Sin final feliz...

Ella...

Ella fue la luz que iluminó mi vida, el sol que calentó mi alma y la brisa que acarició mi corazón. Su presencia fue un regalo que me hizo sentir completo, un abrazo que me envuelve en tranquilidad y seguridad...
Su sonrisa es la más hermosa obra de arte que he visto, un cuadro que cambia mi perspectiva y me hizo ver el mundo de manera diferente. Sus ojos son dos faros que guiaron mi camino, iluminando cada paso que di a su lado...
Su voz fue música para mis oídos, un canto que me hizo vibrar y sentir vivo. Su risa es un bálsamo que sanaba mis heridas, un antídoto que me hacia olvidar mis penas...
Ella fue mi refugio, mi santuario, mi hogar. En sus brazos, me sentía seguro, amado y aceptado. Ella fue mi mejor amiga, mi compañera de aventuras y mi alma gemela.
Con ella, la vida era un cuento de hadas, un sueño que se hizo realidad. Ella era la magia que hacia que mi corazón latiera, la razón por la que vivía...
Gracias a ella, sabía que no estaba solo, que tenía alguien que me amaba incondicionalmente, alguien que me hacia sentir especial. Y yo prometí amarla, apoyarla y estar para ella por el resto de mi vida...