La lluvia golpeaba la ventana, un eco constante que se mezclaba con los latidos acelerados del corazón de Sion. La noche había caído hace horas, pero la oscuridad dentro de su habitación parecía más profunda, más densa que la del exterior. El reflejo de la lámpara en la esquina apenas iluminaba las paredes, dejando que las sombras se alargaran, danzando como si estuvieran vivas.
Sion siempre había odiado las tormentas. De niño, solía taparse los oídos y cerrar los ojos, tratando de ignorar los truenos y el relámpago que iluminaba su habitación como flashes de una cámara. Pero ahora, a los 20 años, la tormenta no era lo que lo inquietaba. Era algo más. Algo que no podía explicar, pero que siempre lo acechaba, especialmente en noches como esta.
Miró a su alrededor, sus ojos recorriendo la habitación vacía. Todo parecía en su lugar, pero había algo... fuera de lugar. Algo que no podía precisar. Se levantó lentamente de la cama, sintiendo el frío del suelo bajo sus pies descalzos, y se acercó al espejo que colgaba en la pared opuesta.
El espejo siempre había estado allí, pero esta noche parecía diferente. La luz tenue lo bañaba en un resplandor extraño, como si hubiera algo al otro lado. Sion se acercó más, estudiando su propio reflejo. Allí estaba él, con su rostro pálido y su cabello desordenado, los ojos sombreados por la fatiga de una semana larga. Pero algo más se reflejaba en el fondo, algo que no pertenecía a su habitación.
Un destello de rojo.
Frunció el ceño y parpadeó, tratando de enfocar mejor, pero el color desapareció. Era como si solo hubiera sido un truco de la luz. Sacudió la cabeza, riéndose de su propia paranoia, y dio media vuelta para regresar a la cama.
Pero ahí estaba de nuevo. El rojo.
Esta vez, lo vio claramente. En el reflejo del espejo, justo detrás de él, una mancha roja en la pared que no estaba allí en la vida real. Sion se giró rápidamente, buscando el origen del color, pero la pared estaba vacía. Volvió a mirar al espejo, su corazón latiendo con fuerza. El rojo seguía allí, pero se había expandido, tomando la forma de una sombra. No una sombra normal, no de algo que estuviera en la habitación. Era como si algo o alguien estuviera detrás de él en el reflejo, algo que no podía ver con sus propios ojos.
Las luces parpadearon.
El reflejo de Sion en el espejo lo miraba con ojos vacíos, casi como si fuera un extraño. La mancha roja había crecido, deslizándose lentamente por la pared en el espejo, acercándose a él, y luego a su reflejo, que no se movía. Un sudor frío le recorrió la espalda, pero no podía apartar la mirada. Algo dentro de él le gritaba que se alejara, que dejara de mirar, pero sus piernas no respondían.
Y entonces, el reflejo sonrió.
No fue su sonrisa. No era su expresión. Era algo... ajeno, algo que no pertenecía a él. El reflejo levantó una mano, y Sion, sin querer, hizo lo mismo. Era como si estuviera siendo controlado. El reflejo levantó la otra mano, y una vez más, Sion lo imitó, como un muñeco bajo el control de alguien más.
Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue lo que vio después.
En el espejo, el reflejo no estaba solo. Detrás de él, en la oscuridad que el espejo reflejaba, comenzó a formarse una figura. Al principio era solo una sombra, pero poco a poco se fue aclarando, hasta que Sion pudo distinguir una forma humana. No tenía rostro, solo una mancha oscura con un contorno indefinido. Y en su mano sostenía algo.
Algo rojo.
Era un pañuelo. O tal vez un trozo de tela. No podía estar seguro. Pero el color rojo era tan vibrante, tan fuera de lugar en la monotonía gris de su reflejo, que lo dejó sin aliento. La figura detrás de él se acercaba lentamente, y aunque Sion sabía que no había nadie en la habitación con él, el miedo le erizó la piel.
De repente, el reflejo dejó de sonreír. La expresión en su rostro se tornó seria, casi desesperada, como si intentara advertirle de algo. Pero Sion no entendía. Solo podía mirar, paralizado, mientras la figura detrás de su reflejo alzaba la mano con el pañuelo rojo y lo colocaba suavemente sobre el hombro del reflejo de Sion.
En ese instante, algo cambió.
La tela roja en el espejo comenzó a gotear. Lentamente, como si fuera sangre, las gotas cayeron sobre el suelo reflejado, formando pequeños charcos oscuros que se esparcían en ondas. El pánico se apoderó de Sion, pero su cuerpo seguía sin responderle. Quería correr, quería gritar, pero no podía. Estaba atrapado, observando cómo el reflejo se desvanecía bajo el peso de la sombra roja.
Y entonces, todo quedó en silencio.
La tormenta se detuvo. El viento cesó. Incluso su propia respiración parecía haber sido silenciada.
Con un esfuerzo monumental, Sion finalmente logró moverse. Dio un paso hacia atrás, alejándose del espejo, sintiendo cómo el terror lo invadía. Pero antes de que pudiera apartarse por completo, algo lo detuvo.
En el espejo, en lugar de su propio reflejo, había una sola palabra escrita en el rojo más brillante que jamás había visto:
"Recuerda".
El frío lo envolvió, y el silencio de la noche pareció alargarse, extendiéndose como la sombra roja que había invadido su realidad, como si algo estuviera esperando.
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﹙ >.< : RED - NCT WISH !̵
Historia CortaEl color favorito de todos es el rojo... O no ?