6. La Niña Genio Y El Monstruo De Las Montañas

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La niña genio y el monstruo de las montañas

Quizás fue el dolor de cabeza lo que despertó a Raditz, quizás la luz del sol entrando por la ventana de la pequeña casa, aunque definitivamente fueron lo gritos agudos del que pudo recordar era el príncipe de su raza.

Se sentía adolorido y desorientado en esa pequeña cama, recordaba la caída de la nave espacial… De ahí no había nada, con alarma recordó un poco como su hermano menor había acabado herido, lo buscó desesperadamente, estaba a su lado durmiendo con muchas vendas y una pasta verdosa en la frente.

Se sintió terrible, su hermano había salido hace menos de un mes de la incubadora y ya había recibido una herida, todo bajo su cuidado, viendo que nadie lo espiara acaricio los cabellos desordenados del bebé, muy parecidos a los de su padre, su cuerpo pareció darse cuenta que en ese momento su padre estaría a varios miles de años luz junto a su madre y sus ojos se llenaron de lágrimas por un momento, pero le habían enseñado que los Saiyajines no lloraban y no pensaba romper esa regla ahora.

—Ya te he decepcionado una vez padre, no pasará de nuevo.

Con algo de esfuerzo salió de la cama, su cabeza dolía ahora que se daba cuenta, miro su cuerpo que tenía vendajes en sus brazos y cabeza, al parecer las naves Saiyajin eran de materiales muy duros si lograban causarle heridas así.

Abriendo la única puerta del lugar salió al prado en las montañas donde lo recibió la vista de su príncipe peleando (y al parecer perdiendo) contra un anciano, tenía los mismos vendajes que Raditz en la cabeza y los brazos.

—Te ves muy fuerte chico —dijo el anciano esquivando los golpes sin mover las manos detrás de su espalda— pero aun te falta pulir la técnica.

—¡Maldito viejo, ya callate!

Si, sin duda su príncipe estaba perdiendo la paciencia.

—Tus golpes sin duda servirían para cualquier otra persona pero para gente como yo que sabemos artes marciales desde hace muchos años no eres muy flexible con tus técnicas, usas los mismos golpes una y otra vez.
El anciano sabía mucho sobre la lucha y se preguntó por un momento si ese sería el anciano del que hablaría su padre, volvió a la casa y busco en su armadura el cuardeno qué le dio, en la primera página había una descripción del anciano llamado Gohan.

“... Tiene la cara como la de un gato anda encorvado y con las manos en la espalda, lleva una ropa extraña de color amarillo, sabe mucho sobre la lucha y esta calvo… “

Raditz dejo de leer y miro hacia el techo tomando una respiración profunda, había olvidado que su padre era pésimo describiendo personas en comparación con su madre.

Se conformó con lo que tenía y sin duda el anciano debía ser el tal Gohan, cuando volvió su vista a la pelea se dio cuenta que el príncipe estaba apuntando con una bola de energía al anciano, con todas las energías que pudo reunir corrió había los dos y tomó la mano de Vegeta para dirigir la bola de energía hacia el cielo.

—¡¿Qué haces?! ¡Sabes que no podemos dañar a los humanos!
Con una sacudida el príncipe saco su brazo del agarre de Raditz y lo miró enojado.

—Tu no me dices que hacer, me niego a cumplir una orden de alguien de tercera clase.

—El Rey mismo te dio la orden, si llegan aquí y saben que dañamos a los humanos estará muy decepcionado—. Raditz estaba nervioso, él tampoco quería decepcionar a su padre y no sabía si podría con el poder del príncipe.

La Oportunidad de la familia de Bardock - Dragon BallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora