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Encima del cuerpo casi sin vida de Alan me encontraba yo, con una sonrisa de oreja a oreja.

-Bri te perdonó, se que tú no querías hacerme esto..- la voz de mi hermano era casi inexistente.

-Te equivocas, realmente si quería.

Y entonces lo mate, con mis propias manos le quite los ojos y rompí su cuello.

- ¡Brisa, no!- mis padres estaban ahí, vivos, mirando la escena con horror. -¡¿Que hiciste!?

Era mi culpa, yo debía estar en el lugar de mi hermano. Yo pude salvar a mis padres de su terrible destino en vez de escapar con Alan, pude luchar por ellos en vez de salvarme, debí morir por ellos en lugar de mi hermano, pero fui cobarde.

Todo era culpa mía, yo debía pagar, Yo los mate, los mate a todos.

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De la parte inferior de la casa de los Black subía Jacob al cuarto de invitados, donde estaba Brisa, al parecer había tenido pesadillas y sus gritos y murmullos no lo dejaban descansar ni a él ni a su papá, así que finalmente decidió ir a socorrerla.

Al entrar vio a la joven, que se encontraba en posición fetal llorando inconscientemente, aún se encontraba dormida.

-Brisa-susurro Jacob mientras le brindaba suaves caricias en la cabeza.-Despierta.

La chica se sobresalto y por la rapidez que uso al levantarse golpeó en el cabeza a el moreno.

-Lo siento mucho.- Se disculpo, por el golpe y por la bulla, no pudo evitar soltar más lágrimas al recordar el sueño. -No fue mi intención despertarte.

- Lo se, tranquila, ¿Quieres hablar?

Brisa lo miro intranquila, no, no quería hablar pero necesitaba expresarse de alguna forma y sin poder evitarlo lo abrazo, el pelinegro le devolvió el abrazo.

-Mi familia.- susurro Brisa, y con eso el comprendió que sucedía y la abrazo más fuerte, debía ser muy difícil.

Se separaron y cuando estaban apuntó de articular una palabra el timbre sonó.

-Ire a abrir, ya regreso- anunció el lobo

Pasaron unos minutos y el entro.- ¿Estás bien? ¿Que paso? Sentí que algo no iba bien. - preocupado empezó a preguntar Paul Lahote, hace unos días el se imprimo en ella, se habían vuelto buenos amigos, eso era lo que ella necesitaba, un amigo y el sería lo que ella necesitara.

-No es nada, un mal sueño.- El entendió que ella no quería hablar, sin embargo no la dejaría sola.

-Me quedaré contigo.- y antes de la castaña pudiera refutar el ya se encontraba deshaciéndose de sus zapatos y ropa.

Se acostó a su costado y la menor se acurrucó con el.

Su presencia le permitió dormir en paz esa noche.

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Corríamos detrás de un frío, por lo que entendí quería matar a la chica que le gusta a Jacob, Bella.

No estaba permitido eso tipo de prácticas por parte los vampiros, matar o alimentarse de humanos.

-Mas rápido.- la voz de Sam retumbaba en mi cabeza pero hice caso a su orden, tome impulso para saltar y salte, lo sostuve desde la cabeza para que los demas hagan el trabajo sucio.