Dos Tontos en el cuartel

Dedicado a:

Para A.G.

Nunca imaginé que podríamos ser algo más que desconocidos hablando en un chat, pero la vida nos regaló un amor inesperado. Fue breve, sí, pero intenso, como una llama de fuego que ilumina nuestro oscuro infierno por un instante. Recuerdo las risas robadas en momentos de calma y los silencios cargados de complicidad. También recuerdo el dolor de entender que, a pesar de todo lo que creíamos que éramos, no fuimos más que ceniza, que con él viento se llevó todo lo que alguna vez sentimos.

Este libro, en gran parte, está escrito desde ese espacio de lo que pudo haber sido y no fue, de las palabras que nunca dijimos, de las promesas que la realidad de nuestra naturaleza no permitió cumplir. Agradezco cada segundo que compartimos, cada susurro en la madrugada, y aunque nuestro amor no durara, sé que dejó una huella imborrable en mi.

El tiempo sigue su curso, pero lo que vivimos juntos siempre será parte de mí. Tal vez no fue eterno, pero mientras duro, fue todo.

—J.A.