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KILL SHOT( once again pushing,stacking trophy)

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KILL SHOT
( once again pushing,
stacking trophy)

El sol caía lentamente sobre el circuito de Bahréin, tiñendo el cielo de un naranja intenso mientras las luces del paddock comenzaban a encenderse

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El sol caía lentamente sobre el circuito de Bahréin, tiñendo el cielo de un naranja intenso mientras las luces del paddock comenzaban a encenderse. El bullicio en el garaje de Mercedes seguía, a pesar de que la clasificación había terminado horas antes. Mi cuerpo sentía el agotamiento, pero mi mente se negaba a desconectarse. Aún podía escuchar el rugido de los motores y el incesante zumbido de las conversaciones que rodeaban la pista. Todo se mezclaba en mi cabeza: los datos de la telemetría, los comentarios de Toto y, sobre todo, ese último maldito sector en el que Max Verstappen había logrado arrebatarme el quinto lugar.

Entré en mi Driver's Room y cerré la puerta tras de mí. El sonido del mundo exterior se desvaneció instantáneamente, dejándome sola con mis pensamientos. Me dejé caer sobre la cama de masajes, sintiendo cómo la tensión abandonaba poco a poco mis músculos. Estaba exhausta, pero la sensación de incomodidad seguía ahí, pegada a mi piel como el sudor acumulado durante horas de competencia.

Aún no me lo creía del todo: mi primer Gran Premio como piloto oficial de Mercedes. Y aunque había dado lo mejor de mí, no podía evitar sentirme insatisfecha. Había quedado sexta en la clasificación. No estaba mal, pero no era suficiente. No cuando todos los ojos estaban puestos en mí, esperando el más mínimo error para saltar sobre mi cuello.

"Sexta", pensé con amargura. "Eso no es lo que vine a hacer aquí".

Fruncí el ceño, recordando la última vuelta de la clasificación. El auto se había sentido bien, pero en ese último sector, simplemente no había sido lo suficientemente rápida. Y Max... él siempre encontraba la manera de apretar ese poco más cuando más lo necesitaba. Había visto su nombre aparecer en la pantalla justo antes de cruzar la línea de meta, desplazándome un puesto atrás. Apreté los puños con frustración, sabiendo que no podía culpar a nadie más que a mí misma.

Sacudí la cabeza, tratando de apartar el pensamiento. No podía permitirme caer en la autocompasión. No ahora.

El suave zumbido de mi teléfono interrumpió mis pensamientos autocríticos. Lo tomé de la mesa de noche y vi el nombre de Amber en la pantalla. Una sonrisa escapó de mis labios antes de darme cuenta. Si alguien podía sacarme de este estado de ánimo oscuro, era ella. Amber era mi rayo de sol personal, esa energía vibrante que siempre sabía cómo encontrar luz incluso en los días más nublados. Apreté "aceptar llamada" y después de unos segundos, su rostro apareció en la pantalla.

 Apreté "aceptar llamada" y después de unos segundos, su rostro apareció en la pantalla

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—Entonces... ¿Cómo te fue hoy, estrella? —preguntó Amber con una sonrisa amplia, su voz ligera y chispeante.

Me eché a reír, el peso que sentía en los hombros aflojándose ligeramente.

—Eh... he tenido mejores días —respondí, fingiendo una mueca de dolor mientras me apoyaba contra la pared, buscando una postura cómoda. La sonrisa de Amber se amplió aún más, como si se negara a dejar que mi negatividad entrara en su espacio.

—¡Vamos, Blaze! ¡Es tu primer Gran Premio como piloto de Mercedes! Eres la chica del momento. Sexta no está mal... ¿O es que Max Verstappen te robó el protagonismo otra vez? —bromeó, sus ojos brillando con picardía.

Suspiré, dejando que el aire escapara de mis pulmones con fuerza.

—Sí, él. ¿Cómo lo sabes?

Amber soltó una risa suave y musical, como si todo esto le resultara tan obvio.

—Porque te conozco. Sé que no dejas de pensar en ello. Siempre quieres más, Blaze. Pero, escúchame, no puedes permitir que este pequeño revés te nuble. Lo estás haciendo increíble. Y más importante aún, ¡estás ahí! ¿Sabes cuántas personas desearían estar en tu lugar?

Asentí, aunque parte de mí todavía no estaba convencida.

—Lo sé, lo sé. Es solo que... siento que no es suficiente. Es como si estuviera en una cuerda floja y todos están esperando que me caiga. Me parece que no importa lo que haga, siempre habrá gente diciendo que no pertenezco aquí.

—Bueno, déjalos que hablen. —Amber hizo un gesto dramático con la mano como si pudiera espantar a esos críticos con un simple movimiento—. La única opinión que importa es la tuya. Y sé, por la forma en que te exiges, que si ya estás aquí es porque lo mereces.

Miré a la pantalla y no pude evitar sonreír. Amber tenía esa manera de hacer que el peso en mi pecho se disolviera, aunque fuera solo un poco. Era como si, con solo unas palabras y su presencia chispeante, pudiera recordarme por qué estaba luchando, por qué todo esto valía la pena.

—¿Sabes qué? Tienes razón —dije finalmente, mi voz más firme. Era como si, a través de esa pantalla, Amber me hubiera inyectado una dosis de su propia energía.

—Por supuesto que tengo razón. —Amber alzó una ceja, su sonrisa ahora en pleno resplandor—. Además, tú siempre has sido la "estrella". Es tu apodo, ¿no? "Blaze". ¡Vas a quemar a todos en la pista mañana, ya lo verás!

Reí, sacudiendo la cabeza.

—Eres imposible, ¿lo sabías?

—Lo sé —dijo ella, guiñándome un ojo—. Pero también sé que lo vas a lograr. Y estaré aquí para recordártelo cada vez que lo olvides.

Nos quedamos hablando un rato más, Amber contándome historias divertidas sobre su día, sus ocurrencias y alguna que otra anécdota ridícula de sus clases de yoga. Era imposible no reírse con ella. Con cada minuto que pasaba, sentía cómo la presión en mi pecho se aliviaba poco a poco. Amber siempre había sido esa luz que iluminaba los rincones oscuros de mi mente, la que lograba que viera las cosas desde una perspectiva más brillante, más ligera.

Cuando finalmente colgué la llamada, sentí una calma renovada. Aún quedaba la carrera, la verdadera prueba de todo el trabajo que había puesto en esto. Sabía que no iba a ser fácil. La Fórmula 1 era un juego de ajedrez a gran velocidad, y cada movimiento, cada milésima de segundo contaba. Pero, por primera vez en toda la tarde, me permití pensar que, tal vez, solo tal vez, todo iba a estar bien.

Salí de mi Driver's Room, inhalando el aire fresco de la noche de Bahréin. El paddock estaba más tranquilo ahora, pero las luces brillaban intensamente, como recordándome que el mundo de la Fórmula 1 nunca dormía. Observé a lo lejos el garaje de Red Bull, donde probablemente Max y su equipo seguían analizando datos. Lo vi como un rival formidable, sí, pero uno que me impulsaría a ser mejor.

Apreté los puños, no de frustración esta vez, sino de determinación. No iba a dejar que el sexto lugar definiera quién era como piloto. Había llegado hasta aquí por algo, y estaba lista para demostrarlo. Mañana era el día para encender mi propia chispa y, como Amber siempre decía, quemar todo a mi paso.




— AUTHOR NOTE

cliché, pero algo mejor de hecho, en fin disfruten su finde semana 🤍🤍🤍

𝑲𝑰𝑳𝑳 𝑺𝑯𝑶𝑻 - M.VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora