004 - the boy

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Sydney escribía por su teléfono mientras iba hacia el parque, había quedado con sus amigas. Era la primera, como de costumbre, por lo que se sentó en un banco y siguió chateando. Con quién? Con el capitán de Chicago. Había pasado ya una semana desde el partido, y todos los días hablaba con él.

La chica se había convencido de que si salía con él podría contentar por fin a sus padres, y no tener peleas. Además, Owen, el chico, era guapo, alto, con el pelo rubio y ojos azules. El tipo ideal de muchas. Y Sydney suponía que el suyo también, sus amigas lo sabían, pero temía contárselo a Lynn, sabía que le caía realmente mal y no sé quería pelear con ella por su culpa.

Los mensajes se seguían enviando, ambos contestaban rápido, a veces la chica se reía por bromas que el chico mandaba. Sus amigas aún no llegaban, pero era normal, había llegado como media hora antes y ellas tampoco eran puntuales.

Por otro lado, Lynn refunfuñaba mientras acompañaba a sus dos hermanas gemelas al parque. Todo porque perdió una apuesta. Sus dos hermanas corrieron al tobogán en cuanto llegaron, dejando el la deportista sola. Ella solo resopló, ahora que hacía? Podía avisar a Zia, era la única que estaba hoy en el pueblo.

Mientras la esperaba, se dedicó a vigilar a sus hermanas, tampoco había nada mejor que hacer. Hasta que escuchó una risa, la cuál la reconoció de inmediato. Soltó una carcajada al ver que se reía sola como una loca, aunque ella también lo estuviera haciendo, no era lo mismo.

Decidió acercarse a ella por detrás, para asustarla. Le encantaba hacerlo, sus caras eran de lo más graciosas, solo por ese motivo se burlaría de ella un buen rato. Y la asustó, para variar, Sydney puso una de sus cara intentando no soltar un chillido y suspiró viendo que era Loud.

- Ni te cansas de asustarme, eh. - dijo con una sonrisa.

- Ni me voy a cansar, Prescott. - Le contestó también con una sonrisa.

Sydney odiaba su apellido, pero no sonaba tan mal escuchándoselo a la deportista. Ambas se miraban sin decir nada, en silencio. Hasta que una notificación las interrumpió, la chica miró su móvil y mordió su lengua al ver que era Owen. Cerró sus ojos por un segundo, rezando para que su amiga no viera de quién era el mensaje.

Pero Lynn estaba paralizada, acababa de ver el mensaje. Era del capitán del Chicago, porque hablaba con él? Y por qué le molestaba? La segunda pregunta era lo peor, pero como no le iba a molestar? Era su enemigo, y nunca se habían llevado para nada bien.

- En serio hablas con él? - preguntó Lynn seria.

- Sí, me cae bien. - murmuró la otra chica.

- Te gusta? - dijo la número uno directa.

- No lo sé. - contestó la ojiazul cabizbaja.

- Es del equipo rival, Sydney, nunca nos hemos llevado bien con ellos. Pero haz lo que te dé la gana- acabó la conversación Lynn.

La deportista estaba muy enojada, no quería que su amiga saliera con ese zoquete. Y aunque debía admitir que había sido un poco brusca diciéndoselo, era la verdad.

La otra chica, en cambio, estaba desconcertada. Tanto drama por un chico? Pero lo que más le afectó fue la manera en la que le habló y en cómo la llamó por su nombre, en vez de por su apellido. Nunca nadie le hablara con ese tono a parte de sus padres, y que Lynn le recordara a ellos fue horrible.

Sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas, quería llorar, pero su orgullo lo impedía. Se limpió sus lágrimas y sonrió mientras le contestaba a Owen, a lo mejor hacia que se despejara un poco.

Minutos después llegaron sus amigas. Finalmente podría despejarse un poco y olvidar lo que había pasado, al menos unas horas.

Una de sus amigas, Claire, notó como el estado de ánimo de su amiga no era el de siempre. Hoy estaba callada y apenas sonreía, lo contrario a la Sydney de todos los días. Estuvo esperando al momento indicado para preguntarle, y cuando sus otras dos amigas fueron al baño aprovechó.

- Syd, está todo bien? - preguntó preocupada.

Su amiga solo asintió, pero no pudo disimular las lagrimitas en sus ojos. Claire instantáneamente lo notó y envolvió a su amiga con sus brazos. Sus amigas eran las únicas que sabía lo sensible que ella podía llegar a ser, e intentaban animarla siempre que podían.

- Que pasó? - volvió a preguntarle cuando se separaron del abrazo.

Sydney dudó unos segundos, para luego empezar a contarle todo lo que había pasado horas antes. Claire escuchaba con atención y asentía de vez en cuando, para darle a entender que estaba entendiendo todo. Finalmente cuando acabó, Claire miró a Loud, la cuál estaba jugando con unos niños al fútbol, como si fuera a matarla.

Aunque en parte, no la culpaba, se dejó llevar de su enojo y seguramente no conocía ese lado sensible en su amiga. Pero igualmente se había pasado. Quiso ir a hablar con ella, pero Sydney se lo impidió rápidamente, no quería que se metiera en líos.








































































































































La tarde transcurrió rápida, y ya estaba anocheciendo cuando las cuatro amigas llegaron a sus respectivas casas. Sydney sonrió tranquila al ver que ni había nadie, sinceramente, no le apetecía otra pelea más hoy.

  La chica fue a su cuarto y se acostó en su cama, moría de sueño. Pero el sonido de una notificación la distrajo, miró quién era con esperanzas de ver una disculpa, pero era Owen. Igualmente, sonrió y decidió contestarle.

En ese momento, una pregunta muy grande se le vino a la mente. Me gustará ese chico? Nunca había sentido ninguna clase de atracción por alguien, pero debía admitir que Owen era muy guapo y le caía muy bien.

Tal vez si salgo con él, mis padres me verán por fin como su hija, fue lo que pasó por la mente de Sydney. Tal vez sí, pero ella sería feliz? Podría simplemente probar, esperaría a qué el chico le dijera de salir. E instantáneamente, un mensaje de él le llegó.

Te apetece salir algún día?

Le había leído la mente o que? Aceptó un poco dudosa, pero así se aseguraría de que sus padres la quisieran. La mente de Sydney solo tenía un propósito, enorgullecer a sus padres.

Además, no podían gustarle las chicas tampoco. Si sus padres decían que estaba mal, sería por algo, no? La mente de Sydney era muy autoexigente con ella siempre, pero cuando pensaba en el tema del amor por las chicas era dudosa y sentía cierto miedo. También se le venía una persona vestida de rojo a la mente, por que? No tenía ni idea.
















Creo que algo de idea sí va a tener🤐🤐

Espero que os estén gustando los capítulos!

Porfavor votadme o comentar, que así me siento famosa jajaja 😉😉

GAY PANIC // Lynn Loud jrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora