En las noches más oscuras, cuando el viento se cuela entre las ramas de los árboles, se dice que los alados pueden escuchar los susurros de las bestias conspirando para entrar y derrotarlos. Las voces traen advertencias y, a veces, presagios de muerte. Pero aquella noche lejana, el llanto de dos bebés ahogaba esos miedos.El jefe de la ciudad y su esposa se habían reunido para presenciar el nacimiento de dos bebés, esperando con ansias la llegada de las nuevas alas. Eran los primeros mellizos en toda la historia de la comunidad. Cuando Elara terminó su labor, la partera hizo el suyo: limpió y revisó a aquellos dos, que se suponía serían futuros guerreros.Oran, aunque hábil en el campo de batalla, nunca lo había sido bajo el techo de su casa. Prefirió esperar, junto con el jefe de la ciudad, en la sala.La partera se acercó preocupada, susurrándole al oído:—Hay un problema, Oran.Oran temía que uno de sus valiosos tesoros de batalla hubiera muerto, así que rápidamente entró a la habitación, donde su esposa ya sostenía a sus dos hijos en brazos, pero lágrimas rodaban por sus mejillas.—Elara, ¿qué sucede? Has hecho un buen trabajo.—Oran...—¿Qué sucede, Oran? ¿Todo está bien?Elara no pudo explicarle a Oran lo que ocurría cuando el jefe de la ciudad, Eryon, ya lo estaba llamando para exigir una explicación. Oran salió rápidamente, siempre deseoso de complacer a su líder. Ni siquiera había tenido tiempo de observar con atención a sus hijos, pero le aseguró a Eryon que todo estaba bien.—Han nacido dos niños sanos, Eryon. Dos futuros guerreros que te servirán con lealtad, a ti y a tus hijos, como yo lo he hecho.—Pues bien, quiero verlos —replicó Eryon con una sonrisa de satisfacción en el rostro.—Mara, trae a los niños. Dejemos descansar a Elara.Mara salió de la habitación sin los niños, con el rostro lleno de preocupación.—Señor... Oran, creo que primero debemos hablar.—¿Vas a hacer esperar a tu líder? —replicó Eryon con severidad.Mara agachó la cabeza y trajo a los dos mellizos envueltos en sábanas.Eryon tomó al varón en brazos, y su esposa tomó a la niña.—Mira esto, Oran. Son preciosos. Serán fuertes y lucharán lado a lado, igual que tú y tu esposa.—Cariño... algo anda mal con la niña —susurró Lyris.—¿De qué hablas? —Eryon le entregó al niño a Oran, y la sonrisa que tenía empezó a desvanecerse, dando paso a la preocupación.Eryon tomó a la niña en brazos y, en cuanto lo hizo, se dio cuenta de que no estaban ahí, no podía sentirlas. Con cuidado retiró la sábana que cubría su débil y pequeño cuerpo. Aquella niña, a quien llamarían Nira, había nacido sin alas.
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Alas Rotas
Science FictionLa historia sigue a dos mellizos, Kael y Nira, cuyas vidas cambian drásticamente desde su nacimiento. Mientras Kael es acogido como un guerrero prometedor, Nira nace sin alas y es rechazada por su comunidad. Atrapada entre el deseo de pertenecer y l...