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'CASANDRA FUENTES'

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'CASANDRA FUENTES'

   

  EL SONIDO de mis tacones chocando contra el mármol blanco del piso resonaban por todo el pasillo del hotel completamente vacío de no ser por nosotros. Mi respiración cada vez más agitada, mi corazón latía de forma desenfrenada dentro de mi pecho. Los hombres a mi lado se mostraban necesitados, sus manos no pudiendo mantenerse alejadas de mi cuerpo desde que salimos de aquel bar.

La puerta de madera frente a nosotros con el número 564 en dorado fue abierta con apuro por alguno de ellos, no nos importó si alguien nos veía entrar juntos, ni tampoco lo oscuro que se encontraba todo, lo que realmente importaba era el deseo que sentíamos en este momento.

Uno de los tres atacó primero mis labios en un beso necesitados ganándole a sus compañeros que buscaron concentrarse en otras partes de mi cuerpo dejando caricias para nada delicadas al contrario demostraban las ganas y el deseo que tenía. Nuestros cuerpos dejándose llevar por el alcohol consumido minutos atrás.

Escuchaba sus respiraciones agitadas y los gruñidos que dejaban salir cada que acariciaban sus penes por encima de sus pantalones, puede que se haya convertido en mi sonido favorito.

Unas manos traviesas llegaron hasta mis senos cubiertos por la tela del vestido que ahora mismo no era más que un estorbo. Él mismo que me acariciaba los senos encontró su lugar detrás de mi, restregando su erección descaradamente en mi trasero. Sus manos se escabulleron entre el escote pronunciado del vestido hasta llegar a tocar mis pezones duros y ansiosos por él. Un suspiro lastimero se escapó de mis labios al percibir su toque, sus anillos de plata sintiéndose fríos contra mi piel ardiente.

El beso con el castaño fue detenido por la falta de oxigeno entre nosotros, di tres largas inhalaciones antes de volver a fundirme con él. Sus labios eran suaves y podía distinguir un poco el sabor del whisky y otra bebida en su boca. Uno de mis brazos pasó por detrás de su cabeza rastrillando el cabello recortado en su nuca en el camino, escuché como tarareó conforme durante el beso con mi toque en esa zona. 

Nuestro segundo beso no duró lo suficiente, por lo menos para mí no, se separó de mi dejando una pequeña lamida sobre mis labios ahora rojos e hinchados y le dió su lugar al pelinegro a su izquierda. La poca luz que entraba por la ventana de la habitación me dejó ver su pecho desnudo y tonificado, sus brazos se veían fuerte, con unas venas marcándose. Mordía su labio inferior dándome una mirada de depredador.

Let me love you; lando norris, carlos sainz, max verstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora