Capítulo 8: El Lago

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Tenía la mosca tras la oreja, me notaba muy destemplada y pensaba que podría haber cogido la enfermedad extraña.

No han habido nuevos casos desde que ocurrió toda la noche de la intersección; por tanto, no es contagioso.

Además, si fuera eso, ya estaría desmayada en una camilla en el hospital y la noche de la intersección yo me encontraba bien, no puede ser que el 100% de los casos fueran esa noche y ahora yo lo tenga 1 semana después.

Me decía a mí misma para calmarme...

Al mismo tiempo, estaba cagada, no quería acercarme al bosque, por si me salía un bicho de esos, ¡no tenían boca! Aún sigo asimilándolo... y algo dentro de mí intenta creer que ha sido toda una alucinación.

En cualquier caso, me abrigué hasta arriba porque encima había nevado. Seguidamente, toda empastillada puse rumbo a los bancos del instituto, donde había quedado con Axel en menos de 30 minutos. Estaba nerviosa, no quería llegar tarde.

 Estaba nerviosa, no quería llegar tarde

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De camino, vi a lo lejos al Sr. Harrods entrar en su casa. Sentí la necesidad de hablar con él, sentía que podía saber algo acerca de los Umbrales o de todo lo que estaba ocurriendo.
Increíble, el viejo loco del pueblo resultaba ser el más lúcido.

Llegué a la puerta de su casa y pegué dos golpes a la puerta, no tenía timbre; era una casa vieja de madera, muy grande, las ventanas estaban todas cerradas y las cortinas echadas, debería estar a oscuras.
No abría nadie, pero sabía que estaba dentro porque le había visto entrar hacía escasos minutos, así que volví a pegar dos golpes. Escuché la madera crujir, se acercaba alguien a la puerta.

 Escuché la madera crujir, se acercaba alguien a la puerta

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*Se abrió la puerta*

—¿Quién coño eres tú? —me dijo con cara de gruñón, con un ojo medio cerrado y una cerveza en la mano.

—Buenas tardes, señor, perdóneme que le moleste. No sé si se acuerda de mí, soy la chica que le preguntó aquel día en el hospital por unas palabras que gritó.

Se me quedó mirando pensativo, como si hubiera dado justo en el único tema que le podía interesar.

—Sí... Me acuerdo de ti, niña.

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