Zoe Torres, una atractiva abogada de familia y socia de un prestigioso bufete, ha encontrado la paz tras un tormentoso divorcio. Sin embargo, su mundo se tambalea cuando conoce inesperadamente a Lydia Vega, una hermosa abogada que ha decidido mudars...
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Capítulo 2
Zoe se ofreció a llevar a Lydia a la firma. En menos de dos minutos llegaron, y con rapidez Zoe ayudó a bajar a Lydia del auto. Ella se lo agradeció y ambas caminaron juntas hacia la firma, la tensión del reciente incidente aún palpable en el aire. Zoe no podía evitar sentirse intrigada por esta joven que había irrumpido en su vida de manera tan dramática.
—Entonces, ¿cómo llegaste a la ciudad?— preguntó Zoe, intentando romper el hielo.
—Bueno, siempre quise vivir aquí, la ciudad es simplemente hermosa— respondió Lydia con una sonrisa— Además, necesitaba un cambio de aires.
—Te entiendo perfectamente. A veces, un cambio es justo lo que necesitamos.
Zoe suspiró, pensando que por fin había cerrado un capítulo de su vida.
Llegaron a la entrada del bufete y Zoe sostuvo la puerta para que Lydia pasara. Al entrar, fueron recibidas por la mirada curiosa de los empleados, especialmente de María, la secretaria de Zoe.
—Licenciada Torres— saludó María— ¿Y su acompañante?
—María. Ella es Lydia Vega.
—Hola, señorita.
—Un gusto, María— saludó Lydia con amabilidad.
—Lydia, ella es Maria mi secretaria.
Zoe notó los nervios de Lydia.
—María, la señorita Vega tiene una entrevista para la vacante de derecho familiar— respondió Zoe con una sonrisa.
La joven asintió con la cabeza, acordándose de que ella era la abogada que tenía que haber llegado hace una hora para la entrevista.
—Ah, sí, la están esperando. Bienvenida, Lydia— dijo María amablemente— Licenciada, en su oficina está el abogado López.
Zoe borró su sonrisa al escuchar quién la esperaba. Era el abogado del marido de su clienta.
—¿Será que puedes llevarla?
—Sí, Licenciada— dijo la secretaria con una sonrisa— Por favor, acompáñame, le llevaré a la sala.
—Gracias, Licenciada.
Zoe soltó una risa.
—Con que solo me digas Zoe está bien.
—Gracias, Zoe— dijo Lydia, mirando a Zoe con gratitud antes de seguir a María.
Zoe observó cómo Lydia se alejaba, sintiendo una extraña mezcla de emociones. Decidió que era mejor concentrarse en su trabajo y se dirigió a su oficina. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la conexión que había sentido con Lydia.
Mientras tanto, en la sala de espera, Lydia intentaba calmar sus nervios. Sabía que esta entrevista era crucial para su futuro en Inglaterra. María le ofreció un vaso de agua y le sonrió con amabilidad.
