03

125 24 9
                                    

LAIS.

Estaba sacando las medialunas de la tostadora mientras tenia la cabeza en Mateo, como siempre la verdad. Parece que el no se cansa de estar en mi mente todo el tiempo, es como que puso un imán en ella y no se despega más.

—¿Que haces, Lala?—me mira mi amiga confundida al ver que abrí las medialunas y empece a ponerle mermelada de frutilla.

—Habían pedido eso, Florcha—le respondí con una sonrisa fingiendo que no tengo la mente muy lejos de acá.

—Pidieron tostadas, no medialunas y aparte de eso hiciste jugo de naranja cuando pidió un té—me mira aguantándose la risa y ahí fue que caí.

¿Tan mal me tenia ese pendejo de mierda?

—Menos mal que nadie vio esto y puedo comerlo ¿No?—le hago una sonrisa y ella rueda los ojos—. Dale Flor es la primera vez y ultima, te lo re contra prometo.

—No es la primera vez, Lais—suspira y yo le hago ojitos—. Tenes que tener más cuidado y prestar atención, no podes vivir pensando en ese bobo.

Yo largo una carcajada y le doy la espalda para seguir con lo mio, ambas sabíamos muy bien que no soy la única que no anda con los pájaros en fila ¿O eran los patos? Bueno en fin, se entendió.

—Hay veces que no todo es trabajo, también podes contarme que onda con el amigo del bobo que acabas de nombrar—le digo sin verla mientras ponía el pan a tostar y buscaba un saquito de té.

—Sabes lo que pasa, me habla solo para garchar el pelotudo ese—me comenta frustrada y se acomoda su flequillo.

—Por lo menos te lo moves, yo ni llego a eso con el cubito de hielo de Mateo—le digo para que se ría y sigamos trabajando.

Habían pasado unas horas hasta que llegó la hora del almuerzo y teníamos casi nada de tiempo para comer pero nunca faltaba el chisme entre los tres, era algo que siempre tenía que estar.

—Come bien eso, Amadeo—Florencia lo mira mal y yo sonrío viendo a nuestro amigo con la boca llenísima.

—Flor el día que vos te cortes bien el flequillo ahí yo si voy a comer bien, pero hasta que eso pase voy a meterme todo en la boca—dice lo ultimo con orgullo y ambas nos empezamos a reír de como se había regalado—. Que se hacen ustedes que lo único virgen que tienen es el pelo.

—Y vos tenes todo virgen, Ama—le respondo y con Flor nos cagamos de risa de nuevo.

—Bueno cambiando de tema, que onda con lo que me contaste de Mateo ¿En serio que te dijo eso anoche?—me pregunta Flor atenta mientras comía sus papas.

—Yo vi los mensajes en el grupo pero no entendí nada, Lala. Cuando te pones feliz ni un traductor con cinco títulos te entiende—me dice Amadeo y yo rodeo los ojos.

—Me dijo de hacer algo después del laburo, o sea que me venía a buscar—dije con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hoy salimos tardísimo encima—me responde frustrada Flor.

—Odio los miércoles, tenemos doble turno y nos siguen pagando una miseria—se queja Amadeo.

—Bueno hay que verle el lado positivo a todo esto, comemos gratis el almuerzo toda la semana—traté de animarlos pero no había forma.

—Técnicamente comemos las sobras, Lala—me responde Amadeo.

—Ella es así, tiene que verle luz hasta lo más oscuro—dice Flor sonriendo mirándome—. ¿O me equivoco?

Bien o mal; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora