Lyanna salió a la superficie, el sonido de la naturaleza se había apagado. Siendo reemplazado por el ruido de voces masculinas acercándose a la orilla del río.
— La perra debe estar por aquí - comentó aquel tono familiar.
Eran los hombres de Rowan, cazadores de mujeres, era el quinto grupo que la estaba buscando.
La dama salió del agua a paso rápido, pero sin generar ruido para no llamar la atención. Se vistió con la mirada perdida en los árboles y se colocó la funda de cuero que llevaba su hacha, cruzada en su espalda, mientras que su cabello y su piel mocca destilaban el agua del río.
— No debió haber ido lejos, revisen por todos lados.
Lyanna se acercó al árbol que estaba a su lado y se colocó el cuchillo entre los dientes. Con sus manos de uñas afiladas y sus pies descalzos, comenzó a trepar el tronco, hasta llegar a la copa del árbol.
Bradley levantó el dedo índice e hizo un círculo en el aire. Las M16 descansaban en las manos de los soldados y el sonido de la naturaleza era lo único que escuchaban.
— Rastreen el perímetro, manténgase alertas - ordenó.
Los soldados se distanciaron, cada uno cubriendo un flanco diferente, con el fin de encontrar rastro del responsable de los campos de embalados.
A pesar de los botines, los pasos de los soldados eran sigilosos, manteniendo la armonía del bosque. Los pájaros y monos se movían de rama en rama, los sonidos que emitían eran la distracción perfecta.
Lyanna empezó a trepar entre los árboles, camuflándose entre las hojas. Un mono cruzó sobre ella, haciendo que se quedara quieta. Agachó la cabeza y vio a los hombres armados debajo de las ramas. Sus prendas son de cuero grueso y curtido, muchas veces adornada con los colores que oscilan entre el marrón, el negro y el gris, tonos apagados que se mezclan con el paisaje del bosque o el entorno urbano destrozado. Usan botas de combate pesadas y abrigos largos que ocultan cuchillos, y otros tipos de armas blancas. Algunas partes de su ropa están manchadas de sangre seca y tierra, revelando su desprecio por la limpieza o el cuidado personal. El olor de estos sujetos es inconfundible: una mezcla acre de sudor rancio, cuero húmedo y la podredumbre que arrastran de sus campamentos itinerantes. Algunos incluso apestan a sangre, como si llevaran consigo los rastros de sus víctimas anteriores.
Los cazadores poseen cuerpos robustos y fuertes. Algunos son más delgados, pero aún así violentos, con músculos tensos que reflejan la dureza del ahora. Sus rostros son toscos, con barbas desaliñadas y cabellos largos o rapados, con una apariencia descuidada que refleja su indiferencia hacia cualquier tipo de elegancia o sutileza.
El vacío en sus ojos demuestra la falta de empatía , y a menudo llenos de lujuria y dominación. La mayoría tiene piel quemada por el sol o ennegrecida por la suciedad, y sus manos, gruesas y callosas, están acostumbradas a blandir armas y atrapar a sus presas sin compasión. Las uñas están rotas y sucias, a menudo ensangrentadas por los ataques recientes.
Para ellos, las mujeres no son más que presas o mercancía que deben capturar para satisfacer sus propios deseos o los de los hombres poderosos para quienes trabajan. Las consideran inferiores, débiles, y nacidas para ser sometidas o explotadas. Su sentido de masculinidad está deformado, basado en el poder absoluto sobre las mujeres, y la brutalidad hacia ellas es un símbolo de estatus.
El sufrimiento le es indiferente. Disfrutan del terror que infunden en sus víctimas, regodeándose en su superioridad física. Su lenguaje es vulgar y despectivo, usando palabras degradantes y humillantes para referirse a ellas. Para ellos, la violencia es un derecho, y consideran la caza como un juego. Como si su valor se redujera únicamente a su capacidad para ser dominadas.
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GODDESS
FantasyEn un mundo arrasado por la guerra divina y devastado por una peste que exterminó al 90% de las mujeres, la Tierra se ha convertido en un lugar inhóspito donde las mujeres son tratadas como meros objetos de intercambio y explotación en una sociedad...