien entró a tu mente, estabas tan débil que hacerlo fue algo sencillo, los demonios podemos manifestarnos como somos tanto en el plano astral como en el terrenal mientras no estemos poseyendo un cuerpo, esa noche yo me proyecté en mi forma real, te tomé en mis brazos y te llevé a casa, apoyabas tu cabeza en mi pecho, pude haberme negado a hacer eso, la verdad, no sé qué fue lo que me impulsó a hacerlo, pude hacer que fueras a tu casa por tu cuenta, pero quise hacerlo de esa manera, quise hacerte sentir protegida. Cuando llegamos a tu habitación te dejé en tu cama y dormiste, fue ahí cuando te borré ese recuerdo para que no lo recordaras, aún no era el momento, pero él quería acercarse a ti a como diera lugar. Antes de esa noche te creí una humana normal que solo era la reencarnación de Lilith, pero entrar en tu mente me mostró cosas sobre ti, cosas que olvidé cuando poseí a Hunter. Además, mientras más convivía contigo fui dándome cuenta de ciertas cosas, por ejemplo: El hecho de que eres especial, no me refiero a Lilith, me refiero a ti, a Charlotte, jamás había sentido algo igual por un humano, llámalo compasión, lastima, una clase de apego enfermizo que jamás di a demostrar, o como quieras, ese afán mío por protegerte, por odiar a todo aquel que te tocara para hacerte daño, ya que yo quería ser el único que te lo hiciera no es algo muy común en mí, nunca lo ha sido.
La verdad es que, en ti hay algo más, pude percibirlo, y no entiendo por qué Asmodeo no pudo, claramente eres la reencarnación de Lilith, su mitad, pero no eres solo eso, en ti hay luz, una luz que fue opacada por Lilith, pude sentir eso cuando te salvé, la primera vez que te besé, pude sentir tu esencia, la verdadera, pude sentir sangre angelical igual y a la misma vez diferente a la de Lilith corriendo por tus venas. Confieso que pude haber estado obsesionado contigo, aunque de una forma no muy usual, a diferencia de Asmodeo yo no quise follarte, o algo parecido, sino, quise e intenté matarte muchas veces, pero al final, cuando descubrí lo que posees, una parte de mí encontró tu fragilidad y quise cuidarte de todo y todos, lo sé, no lo demostré, pero lo hice, a mi manera. He llegado a creer que de una u otra manera me ayudaste a hacerme sentir, a conocer lo que la palabra proteger significa.
Tanto que te convertiste en mi karma, un fastidioso, amargo, pero a la larga cautivante karma, honestamente, el que lo hayas sido me complace, lo sé, esto podría ser extraño viniendo de mí. Contigo me convertí en un demonio guardián, es ridículo, o quizás no lo sea, creo que estoy empezando a divagar, no soy bueno para expresarme abiertamente, aun trabajo en eso.
He estado intentado ver cosas del pasado, de mi pasado, y del tuyo. Sé que no eres hija del hombre que pensabas, eso te tomó por sorpresa, pero yo sé por qué te lo ocultaron por mucho tiempo, más tu madre, no soy quién para decírtelo, pero si lees esto, debes saber que no solo eres la reencarnación de ese despreciable ser de cabellos rojos, eres mucho más, y que aquel padre al que nunca conociste, tu verdadero padre, es igual que Gabriel y que Miguel.
No es un humano, así como tampoco tú lo eres.
Lo único que me queda por decir, aunque quizás no leerás esto, es que lamento haberme comportado como un idiota, pero, ¿Qué quieres que te diga?, así soy, me alimento de eso, y no niego que me divertía ver como tú te sentías impotente y furiosa por mi actitud. Debo confesar que tuve mis razones para comportarme de esa forma contigo, sé que la mayoría de las veces te hice sentir mal, pero tú estabas provocando algo más en mí que me hacía sentir molesto conmigo mismo. Esa luz que hay en tu ser me atrajo, de una forma más negativa que positiva he de decir, quería matarte, hacer de todo para lastimarte. Al paso del tiempo y darme cuenta que no eres parecida a Lilith, me sentí más atraído a ti, tu sola presencia me descolocaba, me hacías sentir extraño, confundido, y eso que sentía lo expresaba con palabras hirientes, con burla, con pesadumbre porque no sabía cómo sacar lo que me hacías sentir, te aborrecí por eso, estaba luchando conmigo mismo, quería protegerte, pero a la vez ser yo mismo el que te lastimara. Cuando estábamos en el castillo, Gabriel se entregó a mí y yo a ella, pero no fue por mi propia voluntad, fui manipulado por una fuerza que no pude controlar, estar con ella me dejó insatisfecho, tal como ser manipulado e hipnotizado. ¿Pero sabes que fue lo que pensé después de estar con ella?, te imaginé en esa cama, desnuda y cubierta de tu propia sangre mientras yo te profanaba tal y como lo que viste en el sueño que tuviste conmigo. No sabía cómo sentirme, así como no sé cómo sentirme ahora que escribo esto, aun estando lejos logras confundirme. Ahora sé que solo contigo podría sentir lo que para Asmodeo es el placer sexual.
Antes de conocerte a ti y a Gabriel conocí a una mujer, hija mortal de mi padre, fue la primera que me hizo sentir algo más que mi naturaleza, tuve una relación con ella, de ella nació mi primogénito que luego maté porque se reveló ante mí, ella me dejó, conocer a Gabriel fue lo que llenó ese vacío que sentía, no tener a mi primer mujer y a mi primer hijo, por eso creo cedí ante ella, pero cuando te conocí, cuando esa luz que posees se presentó ante mí no supe que pasaba conmigo, sabía que sentías algo por mí, lo sentía, pero yo jamás cedí, algo no me lo permitía, algo que confundí con desprecio. Me gustaste Charlotte, me sentí atraído a ti de una forma extraña, de una forma que fui capaz de expresar a base de indiferencia. El sueño donde te hice mía no fue solo un sueño, en el otro plano te profané, te tomé, así que sé que fui yo el primero en arrebatarte tu pureza en esta vida, y en el otro plano.
Sé que cometí muchos errores, me dejé llevar por mi instinto, por mi impulsividad. Pero si tuviera que repetir todo lo que me ha pasado lo haría. He visto cosas, cosas que pasarán, y que espero que pasen. En mi vida solo tres mujeres han sabido como afectarme, como hacerme sentir cosas que me han desorientado. Una me enseñó lo que puedo ser capaz de hacer por amor, la segunda me enseñó a odiar lo que creí amar, y la tercera me enseñó a amar lo que más llegué a odiar.
Debía sacar todo esto, debía decirlo, pero ya no diré más, quizás porque ya no quiero, o porque prefiero reservármelo. Solo se me olvidaba algo, creo que es justo que lo sepas, ¿Por qué quise protegerte? ¿Por qué me sentí atraído a ti de una forma extraña?, sé que no eres una chica que es temerosa de cualquier cosa, sin embargo, yo sabía que mientras estaba junto a ti, cada vez que estaba cerca de ti temías, y eso fue lo que me atrajo, el miedo que sentías hacia mí. Una parte de mi odiaba eso, ver tu fragilidad, por eso quería protegerte, y a la vez destruirte. La verdad es que, el miedo que sentías me hacía desearte más, y ahora puedo recordarlo.
Creo que eso es todo.
Espero volverte a encontrar, diosa del olimpo.
Amon. »