Daño

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El inconfundible sonido de un objeto quebrarse fue lo bastante evidente para provocar el silencio absoluto en segundos, aunque poco duró al escucharse un quejido tiempo después acompañado de un insulto.

–¿Qué rayos hiciste? El ángulo del celular no me deja ver nada –rápidamente el chico de cabellera azul cambió de posición pensando que así la perspectiva le ayudaría a ver qué ocurría, cosa ciertamente imposible.

–No, viejo...Accidentalmente caí en el jarrón importado de mamá.

Finalmente el desastre fue desvelado cuando su amigo giró la cámara del celular enfocando la fina pieza de cerámica hecha pedazos.

Lo siguiente en suceder, una estruendosa risa del otro lado de la línea con tintes claros de burla.

–No puede ser, ¿y qué vas a hacer ahora? –la pregunta viajó en el mismo tono de voz, pues no parecía haber una salida –Queda poco para entrar al instituto.

–No puedo dejar esto así, debo arreglarlo... De algún modo.

–Bueno, bueno... Intenta llegar rápido, Soarin, darán la lección para el examen y queremos practicar antes algo de buena música.

–No jugaré con balones en casa la próxima vez... Debo cortar, viejo, nos vemos en la escuela.

–Esta bien, nos vemos.

Después de tomar un respiro de la cómica situación, Flash Sentry tomó su celular apoyado en la tapa del baúl de su auto y luego lo guardó en su pantalón.

Tomó su guitarra que había usado segundos antes y la guardó de igual manera en su estuche para acto seguido ponerla en el baúl.

Con todo lo necesario listo ingresó a su auto y emprendió el camino a su escuela.

El camino relativamente despejado en el tranquilo pueblo en el que vivía le permitió llegar rápidamente a su destino, no sin antes reproducir una demo de una de sus canciones más recientes.

Un ritmo quizá menos rockero como acostumbraba, era remplazado ahora por una melodía más suave y melosa, generada producto del sentir del artista.

Al llegar y ubicar su estacionamiento asignado, Flash se acomodó con calma, había sido todo un desafío obtener un lugar propio, pocos estudiantes podían tener uno en la escuela, pero ser estudiante de último año con un gran perfil colaboró en este hecho.

Al bajar de su auto revisó la hora en su celular asegurándose de que quedaba el tiempo suficiente para practicar algo de música y se acercó a su baúl dispuesto a sacar su guitarra. Sin embargo, esta tarea se vio interrumpida momentáneamente por una serie de risas y súplicas femeninas.

Flash levantó la mirada y se encontró a un par de metros con un grupo de amigas que reconocía bien, pero su atención se desplazó de inmediato a una de ellas en específico.

Twilight Sparkle, una hermosa chica de cabello liso e hipnóticos ojos color violeta. Inteligente, responsable, respetuosa. Era el tipo de persona con la que sentía que encajaba a la perfección.

Sí, definitivamente estaba tan enamorado.

Entonces dejó escapar una suave risita al notar como a pesar de todo ella participaba de las súplicas dirigidas al hermano mayor de una de sus amigas, Big Macintosh.

El pobre tipo estaba siendo rodeado por ellas, no había escapatoria alguna. Casi al unísono le pedían prestado nada más que su camioneta, no cualquier cosa exactamente.

–Nop.

–¡Ay, Big Mac! ¡Por favor! –la voz de Rainbow Dash se alzó por encima de la de sus amigas, parecía desesperada por las continuas negaciones del sujeto.

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