En una noche fría de diciembre, Mitsuki Koga se encontraba de vuelta en su casa donde había vivido hasta sus 18 años, estaba en su cuarto, acostada sobre la cama mirando hacia el techo. Las paredes de su cuarto ahora estaban pintadas de un color crema, pero una de ella aún era verde. En esa pared estaban colocados discos enmarcados, álbumes de míticos artistas del rock americano. Mitsuki se encontraba mirando cada detalle de su habitación con una gran nostalgia, realmente extrañó a su hogar.
— Wow... los discos siguen en su lugar... los tocadiscos y mis antiguas libretas donde escribía letras para canciones... todo sigue en su sitio... Es como si no hubieran pasado ya 8 años, prácticamente todo está igual... Mi tío sigue siendo tan divertido como siempre y se mantiene trabajando en la tienda... todo es igual... excepto. —Dijo Mitsuki para sí misma, mientras tenía su mirada perdida.
De repente, Mitsuki posó su vista en un pequeño cuaderno que estaba guardado junto a otros en un estante de su cuarto... Allí era donde Koga escribía sus ideas para canciones dedicadas a Osawa.
— Pensar que eso sigue aquí... Me pregunto qué hubiera pasado si hubiera tenido el valor de cantarle directamente esas canciones y decirle que eran para ella. —Dijo Koga, mientras se pasaba una mano por su cabello, el cual ya no era corto, estaba largo, le llegaba a la altura correspondiente a la mitad de la espalda.
Mitsuki se sentó en su cama y quedó mirando en dirección al cuaderno. Sin embargo, no se levantó a tomarlo, sólo quiso seguir observándolo.
— Como desearía que las cosas fueran como hace 8 años... La vida no ha sido lo mismo sin ti, Aya-san... Aunque ahora soy famosa, nunca he sentido la misma cercanía y calidez que tú me dabas cada vez que hablábamos de música... Te extraño tanto. —Pensó Mitsuki.
La estrella de rock miró hacia su ventana, y se dio cuenta que la luna ya era visible. Procedió a sacar una cajetilla de cigarrillos y un encendedor de su bolsillo, encendió un cigarro y se lo llevó a los labios, mientras tenía una expresión pensativa.
— Sin embargo... ¿Cómo te busco ahora? ¿Te incomodaré si te llamo de la nada para decirte que regresé? ¿Es raro que una persona te escriba de la nada para verse después de no hablar por tanto tiempo?... ¿Es raro aún tener estos sentimientos por ti?... ¿Cómo debo ir hacia ti?... ¿Ya será tarde?... ¿Tendrás a alguien más? —Decía Mitsuki para sí misma, mientras exhalaba el humo del cigarro.
Mientras más pensamientos ansiosos se introducían en la mente de Mitsuki, repentinamente, la puerta de su habitación se abrió sin previo aviso, lo cual sobresaltó a la chica.
— ¡MITSUKI KOGA! —Repentinamente, Aya abre la puerta de su habitación impulsivamente.
Mitsuki se sorprende demasiado de que Aya esté justo en la entrada de su habitación, tanto que al principio no puede creerlo y cree estar delirando, pero al instante se da cuenta de que no es así, que la verdadera Aya Osawa está en la entrada de su habitación con una expresión de emoción y enojo a la vez, Koga piensa que eso es contradictorio, pero son las emociones que puede percibir.
Al cabo de unos segundos, Mitsuki recuerda la vez que Aya hizo exactamente lo mismo, ya que ésta se encontraba enojada porque Koga le había dado a Chizuru su respectiva entrada del concierto al que iban a ir juntas. Mitsuki piensa que a pesar de los años, algunas cosas no cambian.
— Aya-san... tú... realmente estás aquí... —Dice Koga sorprendida, para luego dar otra calada a su cigarrillo.
Si la estrella de rock estaba sorprendida por la presencia de Osawa en su habitación, la chica de cabello rosado lo estaba aún más: Mitsuki se veía demasiado cansada, como si no hubiera dormido en días; su cabello negro estaba muy despeinado; pero lo que llamó poderosamente la atención fue su cigarro.
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Ocho años sin ti.
RomanceMitsuki Koga y Osawa Aya llevan separadas 8 años, ya que ambas viven en países diferentes: Aya se quedó en Japón y Mitsuki se mudó a Estados Unidos cuando tenía 18 años para iniciar su carrera musical. Aunque ambas intentaron hacer que su lazo fuera...