Cuatro.

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–Jimin, ¡buenos días!  —El rubio sintió como alguien se colgaba a su espalda animadamente y si no fuera por su aroma a piñas se hubiera asustado.—

–Buenos días, Sunoo. —El Omega pelirrosa mantenía una sonrisa contenta en el rostro, buscó en su bolso rápidamente confundiendo un poco a Jimin por la acción, pero entendió cuando vió al chico sacar un jugo de manzana entregándoselo a Jimin.—

–Mi favorito, gracias, Sun. —Jimin le dió un toquecito en la mejilla en modo de cariño, haciendo sonreír tímido al chico.—

–De nada Hyung, también traigo uno de naranja para Beom, pero aún no lo he visto, es más, acabo de llegar de hecho. —Jimin no pudo evitar reír ante lo dicho, era más que sabido que Beom siempre llegaba tarde a todas partes.—

Sobre todo cuando se trataba de la universidad, ambos creía que al único lugar que llegaba más o menos puntual era al trabajo, y aún así se pasaba algunas veces en unos minutos. Ambos chicos caminaron a la par hasta entrar al salón donde les correspondía la primera clase, dirigiéndose hasta uno de los asientos casi al final, donde ambos se sentaron juntos, sacando sus respectivos cuadernos para la clase de hoy.

Jimin miró de reojo como un Alfa de cabellos parecidos a una oreo miraba atentamente a su mesa, el rubio una vez que confirmó su sospecha dió vuelta completamente su cara para encontrarse con los ojos del chico que aún mantenía su mirada atenta, pero el rubio sabía que no era a él a quien miraba, sino a su amigo, el cual estaba más pendiente en decorar los títulos en su cuaderno que de fijarse en su alrededor, Jimin tosió llamando la atención del Alfa, el cual una vez que se encontró con los ojos del rubio se dió la vuelta avergonzado, dándole completamente la espalda a ambos chicos.

Pudo sentir como el aroma a café del chico se hacía más leve, dando señal de que estaba más que avergonzado y Jimin no pudo evitar reírse por la reacción que tenían los demás aunque fueran Alfas ante su presencia.

–¿De que te ríes, Minnie? —El pelirrosa había terminado su decoración y se encontraba mirando curioso al rubio que al encontrarse con los ojos del Omega menor borró de inmediato su sonrisa, dejando solamente una expresión cómplice en su rostro.—

–Nada, pequeño Sun. —Respondió divertido Jimin, desordenando los cabellos rosados del chico, quien hubiera protestado pero el ruido de unos pasos apurados entrando a la sala de clases lo distrajo, llevando su mirada de inmediato en esa dirección.—

El pelirrosa volvió a tener aquella tierna sonrisa en su rostro, saltando de su asiento y casi pasando por encima de Jimin con cuidado de no lastimarlo y corrió hasta envolver a Beomgyu en un abrazo, el cual estaba agitado por haber corrido para llegar a la hora, pero aún así correspondió el abrazo del menor, el cual apenas se separó buscó en su bolso tal cual lo había hecho con Jimin y le entregó el jugo que había traído para el chico.

–Dios mío, gracias Sun, no sabes cuanto lo necesitaba. —Beomgyu agradeció tantas veces cómo pudo y abrió de inmediato el jugo dándole un largo trago, estaba cansado solo por correr para llegar a esa estupida clase.—

Caminaron juntos hasta llegar al lado de Jimin, Sunoo pasó nuevamente para sentarse al lado del rubio, mientras que Beomgyu saludaba al Omega mayor de los tres y luego se sentaba en uno de los puestos adelante de Sunoo, el cual dió una sonrisa traviesa, sacando algunos elásticos de colores de su bolso, le haría peinados a su amigo para evitar morir de aburrimiento en la clase, de todas maneras a nadie le interesaba ética.

Jimin por su lado se encontró dentro de un trance por un momento, pudo jurar que sintió aquel aroma a pino que sintió aquella vez en la cafetería, todos sus sentidos se pusieron alerta buscando al portador de aquel aroma, pero el único que en aquel momento venía entrando a la sala de clases era un beta que Jimin conocía desde el primer año de universidad, el nombre de aquel chico era YoonGi, pero era imposible que él fuera, los betas no desprenden aroma propiamente como tal.

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