Capítulo 9: Un profundo sueño

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Me quedé 10 minutos esperando a que algo diera señales de vida dentro de ese lago. No era posible que el Umbral se hubiera sumergido entero con la poca profundidad que hay y, menos aún, que llevarán diez minutos dentro del agua sin respirar.

En ese libro no ponía nada de que esas cosas fueran acuáticas... en cualquier caso, el chico que llevaba en brazos no lo era.

Estaba muy mareada e indispuesta, no tenía fuerzas por la fiebre, que aumentaba a cada segundo, y por la impotencia de no entender nada. Estaba muy fatigada y mis ojos se fueron cerrando muy poco a poco hasta sumirme en una oscuridad absoluta.

***

Me desperté en una silla en el hospital, muy mareada y sin fuerzas. La madre de Luca estaba poniéndome un gotero.

— No te muevas, Nora, estás muy débil... voy a ponerte un gotero y a dejarte en observación.

— ¿Qué ha pasado, señora Cooper?

— El personal de seguridad te ha encontrado tirada en el bosque, estabas al borde de la hipotermia. No sé si tendrá algo que ver con la enfermedad, pero de momento estás despierta y vamos a hacer todo lo posible porque siga siendo así.

En ese instante me acordé de todo lo ocurrido con el Umbral en el lago y que se había llevado a ese chico que estaba enfermo. Marcos se llamaba.

—Señora Cooper, ¿habéis encontrado a Marcos? —Suspiré con mis últimos suministros de energía.

—¿Qué, Marcos, Nora? No había nadie contigo ahí fuera.

—El chico que trajimos Luca y yo al hospital aquel día —me costaba vocalizar y seguir hablando.

—Aquí no ha habido ningún Marcos ingresado, Nora —me contestó la madre de Luca revisando sus fichas de los registros del hospital. —Debes de haberlo alucinado, tienes mucha fiebre y es normal tener alucinaciones.

No tenía la fuerza mental para seguir pensando y dejé mi mente en blanco. Empecé a ver borroso y los pitidos de la máquina que me habían conectado cada vez eran más lentos. Las voces de la señora Cooper y el doctor se hicieron distantes, sentía sus manos agitándome suavemente, pero mi conciencia se desvanecía más y más. La sala se sumió en una penumbra absoluta, y mi último pensamiento se desvaneció en el abismo de la inconsciencia.

Me desperté y estaba tumbada en una camilla del hospital, había muchos focos y monitores. La habitación y las instalaciones eran muy distintas a cuando estuve en coma por primera vez, todo era como mucho más avanzado.

No podía moverme, y hablar a muy duras penas, mis ojos pesaban horrores y me costaba mantenerlos abiertos.

— Buenas noches, Nora, soy el Doctor Hellmer y soy el Científico encargado de esta extraña enfermedad que hemos denominado como enfermedad del sueño, por razones obvias. Siento decirte esto, pero creemos que estás cayendo enferma. Sin embargo, no entendemos por qué tan distante de los otros infectados y de manera tan lenta.

Me cogió de las manos con las suyas cubiertas por guantes y me las apretó fuertemente

—Eres fuerte, Nora, tengo muchas esperanzas en ti y estoy seguro de que vamos a obtener respuestas.

No veía claramente, estaba muy débil y algo en mí estaba esperando a que me durmiera eternamente, es decir, que llegara ese coma tan temido y desconocido por todos.

Las horas pasaban y yo cada vez estaba más desvanecida, solo escuchaba a los doctores tomar nota y estudiarme como si fuera un ratón de laboratorio. No les culpo tampoco, es normal... si puedo arrojar algo de luz sobre la enfermedad.

Me acordé de Axel, él también debía de estar siendo estudiado en ese instante... qué caprichoso el destino, el chico que tanto había detestado y yo, en la misma tesitura.

Dios parecía oírme, porque justo en ese momento, me quedé asolas en la habitación y entró alguien de cuclillas, muy silenciosamente cerró la puerta.

—Nora, estoy aquí.

Sí, era la voz de Axel. Lo había invocado con mi mente.

Intenté mover la mano para mostrarle que era consciente de su presencia, pero a duras penas pude mover el dedo meñique.

—No hace falta que hagas ni digas nada, sé que me sientes cerca. Toma, tú me visitaste cuando estaba en coma y me regalaste el collar de tu abuela, ahora tiene que volver a funcionar, lo hará —me susurraba mientras me ponía el collar de mi abuela.

No quería que me lo diera porque fue un regalo que le di en un momento especial, pero tampoco podía impedirlo.

—Bueno, me tengo que marchar ya, estoy sometiéndome a unas pruebas unos pisos más abajo y me he escapado para verte. Sé que me oyes y me sientes, por favor, lucha como lo hice yo.

Esas palabras de Axel me llegaron directamente al corazón, y así fue, no dejé de luchar.

Pasó todo un día, y mágicamente cada vez me encontraba mejor, es como si la presencia de Axel me hubiera curado, igual que hice yo con él.

—Tus constantes se han estabilizado, Nora, tu temperatura corporal sigue un poco alta, pero dentro de los parámetros normales y has recuperado mucha energía, esto es increíble —decía el doctor mientras observaba mi monitor.

Siguieron pasando las horas y, por fin, tenía la energía para levantarme y volver a poner en marcha mi mente. Me vinieron todos los recuerdos del lago y del Umbral y no podía evitar volver a obsesionarme con buscar respuestas.

—Oye, Doctor Hellmer, uno de los infectados, un chico que se llamaba Marcos, ¿qué ha sido de él?

—No ha habido ningún Marcos ingresado, Nora.

Ya me lo había avisado la señora Cooper, no había ningún Marcos, pero era imposible.

—No puede ser, estaba ingresado en la segunda planta al final del todo, lo trajimos nosotros el día que se desmayó.

—Imposible, Nora, los infectados solo están en la primera planta, no ha habido ninguno en la segunda.

—¿Cómo? Si había alrededor de 30 infectados, 15 en cada planta —dije totalmente asombrada y sin entender nada.

—Te aseguro, Nora, que si hubiera tenido 2 plantas de infectados y el doble de los que hay, lo sabría. Solo hay 15 infectados y en la primera planta, Nora. Descansa, serán todo secuelas del coma.

Estoy harta de que todos me digan que tengo alucinaciones, secuelas, visiones y su puta madre, hablando mal y claro. AQUÍ PASA ALGO y pienso descubrirlo.

¿Qué ha pasado con esos 15 infectados?

Pasaron dos días y ya estaba recuperada del todo, mis padres ya habían podido verme y me dejaban volver a casa. Estaba recogiendo mis cosas y escuché algo:

—Finalmente, lo hemos perdido, hemos perdido al único chico que había despertado —dijo uno de los doctores al Doctor Hellmet.

—¿Cómo? ¿Axel? —grité asustada.

El doctor Hellmet echó una mirada a los doctores para que se retiraran y no siguieran diciendo algo que pudiera escuchar.

—Nora, Axel ha vuelto a caer en el coma y, su cuerpo está más frío que la primera vez. No sabemos qué ha podido ocurrir, estaba sano y de pronto...

...

*******

¿Podéis imaginaros que ha podido ser lectores?
¿Preferís que tengan imágenes los capítulos o así con texto seguido?

Espero que os esté gustando y le deis apoyo si es así <3. 💘

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