El tiempo parecía avanzar a un ritmo extraño mientras la sirvienta le relataba a "Elanor" fragmentos de su vida: gustos, pasatiempos, cumpleaños, y detalles que, aunque nuevos para el joven atrapado en este cuerpo, le daban una sensación abrumadora. Ambas estaban sentadas en la cama de suaves sábanas, y mientras la sirvienta hablaba, el silencio entre las palabras pesaba.
—Lo siento... Aún no logro recordar nada —dijo Elanor, tratando de sonar genuina en su confusión.
La sirvienta la observó con ojos preocupados y voz temblorosa. —¿Pero… nada de nada? ¿Realmente nada? Ni siquiera de mí? —preguntó, como si estuviera esperando que en algún rincón de su memoria se escondiera algún vestigio de reconocimiento.
Elanor negó lentamente, tragando saliva para calmar los nervios. —No... lo siento, me has dicho tantas cosas en tan poco tiempo que ahora me siento aún más... confundido-d...da.
—No tienes por qué disculparte, mi lady... Y sí, tienes razón, debes estar muy confundida en este momento. Espero que esto solo sea un pequeño susto y pronto recuperes tus recuerdos. ¿Hay algo más que te gustaría saber?
—¿Cómo... perdí mi brazo izquierdo?
La sirvienta titubeó antes de responder, como si temiera abrir viejas heridas. —Oh... bueno, es una historia algo complicada...
Y entonces comenzó a relatar el trágico incidente. Elanor había perdido su brazo en un intento de asesinato contra su padre. Viajaban en caravana por un sendero angosto cuando los atacaron. Los asesinos, enviados por un enemigo desconocido, habían emboscado al grupo. Los guardias lucharon con todas su fuerzas, pero en el caos, uno de los asesinos logró romper la línea defensiva y fue directo hacia Elanor. El guardia que estaba a su lado apenas logró salvarle la vida, pero no pudo evitar que la espada del agresor le cortara el brazo izquierdo.
La sirvienta dejó escapar una lágrima al recordar aquel día. —Estaba tan preocupada cuando me llegó la noticia... Eso fue cuando tenías 15 años, hace ya tres años...
Elanor escuchaba en silencio, asimilando cada palabra mientras su mente intentaba procesar la situación. La historia encajaba perfectamente con las crueles condiciones impuestas por Zorath. —Parece que esta familia no es muy querida... —dijo, recordando las palabras del dios.
La sirvienta asintió, limpiándose el rostro con la sábana. —Sí... lamentablemente, tu familia ha sufrido mucho desprecio... Oh, y respecto a tu madre... quizás olvidé mencionarlo antes, pero ella... falleció en el ataque. Lo siento, no quería traer recuerdos dolorosos.
Elanor negó con la cabeza, aunque sabía que su gesto era inútil. —Tranquila... está bien, aún sigo sin... recordar. Solo que... creo que necesito un momento para reflexionar.
—Por supuesto... mi lady —dijo la sirvienta con amabilidad. —Iré a informarle a tu padre que ya has despertado. Volveré pronto.
Elanor asintió, escuchando la puerta cerrándose, el sonido del eco resonó en su mente mientras se dejaba caer de nuevo sobre la cama. El silencio que quedó fue sofocante, amplificado por la oscuridad impenetrable de su visión inexistente.
Un millón de pensamientos atropellaban su mente, ninguno ofreciendo consuelo. La historia de su vida, la pérdida de su brazo, la muerte de su madre, el desprecio hacia su familia, su "amnesia" que la verdad era que no podía recordar nada porque no era realmente su vida... todo ello pesaba sobre ella como una losa.
"Todo esto es... irreal," pensó, apretando con fuerza la única mano que le quedaba contra las sábanas. El contacto con la tela suave y cálida no la tranquilizaba. No podía creer lo que había escuchado. La situación en la que Zorath la había metido era mucho peor de lo que había imaginado.
Intentó tranquilizarse, forzando su respiración a un ritmo más lento. "Tengo que pensar. Tengo que salir de esta de alguna manera. ¿Cómo lo haría uno de esos protagonistas de los juegos o animes que tanto veía?" Pero la realidad estaba lejos de ser un juego. Todo era demasiado tangible, demasiado... cruel.
El dolor fantasma en el brazo que ya no tenía era casi insoportable, y el hecho de no poder ver su entorno solo hacía que su ansiedad creciera. Pero no podía dejarse llevar por el pánico nuevamente. Tenía que ser más astuta, más cuidadosa, tenía que aprender más sobre este mundo y su lugar en él.
"Si esta es la vida de 'Elanor', tendré que interpretarla... hasta que encuentre una salida," pensó con determinación, aunque un leve temblor en su cuerpo la traicionaba.
Elanor arropó su cuerpo completo con las sábanas de la cama, tanteando el espacio a su alrededor. Sabía que dependía de otros para casi todo en este nuevo cuerpo, lo que la hacía sentir terriblemente vulnerable. Pero no podía dejarse hundir por eso. Tenía que averiguar más sobre la situación de la familia y sobre este lugar.
La idea de la emboscada en el carruaje resonaba en su mente. ¿Por qué alguien querría asesinar a su padre? ¿O acaso era un intento fallido contra ella misma? ¿Y por qué esta familia era tan despreciada?
"Necesito más respuestas... y rápido," se dijo a sí misma. Pero ahora no era el momento. Aún no sabía cómo moverse en este cuerpo, su ceguera hacía todo mucho más complicado ¿había algo que pudiera hacer para contrarrestar sus limitaciones?
"Quizás Zorath no fue tan generoso, pero si aún hay algo de poder en mí que pueda aprovechar... lo encontraré."
Con ese pensamiento, Elanor decidió que no permitiría que este mundo, ni siquiera Zorath, la rompiera. No importaba lo que hubiera perdido. Ahora solo quedaba descubrir lo que podía ganar.
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Dios de los Isekai
FantasySiempre hemos visto a los protagonistas isekai morir, solo para ser recibidos por un dios benevolente que les otorga poderes "rotos" y los envía a un nuevo mundo lleno de aventuras. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo sería estar en el lugar de...