Era domingo y la mayoría del pueblo descansaba así que no muchos recintos estaban abiertos, usualmente la gente del pueblo que se permitía viajar lo hacia así que no había mucha gente, a Taesan eso le gustaba, el pueblo estaba tranquilo y le gustaba pasear. Cada domingo Taesan se despertaba a las 8 de la mañana, desayunaba, se arreglaba y salía todo el día llegando ya tarde a su casa. A veces se quedaba en parques sentado y disfrutando de la música con sus audífonos a todo volúmen, a veces paseaba por los campos de flores que se encontraban en aquel pueblo y muy de vez en cuando aceptaba visitar a Sungho a la ciudad, aunque, ese día era completamente diferente, en vez de ir a un parque o a algún campo fue al centro de aquel pueblito con la esperanza de encontrar algo rico que comer o alguna baratija linda y si era de su suerte... Ver a aquel muchacho de cabello largo que tanto le daba risa; no malentiendan, no se burlaba de él... Bueno, un poco, sí, tal vez, pero no lo hacía con mala intención, parecía que el de cabellos largos lo hacía por naturaleza; parecía que era un chico por lo menos un poco torpe y absorto en su mundo y eso le parecía tierno, llevaba tiempo sin ver a algún joven así, todos los que estaban temporalmente en su pueblo eran groseros y sin escrúpulos, Dongmin juraba que los traían para castigarlos, pero él... Él era diferente.
El pelinegro soltó un suspiro viéndose en el espejo y sonrió al ver su vestimenta, algo relajado pero lindo, como lo que solía vestir cada domingo o cuando no tenía trabajo. Lo único bueno — si se puede ver así — de su trabajo era que cada cierta temporada tenía poco o nulo trabajo, puesto a que las hojas de té apenas estaban brotando, pero cuando éstas mismas hojas ya habían brotado tenía muchísimo trabajo, no había punto medio.
Taesan salió de su casa tranquilamente y se dirigió al centro de su pueblo, que, afortunadamente no estaba tan lejos. Una vez ahí empezó a ver cada puesto con algo de detenimiento ya que no habían muchos abiertos, después de caminar unas pocas cuadras se encontró con un nuevo recinto de discos y vinilos, así que emocionado entró, la tienda era pequeño y no tenía mucha variedad así que encontrar vinilos o cd's de alguna banda en específica iba a ser bastante difícil, Taesan estaba tan absorto en cada cd y vinilo que veía que por accidente chocó con alguien causando que una bolsa de tela ajena cayera al suelo. Han avergonzado recogió la bolsa y con una reverencia entregó ésta.
— Disculpe, disculpe, no fue con intención. — murmuró con pena y con la mirada abajo.
Entonces Taesan escuchó un quejido, pero un quejido con una voz grave, más grave que las que había escuchado en aquel pequeño pueblo, una voz desconocida aunque tal vez un poco conocida, por esto alzó la mirada y logró ver a aquel chico alto y despistado del que se había reído alguna vez, sus miradas conectaron y Taesan por inercia soltó una risa nerviosa, el chico de cabello largo frunció levemente el ceño y ladeo suavemente la cabeza.
— Tú te reíste de mi el otro día, que grosero. — comentó molesto aquel chico lindo.
— ¡Perdón! ¡Te juro que no! — pidió disculpas de nuevo y negó con la cabeza repetidamente.
— ¡Claro que sí! ¡Y ahora me tiras mi bolsa! Tsk, deberías ser más amable. — respondió para después darle la espalda e ir a la caja.
— Perdónn, perdón, creo que... No sé, sería bien llevarnos bien sabes, digo, no hay mucha gente de nuestra edad acá si te has dado cuenta, perdóname, te invito algo, enserio perdón. — comenzó a hablar rápidamente con nerviosismo.
El chico de cabellos largos trató de contener una risa fallando en el intento y asintió con una sonrisa. El pelinegro logro ver como el castaño iba a la caja a pagar algunos cd's y salía del establecimiento esperándolo, rápidamente reaccionó y asintió para luego ir con el contrario.
— ¿Cómo te llamas? — preguntó el de cabellos largos.
— Han Taesan, un gusto. — asintió sonriente para luego volver su vista a su camino algo nervioso. — ¿Y tú? — preguntó tímido.
— Yo soy Kim Leehan. — contestó el chico de cabellos largos con una sonrisa pequeña.
Taesan le respondió sonriendo y luego de eso se quedó en blanco, de repente toda habilidad social en el había desaparecido, algo que el contrario notó e hizo que soltara una risita.
— Quiero que me invites un pan. — habló Leehan.
— ¿Ah? ¡Ya sé dónde! Hay una panadería linda y la verdad el pan sí vale la pena. — asintió sonriente mientras apresuraba un poco el paso.
Leehan siguió al pelinegro y una vez este se detuvo logró ver un recinto pequeño pero bastante lindo como había dicho el chico, aquel lugar tenía tonos de azul predominando en éstos el azul cobalto, pero a pesar de tener tonos fríos el lugar se veía muy cálido gracias a la iluminación del lugar y las decoraciones tan hogareñas, Leehan podía describir ese lugar como la casa de una señora grande y sobre todo feliz, como ir a tomar chocolate caliente con la abuela. Ambos chicos entraron y un señor saludó alegremente a Taesan siendo respondido por el ya mencionado.
Leehan tenía toda su atención en la estructura interna de aquella panadería para después pasar a ver el menú y sentarse en una mesa esperando al contrario.
— ¿Qué te parece? — preguntó Han.
— Está... Muy linda. — murmuró Kim con una pequeña sonrisa.
El de cabello más corto le correspondió la sonrisa y luego de mantener contacto visual por un tiempo ambos desviaron la mirada al menú.
Ppl, disculpen la tardanza:c, he andado spr ocupado, espero que hayan disfrutado este cap<3
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𖥻 ...𝗼𝗹𝗼𝗿 𝗮 𝗅𝖺𝗏𝖺𝗇𝖽𝖺𝗌⠀⠀ː ⠀⠀gongfourz
Fanfiction❝𝗗onde 𝗧aesan tiene una afición hacia las lavandas y donde 𝗟eehan es nuevo en aquel pueblo. ❞ fluff 𝘀𝘂𝘀𝗽𝗶𝗿𝗼𝘇 original. E𝗻 𝗽𝗿o𝗰e𝘀o. No se busca manchar la imagen de ninguno de los involucrados.