XVII - XVIII - XIX

98 17 50
                                    





El chico, levantó la mano tímida y lo saludó, agitándola, como, si con ello, quisiera comprobar su existencia.


Sanemi sintió como si el mundo se congelara a su alrededor. No sabía qué hacer... qué decir... estaba tratando de procesar la escena que estaba viendo. Era su hermano, su querido hermano Genya, después de tanto tiempo sin noticias, y estaba allí, justo frente a él.


— No... esto no puede estar pasando. — Murmuró, su voz casi inaudible. —¿Eres real? ¿Eres realmente tú?


— Nemi, esto... es un poco complicado— Por fin habló Giyū, su tono serio.


— Será mejor que me expliques lo que está pasando, Giyū.



Con un suspiro en resignación, Giyū le hizo un gesto a Genya, indicándole que se sentara junto a ellos. La plática que ambos sabían que iba a llegar finalmente se materializó en el aire, pesada con la carga de recuerdos no compartidos y emociones contenidas.


— Genya...— comenzó Giyū, su voz baja y seria. — ...Sanemi necesita saber sobre lo que ha pasado...



Sanemi lo miró, su corazón latiendo con fuerza. ¿Qué podía esperar de esa plática?
Se sentía realmente extraño estar allí, con Genya y Giyū a su lado... de repente, los recuerdos de su infancia, esos momentos que pasó con ambos chicos llegaron a su mente como un flash.



— Sanemi... — Llamó el azabache, con voz calmada, pues había notado que el albino estaba divagando un poco. Por fin, cuando se percató de que tenía la atención deseada, prosiguió: — Cuando tenía 16 años, me convertí en Hashira... — Continuó, los recuerdos volviendo a él como sombras. — Como ya te había contado... este puesto no era para mí, aún así... lo acepté. Tan pronto como ascendí de rango, volví a nuestro pueblo con la esperanza de encontrarte, Nemi. — Ahora puso una mano sobre la del albino, quien lo miró fijamente a los ojos. — Pero no te encontré... en lugar de ello... encontré fue a Genya, solo y tratando de sobrevivir.



Los ojos de Sanemi ahora bajaron hacia un punto invisible en el piso de tatami, sabiendo que aquellas palabras del Hashira del Agua le habían dolido... dejar a su hermano solo no había sido una decisión fácil.



— Genya me contó lo que había pasado. Me habló de la tristeza que sentías por lo que pasó entre nosotros dos... — Prosiguió Giyū, su voz suave, pero cargada de dolor. — Me contó sobre el incidente con tu madre y tus hermanos... y cómo tú, en medio de todo, luchaste por seguir adelante.



Sanemi sintió que una presión le oprimía el pecho. Era como si esas palabras lo golpearan en el estómago, trayendo consigo un torrente de emociones reprimidas. Recordaba la tristeza, el vacío que había dejado su madre, y la lucha diaria que había enfrentado.

Nuestra Promesa // SaneGiyū // One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora