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Hay días en lo que todo cuesta un poquito más.

Así sea una trivialidad lo que tengas planeado hacer.

Puede costar abrir tus ojos y aceptar que ha llegado un nuevo día.

Puede costar prestar atención a tu al rededor, concentrarte en las palabras, el entorno que te rodea desaparece, y solo existe el dolor sordo en el pecho, y un extraño pitido en el oído que con el tiempo se va haciendo cada vez más molesto y complicado de soportar...

Puede costar Respirar. Decirle a los pulmones que inhalen y exhalen con calma, sin apuros porque no te hace bien.

Puede costar hacer que tú corazón deje de doler, instarlo a que se demore unos segundos más en responder a su acelerado ritmo...

Todo en la mente es un desastre doloroso, y eso se mezcla creando dos posibilidades. Un incómodo nudo en tu garganta que lastima al darte cuenta que no hay quien lo comprenda, o la busqueda de una salida valiente, Pero hiriente para las personas que te aman.

Pasó el dorso de la mano por sus ojos y retiró el rastro silencioso de lágrimas que cayó como río por sus mejillas sonrosadas... Naruto suspiro con cansancio, decidiendo que lo más conveniente ahora, sería dormir. Ya era lo suficientemente tarde como para despertar a Sasuke con sus tonterías... Aunque era consciente que aunque el Uchiha le escuchara llorar, no lo mencionaria, si era capaz se llevaría con el a la tumba tal secreto.

Apretó con fuerza su pecho y atrajo hacia si, sus piernas, abrazando con ella la cómoda almohada... Sus párpados pesaban asquerosamente, recordándole lo agotador que fue aquel día... Sin embargo, podría haber jurado, escuchar la puerta de su habitación ser abierta con lentitud... Las ralentizadas pisadas acercarse, y un peso cernirse sobre su lado en el colchón, antes que dedos fríos acariciaran su cabello con suavidad...

Un dulce tarareo, casi igualado a un mantra envidioso del sonido de los preciosos claveles removidos por el viento, llenó la habitación, y llegó a sus oidos... __Descansa Naruto...__

Quizás era el cayendo en la locura, quizás era el siendo arrullado por su propio inconsciente... Quizás... Sasuke lo estaba consolando.

El Uchiha le miró con atención, cubriendo su cuerpo suavemente con las mantas... Y se detuvo brevemente creyendo muy mala idea lo que quería hacer...

La nariz y ojos del chico estaban tan rojos como un tomate, sus mejillas y pestañas húmedas por las lágrimas que aún dormido derramaba, su ceño se fruncía y sus labios se apretaban reprimiendo su dolor...

Pero eso a Sasuke acababa doliendole aún peor.

Desde el sofá Escuchó los lastimeros jadeos cargados en angustia de Naruto... Temió que fuese una pesadilla. El las odiaba, porque sabía que era vivirlas en carne propia.

No sé resistió a entrar cuando la curiosidad lo instó a averiguar más allá de sus propios límites.

Bien dicen que la curiosidad mató al gato.

Fue como si una parte de el, se quebrase al verle y escucharle sollozar desesperado.

Por el día no hubo nada fuera de lo normal. Por el día, Naruto le sonrió, habló con vigorosidad sobre sus temas más especiales, le contó sus planes a futuro y juraba haberlo visto comer por la noche y la tarde... No había manera que llorase... Por nada.

Naruto no tenía porque llorar.

O al menos eso creía Sasuke.

Sin embargo ¿Podía explicar por qué se sentía tan mal?. Tarareó en voz baja hasta verle quedar dormido.

Se sentó a su lado, con un libro en sus manos y puede que luego se arrepintiera de lo que haría, pero valdría la pena. (Podía apostar si así quisiera.) El brazo de Naruto se aferró a su cintura, buscando desesperadamente un consuelo en sus sueños, por lo que Sasuke se lo permitió. Acaricio su cabello una vez más, masajeo suavemente sus sienes para espantar ese ceño fruncido, y el apoyó la espalda a la cabecera de la cama para poder leer con comodidad.

Por la mañana siguiente, no le despertó.

Se retiró en silencio de aquella habitación, Cerró la puerta tras de si, tomó una cubeta de agua, y roció las flores de Naruto, justo como días atrás lo había visto hacer.

Hora y media después aproximadamente, Naruto llegó, vestido, sonriendo pasito, ligeramente sorprendido de verle cuidar de sus plantas... __Oe teme! Que haces eh? Ese es mi trabajo ttebayo!__ gritó con falsa euforia.

Para Sasuke, Naruto se veía pálido y cansado. Lo que no tenía sentido, pues creía que había descansado lo suficiente. __Tch, de que hablas bastardo? También son mis flores ahora!__

__Ehhhh! De que hablas!? Estás yo las compré,  consíguete las tuyas con tu propio dinero!__

__No tengo dinero, Naruto__ hubo un momento de silencio, antes que ambos estallaran en risas silenciosas por lo idiotas que eran. __Ademas, ya son mías, ya les puse nombre yo mismo__

__Cuando paso esto? Es la primera vez que te veo interesado en mis lirios y Margaritas__ con una ceja alzada, y una voz agotada, Naruto casi susurró las palabras que le estaban costando el aire.

__Es desde hoy, mira, esta se llama Tomate porque es roja__ Señaló, y Naruto rió entre dientes por sus estupideces.

__Bien, ponle nombres a las que quieras ttebayo! Excepto a Ramen y a Sakura, ellos ya están apartados.__ Sasuke frunció su ceño al escuchar. Cuando el se dió la vuelta y se dirigió a la cocina, el azabache tomó a Sakura y la alejo de Ramen... Para colocar a Tomate en su lugar. Sonrió ladino, completamente satisfecho de su trabajo y asintió, dejando a un lado la pequeña cubeta.

__Hey Usuratonkachi! Que quieres para desayunar hoy?__

Colgando en tus manos (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora