Cap 1 el encuentro inesperado

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Ace estaba acostumbrado a cumplir misiones para Barba Blanca, pero en esta ocasión, todo parecía diferente. El sol brillaba intensamente sobre el puerto, y mientras observaba a la multitud que se movía a su alrededor, una sensación extraña le recorrió el cuerpo. Algo estaba por suceder.

Ace caminaba despreocupado por las calles del puerto, cuando su atención fue atrapada por una figura que le resultaba demasiado familiar. Un hombre de cabello rubio y un sombrero con gafas sobre la cabeza se movía entre la gente con una ligereza que a Ace le hizo recordar algo... o mejor dicho, alguien.

Ace (internamente): "Ese sombrero... ese andar... ¡No puede ser! ¿Es Sabo?"

Ace se quedó paralizado, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Sabía que había rumores, historias, de que su hermano Sabo había muerto hacía muchos años. Pero allí estaba, a unos metros de él, tan vivo como cualquiera.

Sin pensarlo dos veces, Ace empezó a seguirlo, pero no podía acercarse directamente, no aún. Tenía que estar seguro. ¿Y si solo era una coincidencia?

Ace (internamente): "Tranquilo, Ace. Puede ser alguien que se parezca. No te emociones antes de tiempo."

Ace decidió seguir a Sabo por las calles, pero el sigilo no era su fuerte. Mientras lo espiaba desde las sombras, intentaba no perderlo de vista, aunque lo que menos esperaba era que el simple acto de seguir a alguien se convertiría en una serie de desastres.

Primero, mientras Ace intentaba caminar casualmente por detrás de Sabo, pisó sin querer un montón de pescado que un comerciante acababa de tirar al suelo.

Ace (resbalando): "¡Woah, woah!"

Ace perdió el equilibrio, y en un intento desesperado por mantenerse en pie, terminó tirando una pila de cajas que se encontraban a su lado. Las frutas volaron por el aire, y los gritos de los comerciantes no tardaron en llegar.

Comerciante (gritando): "¡Oye, ten más cuidado! ¡Eso te va a costar!"

Ace, intentando no llamar más la atención, se levantó rápidamente, ignorando los gritos. Miró hacia el frente y vio que Sabo seguía caminando, completamente ajeno al caos detrás de él.

Ace (susurrando): "¡Genial, qué sigiloso eres, Ace! ¡Bravo! Al menos no me vio..."

Siguió a Sabo hasta un mercado, donde decidió esconderse detrás de unos barriles. Pero, mientras intentaba espiar desde su escondite, una señora se acercó para comprar algo de pescado, y al girar, accidentalmente empujó uno de los barriles.

Ace (tropezando con los barriles): "¡Ah! No, no, no, ¡quieto!"

El barril rodó hacia el centro del mercado, golpeando otro puesto, lo que provocó una reacción en cadena de frutas y verduras volando por todos lados. Ace intentó no reírse de la absurda situación, pero también sabía que estaba a punto de llamar la atención si no tenía más cuidado.

Ace (internamente): "Si sigo así, me van a descubrir antes de siquiera acercarme a él."

Sabo, sin enterarse del caos que Ace estaba causando a sus espaldas, se detuvo frente a una tienda. Ace lo observó de lejos mientras Sabo se acercaba a un pequeño mostrador y pedía un papel y una pluma. Ace, curioso, se acercó con cautela, ocultándose tras una columna para ver lo que Sabo hacía.

Sabo tomó la pluma y escribió algo rápido en un pedazo de papel, entregándoselo al tendero. Ace entrecerró los ojos para observar más de cerca. La caligrafía de Sabo, aquella letra fluida y algo inclinada, era inconfundible. Era la misma letra que Sabo tenía cuando era niño. De inmediato, el recuerdo de los viejos tiempos en el Reino Goa se arremolinó en la mente de Ace: Sabo escribiendo notas apresuradas y dibujos en sus aventuras infantiles.

Ace (internamente, con el corazón acelerado): "¡Es él! ¡Esa caligrafía... la reconocería en cualquier lugar!"

El último atisbo de duda se desvaneció por completo. Ace estaba seguro: ese hombre era Sabo. Pero aún no sabía que había perdido la memoria, lo que hacía que todo el encuentro fuera más confuso para él. Decidió que era momento de acercarse, pero antes quería estar completamente seguro de cómo manejar la situación.

Ace (internamente, decidido): "De acuerdo, Ace, cálmate. Ahora solo tienes que acercarte y confirmarlo... pero tal vez deberías seguirlo un poco más, ¡solo para no meter la pata!"

Siguió a Sabo mientras este se alejaba de la tienda, pero el sigilo seguía siendo un problema para Ace.

Ace (internamente): "¡Ya lo confirmé! ¿Por qué sigo siguiéndolo como un idiota? Ah, claro, porque quiero que sea perfecto... ¡Ay, Sabo, qué lío me estás causando!"

Siguió a Sabo por más tiempo del necesario, tratando de no hacer ruido, pero con cada paso cometía más torpezas. Mientras lo espiaba en una calle más estrecha, se enredó con un gato callejero que decidió treparse a su hombro.

Ace (susurrando, mientras el gato se acomoda): "¡Oye, quítate de ahí! ¡Este no es momento para hacer nuevos amigos!"

El gato maulló, y Ace hizo lo posible por mantenerse en silencio, pero a cada paso, el animal seguía maullando con más fuerza. Finalmente, Ace sacudió al gato, pero terminó tirando un carrito de flores.

Florista (gritando): "¡Mis flores! ¡Ten cuidado!"

Ace se disculpó con un gesto rápido mientras seguía a Sabo, que seguía sin percatarse de nada. A pesar del caos que iba dejando a su paso, Ace se sentía cada vez más seguro de que estaba tomando la decisión correcta. No había duda: ese era su hermano perdido.

Ya sin más distracciones, Ace decidió que era momento de acercarse de una vez por todas. Intentó parecer casual, pero su nerviosismo era evidente.

Ace: "Eh... buen sombrero."

Sabo lo miró, levantando una ceja con una expresión de total confusión.

Sabo: "Gracias... ¿te conozco?"

Ace tragó saliva. Ahora era el momento.

Ace: "Soy Ace.¿No me recuerdas?."

Sabo lo miró en silencio durante unos largos segundos, con el rostro lleno de incertidumbre.

Sabo: "Lo siento, pero no te recuerdo."

El corazón de Ace se hundió un poco al escuchar esas palabras, pero no iba a rendirse tan fácil. Sonrió con nervios y, de repente, se le ocurrió un plan.

Ace (con una sonrisa pícara): "Bueno... entonces tendré que hacer que me recuerdes. ¡Te voy a secuestrar!"

Sabo dio un paso hacia atrás, sorprendido.

Sabo: "¿Qué dijiste?"

Ace se dio cuenta de que había hablado en voz alta. Carraspeó y trató de arreglar la situación.

Ace (rápido):"Digo.....¡es broma!Es una broma..... jajaja ... Ya sabes... ¡piratas!

Pero la expresión en el rostro de Sabo no era de alguien que lo entendiera. Ace comenzó a sudar frío.

Ace (internamente): "Genial, Ace. Solo a ti se te ocurre decirle a tu hermano perdido que lo vas a secuestrar...

Sabo, aún desconcertado, lo miró con una mezcla de curiosidad y confusión. Mientras tanto, Ace ya estaba formulando su siguiente paso en su cabeza. Si Sabo no lo recordaba ahora, lo haría recordar, y para eso, necesitaba ayuda.

Ace (internamente): "Es hora de buscar a Luffy. Entre los dos, seguro que podemos hacer que Sabo vuelva a ser el de antes."

Con una sonrisa más relajada, Ace tomó su decisión. Pero antes de ponerse en marcha, lo primero que haría sería asegurarse de que no hubiera más frutas en su camino.

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