Te he escrito, he vuelto a ti, porque eres como una adicción para mí. Estar sin ti me hace sentir una ansiedad y un dolor indescriptibles. Cada día sin tu presencia es una lucha constante contra la soledad y el vacío que dejaste en mi corazón.
Te mentí cuando te dije que he estado feliz estos días. La verdad es que cada momento sin ti se siente como una eternidad. He intentado llenar el vacío con distracciones, pero nada parece funcionar. Cada vez que miro mi teléfono y no veo un mensaje tuyo, mi corazón se hunde un poco más.
Creo que me estás ignorando, y eso duele más de lo que puedo expresar. Me duele pensar que quizás ya no me necesitas, que tal vez has encontrado la paz sin mí. Pero yo no puedo dejar de pensar en ti. Cada recuerdo, cada momento que compartimos, sigue vivo en mi mente, atormentándome con lo que podría haber sido.
El dolor de tu ausencia es como una herida abierta que no deja de sangrar. Me siento perdida, como si una parte de mí se hubiera ido contigo. Y aunque trato de seguir adelante, de encontrar la fuerza para dejarte ir, no puedo evitar volver a ti en mis pensamientos, una y otra vez.
Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar. Mi corazón anhela tu presencia, tu voz, tu risa. Y aunque sé que debo seguir adelante, una parte de mí siempre te llevará dentro, como un amor que nunca se apaga, a pesar del dolor.
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Las cartas que nunca pudieron llegar a ti
RomansaY entendí de la peor manera, que el amor es doloroso cuando no es correspondido.