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- Dime que notaste lo mismo que yo.

Jennie, miró a su amiga atónita, mientras sonreía como boba. Iban caminando hacia el estacionamiento para marchar a casa de la pelinegra.

- ¿Qué? ¿Que todos son unos ambiciosos de mierda? -cuestionó Lisa. Mientras subía a la parte del copiloto.

Cuando Jennie entró, la pelinegra se quedó esperando una respuesta a la pregunta realizada antes de subir al auto. Jennie la miró con una sonrisa ladina.

- El licenciado te estaba observando mucho -soltó con ilusión.

- Ppffff -Lisa rió sarcásticamente, poniéndose el cinturón-. Creo que estás loca.

- Mgh, no -la castaña encendió el motor del auto-. Lo vi, cada vez que tenía la oportunidad desviaba su mirada hacía vos, al parecer te ve con otros ojos.

Lisa rodó los ojos.

- Tienes que aprender a dejar de ilusionarte con cosas mínimas -observó el camino, una vez que salieron del estacionamiento.

- ¿Y qué sentido tendría la vida entonces? -cuestionó obvia-. ¿No vivimos para esto?

Lisa aguardó silencio, mirando con atención las calles. No era cierto lo que Jennie decía, el licenciado, tenía aires de superioridad y grandeza, y eso era algo que ella detestaba. Y para rematar, era hombre, no quería tener contacto alguno con uno que no sea su jefe. Marco se había encargado de destruirle las esperanzas, estaba segura, que nunca, jamás, iba a encontrar un hombre que valiera la pena.

Todos estaban sacados de la misma bolsa.

- Hay que hacerle una entrevista -Jennie agregó en el silencio.

- Jen, ya te dije que estás diciendo locuras, el licenciado solo miraba desconcertado, es todo.

Jennie rio.

- ¿Sigues pensando en él? -estacionó enfrente del semáforo en rojo-. No estaba hablando en ese sentido. Sino que, literalmente; el ceo me dio la orden de entrevistarlo. Quiere que todo tipo de relación que tenga con ese hombre, saliera en la televisión.

- ¿Y tú qué opinas al respecto? -Lisa miró a su amiga, tratando de esquivar el comentario y pregunta que ella le había realizado-. Yo creo que eso es colgarse de los pantalones de alguien que estudió y ejercicio su carrera a la perfección para lograr ser la figura pública que es hoy en día.

- En eso concuerdo -Jennie también la miró, luego, empezó a conducir volviendo su vista al camino-. Pero creo que es una buena estrategia, la empresa se hará conocida, ya nos podrán subir el sueldo y no vivir de mígajas.

- A mi me alcanza -Lisa soltó con sinceridad-. Es más, ahora quiero vender la casa en la que vivo y comprarme otra. Estoy cansada de estar encerrada en ese ambiente que no me trae buenos recuerdos.

- A ti te podrá alcanzar -Jennie asintió-. Pero a mí no, me tiene con un sueldo mínimo, ni siquiera es la cuarta parte de lo que a ti te pagan, no quiero comparar, claro que no. Vos estudiaste para lograr al puesto que estás, yo entré ahí por cuña, no por esfuerzo propio.

Lili asintió con la cabeza.

- A lo que voy, es que, me gustaría que reconociera mi trabajo. Tal vez la llegada de ese licenciado sea un buen paso, tal vez sea el arreglo que necesitábamos, ¿No lo crees?

Lisa aguardó silencio, desviando su vista nuevamente a la ventanilla. No dijo más, los otros cinco minutos de viaje solo miró el camino. No estaba de acuerdo con Jennie, agarrarse de los pantalones de alguien que le costó conseguirlos; era algo que le parecía erróneo y asqueroso. Si su jefe quería aprovecharse de la amabilidad y el empeño de ese chico, ella estaba segura de que no participaría en eso.

- Llegamos -Jennie agregó, al notar que su amiga estaba estática.

Lisa le sonrió tímida.

- Gracias -se despidieron con el típico saludo del beso en el cachete. La pelinegra bajó del auto y se adentró a su casa, ese ambiente tóxico y abrumador que detestaba.

Observó a Jennie irse, luego, subió a su habitación y se tomó una ducha. No solía escuchar musica al bañarse, era algo que a Marco le molestaba tanto, porque según él; la música distraía y le generaba dolor de oídos. Sin embargo, mientras se desnudaba y abría la ducha, reprodució su playlist favorita.

Gone de Rose se reprodució con anterioridad, aún que la música le generaba mucha nostalgia. Está vez no sintió necesidad de llorarla, solo la cantó, mientras se metía bajo el agua tibia y se tomaba su tiempo para darse una ducha. Siempre fue de duchas largas. Amaba sentir su piel más limpia y le gustaba la relajación que un baño le provocaba. Hoy, decidió que iba a ser algo de cinco minutos, y así fue. Al salir, buscó ropa cómoda y se cambió.

La tablet gráfica la miró desde lejos. Era estúpido, ¿No? Pero Lisa juró que está le hacía ojitos. Se sentó en el escritorio, miró a su alrededor, era momento de volver a realizar los hobbys que tenía antes de salir con Marco. Prendió la tablet, luego sonrió como estúpida al no recordar la contraseña, llevaba más de un año sin usarla, ¿Cómo iba a recordarla?

Cuando se iba a rendir e iba a tirarse en la cama a ver alguna película en Netflix, la fecha de noviazgo de ella y Marco le dió vueltas en la cabeza. Tecleó sobre la pantalla con su lápiz. ¡Bingo! Esa era.

Miró el fondo de pantalla, su gatito era la primera vista después de que se sincerize todo el móvil y las aplicaciones estropearan la vista. Sintió ganas de llorar, pulga falleció por algo que nunca sabrá, se enfermó de un día para otro y al quedar internado en la veterinaria, su corazoncito no aguantó mucho tiempo y partió. Lisa lo recordaba todos los días, a veces con una sonrisa, a veces con los ojos llorosos. Hoy, mirar una foto del animalito que consideró hijo, le generó un angustia inmensa al corazón y dejó salir las lagrimas que había estado aguantando desde que desbloqueó la tablet.

Lo extrañaba, claro que lo extrañaba, anhelaba poder volver a abrazarlo, sin embargo, él ya no estaba y debía de acostumbrarse a eso.

Se limpió las lagrimas y sonrió nostálgica, tocó la primera aplicación que se le cruzó por el camino y observó cada uno de los bocetos que tenía sin terminar, así que tomó la iniciativa de terminarlos, el lápiz se deslizaba con facilidad, aún estaba sorprendida de recordar las herramientas para cambiar lienzos, pinceles y más. Terminó de utilizar la tablet cuando está le advirtió de la poca batería. Aún tenía que terminar su boceto, le faltaba colorear. Dejó descansar el móvil y se recostó sobre la cama. ¿Era buen momento para almorzar? Nah.

Dio vueltas sobre el colchón y no supo cuando o como, lo último que vió antes de dormirse profundamente, fue la figura de una persona en la entrada de su habitación.

Heal | jjkk ;; lsmn ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora