Capítulo 2
Bienvenido sean los Bolton
2025. Actualidad. 14 de octubre.
—¡Zoey, los Bolton están aquí!
Cierro el viejo cuaderno con estrépito, abro el primer cajón del escritorio y lo escondo al fondo, bajo los apuntes de la universidad.
Mierda, mierda y más mierda.
Procedo a apagar la pantalla de la computadora y deslizo la silla giratoria hacia la puerta de la habitación para entornarla.
—¡Ahí voy! —respondo a los gritos de mamá.
—¡Ahora, Zoey! —el eco de su voz me congela la piel—. ¡No me hagas repetirlo!
—¡Dije que ahí voy!
Arrastro la silla de nuevo hacia la computadora justo cuando Keller se levanta de la cama y se apega a la ventana abierta de par en par. Corre las cortinas a un lado y se apoya sobre el marco para echar una miradita hacia abajo.
—¿Quiénes son los Bolton? —pregunta curioso.
El viento caluroso de la noche le corre el flequillo a un lado.
—Amigos de mi padre.
—Tu padre tiene muchos amigos, amor—recuerda. Sí, papá tiene demasiados amigos para mi gusto—. Es la primera vez que escucho sobre ellos.
Abro el placar y enseguida rebusco entre los cajones de remeras para reemplazar la que tengo puesta por una limpia. Opto por una musculosa blanca, son cómodas y frescas, no tendré que luchar con ella debido al calor tortuoso del verano. Me deshago de la que visto, manchada con jugo de frutilla para bebés.
—Vivían cerca de casa—no sé por qué me pone nerviosa hablar sobre ello—. Su hijo iba al instituto conmigo, no hablábamos mucho.
—¿Y por qué estás tan preocupada? No es que no sean completos desconocidos.
—No me molesta, es solo que...—la remera se atora cuando estoy por sacarla. Intento tomarla del borde, aunque el cabello se interpone—. Ayúdame, ¿quieres?
Escucho sus pasos repiquetear por las tablas del suelo y enseguida toma la labor de quitarme la remera atascada. Me aparta el cabello del rostro y desliza las manos sobre mis hombros.
—Es solo que es raro verlos. Han sido vecinos mucho tiempo y que yo recuerde jamás han cruzado ni siquiera un hola o un chau.
—La gente cambia—deposita un beso sobre mis labios con total dulzura. ¿Qué le sucede hoy? Está demasiado meloso—. Anímate, será divertido pasar las vacaciones con alguien más y no solo con tus padres—levanta las manos al darse cuenta de lo que ha dicho—. No digo que sean aburridos, pero...ya me entiendes.
—Sí, a mí tampoco me agrada la idea de estar aquí.
Toma la musculosa nueva por mí y yo alzo los brazos para que me vista. Todavía llevo puesto el bikini, dado que cuidamos a Theo toda la tarde. Mamá se encargó de las compras del mes y papá al fin terminó de diseñar esos planos que tanto le sacaron canas verdes.
—Me toma por sorpresa el que papá no me haya dicho que vendrían. No esperaba que fueran tan...unidos.
Baja la musculosa sobre mi abdomen y acomoda los breteles sobre mis hombros. Me ato el cabello en un rodete, no tengo tiempo para peinarlo.
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La lista roja de Zoey Liderman
Teen FictionZoey pasó la adolescencia obsesionada de su compañero de instituto, Will Bolton. No hacía otra cosa más que pensar en él y en sus hermosos ojos ambarinos, así que decidió plasmarlo en papel y escribió una historia con Will. Solo que hubo un problema...