Los Pensamientos Intrusivos

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A veces, cuando todo parece tranquilo a mi alrededor, mi mente decide abrir una puerta que yo nunca pedí abrir. Los pensamientos intrusivos aparecen de repente, sin previo aviso, sin pedir permiso, y lo peor es que no hay forma de prepararse para ellos. Han estado conmigo durante aproximadamente dos años, aunque, sinceramente, creo que han sido más. Su presencia es como una sombra que, sin importar cuánto intente ignorar, sigue allí, acechando, esperando el momento perfecto para invadir mi mente.

 Su presencia es como una sombra que, sin importar cuánto intente ignorar, sigue allí, acechando, esperando el momento perfecto para invadir mi mente

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No puedo decir con certeza qué los desencadena. Simplemente están ahí, apareciendo en los momentos menos esperados. Lo peor de estos pensamientos es lo aterradores que pueden llegar a ser. No son pensamientos comunes o inofensivos, son aquellos que desearía que jamás se hicieran realidad, y esa posibilidad, aunque racionalmente sé que es remota, me llena de miedo. Mi mente me muestra escenarios oscuros, como si disfrutara planteándome situaciones que me resultan imposibles de soportar. ¿Qué pasaría si perdiera a alguien que amo? ¿Qué pasaría si lo peor que imagino realmente sucediera?

Hay momentos en los que los pensamientos intrusivos son más intensos que otros. He notado que, cuando me separo de mi familia, especialmente en la noche o durante viajes largos, mi mente se sumerge en una espiral de "y si...". En esos momentos, los pensamientos oscuros parecen multiplicarse. Me invade la angustia. Me inunda la sensación de que algo malo podría suceder, y aunque trato de convencerme de que no es así, es difícil acallar esas voces que me susurran al oído. Es como si la distancia y la soledad amplificaran esos miedos, haciendo que mi cabeza se llene de posibilidades terribles que no puedo controlar.

 Es como si la distancia y la soledad amplificaran esos miedos, haciendo que mi cabeza se llene de posibilidades terribles que no puedo controlar

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La intensidad de esos pensamientos a veces llega a un punto en el que se vuelve física. No es solo un mal pensamiento pasajero que puedes desechar. A veces siento una presión en el pecho, un pequeño dolor que surge de la ansiedad que me provocan. Es como si el cuerpo reaccionara al pánico interno que provocan esos pensamientos, como si mi corazón sintiera el mismo miedo que mi mente.

Hasta ahora, no he encontrado una forma efectiva de detenerlos. No es algo que se pueda apagar como si fuera un interruptor. Simplemente están allí, girando y girando en mi cabeza. Lo único que puedo hacer es decirme a mí misma: "Ojalá nada de esto suceda". Pero aunque lo piense, aunque trate de racionalizarlo, los pensamientos persisten, como si fueran inmunes a cualquier intento de calmarlos. Es frustrante, y a veces agotador, lidiar con esta constante batalla interna.

No he compartido estas experiencias con nadie. Me guardo todo para mí misma, porque hablar de ello sería admitir que no tengo el control, y eso es algo que me cuesta aceptar. Además, temo que nadie realmente lo entendería. Es difícil explicar cómo es tener una mente que, en los momentos más tranquilos, decide desatar tormentas. Así que, en lugar de buscar apoyo, prefiero quedarme en silencio, esperando que, de alguna forma, los pensamientos intrusivos se calmen por sí solos.

Lo más preocupante de todo es que, en ocasiones, siento que estos pensamientos intrusivos son incluso más fuertes que mi tendencia a la ensoñación excesiva

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Lo más preocupante de todo es que, en ocasiones, siento que estos pensamientos intrusivos son incluso más fuertes que mi tendencia a la ensoñación excesiva. Cuando me sumerjo en esos sueños diurnos, puedo perderme en ellos, pero cuando los pensamientos intrusivos aparecen, es diferente. Esos pensamientos no me ofrecen escapatoria; no son agradables ni reconfortantes. Me recuerdan a lo peor que podría pasar, a todos los miedos que trato de ocultar, y eso me asusta. Siento que pierdo el control sobre mi propia mente, y ese es el tipo de miedo que me acompaña día tras día.

A pesar de todo, sigo buscando maneras de sobrellevar estos pensamientos, aunque todavía no he encontrado una solución definitiva. Pero sé que reconocerlos es el primer paso para enfrentarlos. Aunque sea en silencio, en mi interior, sé que esta lucha es parte de mi historia, parte de mi vida, y algún día encontraré la manera de convivir con ellos sin que me dominen por completo.

 Aunque sea en silencio, en mi interior, sé que esta lucha es parte de mi historia, parte de mi vida, y algún día encontraré la manera de convivir con ellos sin que me dominen por completo

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⏰ Última actualización: Oct 03 ⏰

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