Ocho años sin ti.

Capítulo 1: Un amor no dicho.

El cielo estaba cubierto por un sinfín de nubes grises y el viento frío viajaba por las calles de Tokio, Japón. 

Era el mes de diciembre y se acercaban las fiestas navideñas, así que a pesar del frío, se podía percibir un ambiente muy animado en la ciudad, muchas personas haciendo sus compras para hacer sus celebraciones o simplemente teniendo un rato agradable con sus familiares y amigos.

En uno de los restaurantes de la ciudad se encontraba una joven de 26 años hablando animadamente con sus amigas. La joven en cuestión se llama Osawa Aya, una chica de 1,65 m de estatura, delgada, ojos rosados y cabello semi-ondulado del mismo color, siempre vestida a la moda pero elegante. Es una diseñadora de modas japonesa novata que, a pesar de encontrarse en los inicios de su carrera profesional, ya cuenta con varios diseños de éxito luego de graduarse, siempre tuvo un gran talento para la moda. Por otro lado, sus amigas más cercanas, Chizuru y Mao, de la misma edad que Aya, también son diseñadoras de moda, aunque ellas se han dedicado a trabajar para una prestigiosa empresa. Osawa también trabajo allí, pero desde hace dos años decidió renunciar para crear su propia marca de ropa, a la cual le está yendo de maravilla. 

Las chicas se encontraban hablando animadamente, tocaban múltiples tópicos de conversación. Todo iba bien hasta que llegó un tema sobre el cual a Osawa no le gustaba hablar.

— Oye Aya, ¿no tienes alguna cita para este 24 de diciembre? —Preguntó Chizuru.

Aya se sorprendió ante la pregunta, no se la esperaba aún. Sin embargo, se recompuso para responder.

— No, sólamente pasaré las fiestas con mi familia. Tampoco es que tenga mucho tiempo para dedicarme a esos temas.

— Qué aburrida, ¡el 24 de diciembre en un día ideal para tener una cita romántica! ¿En serio no tienes a nadie? Pretendientes no te faltan. —Dijo Mao.

Las palabras de Mao son ciertas, Osawa Aya era una chica muy popular entre los chicos e incluso también hubo chicas que la invitaron a salir. Sin embargo, ella siempre rechazaba a todos. 

— No, en serio no me interesa nadie, me he enfocado mucho en el trabajo. —Dijo Aya, finalizando con una sonrisa, aunque en ella se deja ver una pizca de melancolía.

Mao y Chizuru la observaron por unos segundos hasta que esta última decidió romper el silencio.

— Aya... ¿puede ser que aún no superes a  cierta personita de hace 8 años? —Dijo Chizuru, mirando con curiosidad a Aya.

Osawa se sonrojó levemente, pero inmediatamente se recompuso, aunque se veía su semblante un poco nervioso y melancólico.

— No es eso... Bueno... sí lo es... Es ridículo que siga pensando en alguien que se fue hace 8 años, pero... No he sentido nada igual con nadie más... Sólo me he enfocado en el trabajo para tratar de superar eso. —Dijo Aya con un tono melancólico mientras miraba a la nada.

— No creo que sea ridículo... es sólo que es una etapa que nunca se cerró... Después de todo, la partida de Koga-san sucedió de forma muy repentina. —Dijo Mao.

Y allí estaba ese nombre, Koga, Mitsuki Koga para ser exactos, el primer amor de Aya y realmente el amor de su vida. Aya nunca había podido olvidar a la chica de ojos grises, alta, delgada, atlética, de estilo rockero y de cabello negro corto, que le llegaba a la altura de los hombros más específicamente. Habían sido mejores amigas en el bachillerato y compartían salón de clases. Los mejores años que Aya recordaba eran los que había compartido con Mitsuki, le guardaba mucho cariño a los recuerdos de las agradables tardes donde las dos se encontraban hablando y divirtiéndose en la tienda de discos del tío de Mitsuki, Joe, lugar donde Koga trabajaba a medio tiempo. Sin embargo, aunque en aquel entonces, Aya sospechaba que sus sentimientos románticos podrían ser recíprocos, nunca se animaron  a tener una charla para confesarlo, por una lado fue debido a perder su amistad, pero la principal razón fue la repentina mudanza de Mitsuki a los Estados Unidos.