— Nunca los dejes ganar, Lyanna. Jamás te permitas ser derrotada. – la voz masculina de su padre hacía eco en su sueño.
Se vio así misma de 10 años de edad, de pie frente a su padre.
— Yo lo asesiné y lo volvería hacer de ser necesario.
Los ojos de Lyanna se abrieron despacio, la luz blanca de la habitación la cegó de nuevo. Y un fuerte mareo golpeó su cabeza. Iba a llevarse sus manos al rostro y el sonido del metal chocando resonó en sus oídos, haciendo que despertara. De a poco, comenzó a parpadear, transformando su vista nublada en claridad.
Una elegante mujer de traje azul con brillante cabello rizado y mirada almendrada, estaba sentada junto a la camilla. Tenía la vista perdida en el archivo que descansaba sobre su pierna derecha. Por un momento, Lyanna se impresionó de ver a una mujer en tan buen estado. Creyó que estaba soñando, pero supo que no por el frío de las esposas.
La dama levantó la mirada y se quedó impresionada ante los llamativos ojos carmesí de Lyanna.
— Wow...- comentó con una pequeña sonrisa.- Tus ojos son... hermosos.
Dinah estaba encantada, jamás había visto a una persona con aquél tono de iris y era impactante para cualquiera que la viera. Pero no solo eran los ojos de Lyanna, sino ella misma. Su belleza era sobrenatural y tenía un magnetismo indescriptible que hacía que Dinah quedará hechizada.
— Permíteme presentarme, soy Lady Dinah Grosvold. ¿Y tú eres?
Lyanna se quedó en silencio, no sabía cómo reaccionar ante una desconocida, aún seguía sorprendida de ver a una mujer en excelente condición. Sin embargo, desvió su atención de Dinah y la puso a su alrededor. Estaba en la habitación del hospital, se giró hacia su izquierda y notó un enorme espejo que funcionaba como ventana y junto a ella, la puerta de salida.
— ¿Dónde estoy? - preguntó con suavidad.
— Estás en Stormhold, territorio de Magnus Hunnam.
Lyanna recordó haber escuchado sobre Stormhold. Y la amargura se apoderó de su expresión, aunque trataba de mantener la calma ante todo. Gracias al buen descanso, su cabeza ignoró a Dinah por un momento y comenzó a idear un plan desde la A hasta la Z.
— Las mujeres están a salvo aquí, no es como Arkan.
Al mencionar el territorio de Rowan, Lyanna miró a Dinah con cierta molestia, pero sus rasgos suaves, hacía que no sea evidente su expresión.
Todo fue tan confuso para Lyanna, ella solo se estaba defendiendo y recuerdos vagos llegan a su mente. Un soldado vestido de negro, con el que peleo las dos ocasiones. Dinah notó que Lyanna estaba perdida, y por ende, prosiguió.
— En el historial del hospital y una pila abundante de pruebas con testigos militares, afirman que eres una mutante clase 9, ¿tú ya lo sabías?
Lyanna no dio respuesta, ni gesto, ni señal alguna. Sentía que no podía confiar en Dinah y que haya usado la palabra mutante, la ofendía. Sabía que era un tecnicismo de la medicina para justificar lo que no entienden. Pero no se lo explicaría a una desconocida que fingía estar del mismo bando que ella.
Dinah vio el espacio sin completar y levantó la cabeza, para toparse con los ojos carmesí que la miraban con vacío.
— ¿Recuerdas cómo llegaste aquí?
— Tus hombres me secuestraron y me sedaron dos veces.
— Si, y me disculpo, aquí no somos así. La situación debió haber sido peligrosa para ti y para el resto. Y en ambos casos, se utilizó medidas extremas para tu seguridad.
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GODDESS
FantastikEn un mundo arrasado por la guerra divina y devastado por una peste que exterminó al 90% de las mujeres, la Tierra se ha convertido en un lugar inhóspito donde las mujeres son tratadas como meros objetos de intercambio y explotación en una sociedad...